sábado, 8 de diciembre de 2007

IMÁGENES DE ANGOLA

IMÁGENES DE ANGOLA

(Apuntes de mi libreta)

Fernando Pinto Cebrián


En mi libreta de viajes recogía y atesoraba mis impresiones, las esencias descubiertas, los olores, sabores, colores, imágenes, paisajes, sonidos, músicas..., de aquel mundo en el que residí, de aquella "otredad", entorno vital del "otro" africano angoleño, como lo definía Kapuscinski, con el objeto de lograr vivir, no entre los "otros", sino, aprendiendo de ellos, vivir con los "otros" en su "otredad"...

Junto a frases cortas, etiquetas pegadas, algunas fotos..., también aparecen algunos espontáneos y rápidos esbozos (entre ellos los reproducidos) que hoy me llenan de "saudade"...

1.- "MUXITU" (Selva)
2.- "SANZALA" (Poblado)
3.- "SANZALA LWIMBI" (Poblado "Lwimbi")4.- "MUXINDA" (Escarabajo)
5.- "KAJÚ" (Nuez y fruta de "cajú")
6.- "Mukangilas" (Máscaras)

viernes, 30 de noviembre de 2007

ANOTACIONES SOBRE EL FENÓMENO GUERRILLERO EN LA PROVINCIA DE BURGOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814) (I.- Antes de la invasión francesa)


ANOTACIONES SOBRE EL FENÓMENO GUERRILLERO EN LA PROVINCIA DE BURGOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814)

(I.- Antes de la invasión francesa)

(Artículo DB, Especial Domingo)

Fernando Pinto Cebrián


Las pretensiones de este trabajo, meras anotaciones, no son las de hacer unos resúmenes biográficos de aquellos que, como guerrilleros, burgaleses o no, tomaron estas tierras como teatro de sus acciones militares, colaborando en la creación de tales términos. Tratará tan solo de resaltar la participación de la provincia de Burgos, con sus pueblos, sus hombres…, en el “guerrillerismo” español de la Guerra de Independencia.
De acuerdo con ello, formará cuerpo más abundante cuanto se refiera a la misma, quedando en olvido intencionado el resto de detalles. No se persigue señalar como más importante o de más valor la parte burgalesa. Lo que ocurre es que, siguiendo el título, se busca, a propósito, el aspecto local de la guerrilla.
Este planteamiento nos llevará a considerar que, entre los guerrilleros elegidos: Juan Martín Díez (“El Empecinado”), Jerónimo Merino y Cob (“El Cura Merino”), Francisco Longa Abecia y otros más, Merino cobra especial relieve y representatividad en ese aspecto local citado. Aspecto cotejado, de alguna forma, con el recuerdo admirativo de los habitantes actuales de muchas de las zonas de la provincia de Burgos que oyeron de su lucha contra el francés.
Los motivos que han pesado para la selección de los mismos ha sido: en primer lugar su sobrado renombre histórico, en segundo, el constituir, con sus partidas y grupos de guerrilla, los “candados” más eficaces en el bloqueo y dificultad de uso para los franceses del importante nudo de comunicaciones que Burgos constituía, y en tercer y último lugar, por su relación, de una forma u otra, con el área geográfica burgalesa durante su periodo guerrillero.

ANTES DE LA INVASIÓN FRANCESA (El entorno social)
Casi todos los futuros guerrilleros de este conflicto se formaron en el siglo XVIII y entraron en el XIX con el grado de madurez suficiente como para ser elementos activos en el mismo.
Su esquema mental y de vida, alterado en tal confrontación, se corresponde, por lo tanto, con aquel de los hombres de finales del XVIII. Esquema dependiente, con sus diferencias, del lugar que ocuparan en la escala social de la época; escala aún formada por los estamentos clásicos de nobleza, clero, pequeña burguesía y estado llano, contando por supuesto con un Rey absoluto sobre todos ellos.
De todas formas, dichas diferencias no eran tan marcadas como en tiempos anteriores, debido, entre otras causas, al nacimiento del discutido concepto de las posibilidades económicas.
Como consecuencia se observa que no sólo acceden a la Universidad lo nobles con respaldo de título sino también aquellos “nuevos ricos” con título de compra, y que la burguesía intermedia entre la nobleza y el estado llano da un fuerte impulso hacia adelante dentro de su entorno social.
Viven todos inmersos en una España más próspera en relación con el siglo anterior. Sin embargo, en el aspecto práctico cotidiano, los ingresos de cada cual siguen estando de acuerdo con el poder económico del puesto social ocupado. De todas formas, la prosperidad apuntada, se nota más en el escalón más bajo, donde ya no se encuentra miseria aunque si estrechez.
En este esquema, al margen de los aspectos económicos, las creencias tradicionales siguieron vigentes: el respeto a la monarquía (la figura del Rey era la representación del ser y sentir español), a la Iglesia y a las antiguas tradiciones y costumbres. Vigencia que no tenía el carácter tan radical, sobre todo en los estamentos más altos, de comienzos de siglo, sobre todo en lo que se refiere a la Iglesia y las viejas costumbres.
La cultura de algunos hizo sus mentes permeables a las ideas europeas del momento y, como consecuencia, nació, normalmente en las clases más elevadas, el estereotipo del “afrancesado” con su escepticismo religioso, la huida de lo tradicional,…, mientras que el pueblo llano siguió inamovible y mirando con desprecio a las innovaciones venidas del extranjero.
Vivían también dentro del quehacer de la monarquía borbónica, conociendo, por tanto, los resultados del trabajo y desvelos de Carlos III por Burgos (4 de mayo de 1786: fundación de la Academia del Consulado, 12 de junio de 1787: carretera de Burgos a Vitoria, 5 de mayo de 1788: nace a la vida el paseo del Espolón,…), la inestable política de Carlos IV y de su hijo, el futuro Fernando VII.
Siendo nuestros guerrilleros unos críos, se redactaron los Decretos por los que el trabajo no hacía perder la hidalguía y los señores tenían prohibido expulsar al arrendatario de sus tierras, se desarrolló la reforma agraria entre 1785 y 1789, la reforma social y la libertad de comercio de 1770 a 1782,… En sus días nació la bandera roja y gualda (1785, para la Marina española), la Marcha Real,…, y será de notar el crecimiento demográfico. En resumen, una España de muchas transformaciones.
Asimismo fueron espectadores de la aparición de diferentes grupos ideológicos: conservadores, tradicionales, cristianos ilustrados, revolucionarios extranjerizantes, separados por sus diferentes posturas ante la infiltración e importación de ideas, pero unidos luego ante la presión del francés.
Burgos no permaneció ajeno a tales cambios e inició un lento despegue dentro del contexto de la naciente prosperidad nacional. De todas formas, nada fue espectacular y la guerra contra los franceses congeló todo intento de desarrollo dejándolo para el futuro.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

NAVIDADES CON SABOR TROPICAL


NAVIDADES CON SABOR TROPICAL

(Artículo en Burgense DB)

Fernando Pinto Cebrián


Si no fuera por los anuncios de la televisión y de la radio, comerciales por supuesto, por la música y los adornos navideños en algunos centros comerciales y en algunas tiendas, no en exceso, y otros en las calles, nadie, por clima (primaveral) y actitud general (orientada más hacia el verano que se aproxima), acreditaría que los brasileños están acercándose las fiestas de “Natal” (Navidad).
Fiestas que, con menos carácter familiar aparente y continuidad de ambiente que aquellas de corte europeo, se ciñen como tales a los días “feriados” (festivos) de Nochebuena, Navidad y Nochevieja, olvidándose, en general, de la de Reyes (aquella de Epifanía).
Así no hay una unidad secuencial, salvo excepciones, respecto al nacimiento del “Menino” (Niño) Dios. Falta que permite que algunos brasileños digan “ja nao se fazem mais Natais como antigamente” (ya no son las Navidades como antes).
El “Papai” (Papá) Noel, que “aparece” públicamente a primeros de Diciembre (aunque se le anuncia con antelación consumista) para “abrir” la Navidad, es entonces la figura principal de tales festividades.
Acompañado de los clásicos renos, de gnomos y de hadas en mágico cortejo y con una gran carga de regalos, se muestra al público pintado, recreado en muñecos, o en vivo, en todos aquellos lugares donde se busca combinar con habilidad el tradicional sentimiento de esas fechas con la inducción al consumismo.
Figura que, aunque por importación haya sido inicialmente rodeada de bellos paisajes nórdicos llenos de nieve, abetos,…, Brasil tardó relativamente poco en romper aquel ambiente tradicional y adaptarla a su realidad física y mental, dotándola de ropas veraniegas, paisajes playeros, palmeras,… (en algunas regiones brasileñas, en época de lluvias, habría que añadir chubasquero y paraguas).
Figura que, y esto era de esperar en un país donde la mujer tiene una gran presencia vital, es acompañada (asunto no general) por su oponente: “Mamai” (Mamá) Noel, en ocasiones bastante sugerente y comprometedora en ciertas representaciones.
A pesar de todo y aunque en minoría, también podemos encontrar el “Presepio” (Pesebre) del Portal de Belén, ya sea por tradición cristiana o por puro motivo ornamental, pero, lamentablemente para el oído acostumbrado, aislado de los villancicos a nuestro estilo (son desconocidos como tales).
Así las cosas, con tal contraste visual-ambiental, no resulta fácil al extranjero recuperar “in situ” aquel hechizo especial de la Navidad, vivido y sentido desde pequeño.
Sin embargo, y fuera de toda crítica nacida de cualquier absurda comparación, las Navidades con sabor tropical no dejan de ser por ello Navidades.
Además, valga la experiencia para recordarnos que el “clima” navideño ha de estar siempre en nosotros por encima del circunstancial que nos rodea.

¡Feliz Navidad! Para todos mis amigos residentes en Brasil y por extensión a todos los brasileños.

lunes, 12 de noviembre de 2007

SOBRE SABIDILLOS, SABIDOS, SABIONDOS, SABELOTODOS, ENTERADOS, ENTENDIDOS, CONOCEDORES, ESPECIALISTAS, EXPERTOS, DOCTOS Y SABIOS

SOBRE SABIDILLOS, SABIDOS, SABIONDOS, SABELOTODOS, ENTERADOS, ENTENDIDOS, CONOCEDORES, ESPECIALISTAS, EXPERTOS, DOCTOS Y SABIOS

(Puntualizaciones críticas en relación con la información y el terrorismo)

Fernando Pinto Cebrián


No hace falta apuntar que para hablar de algo con rigor y credibilidad se precisa estar previamente bien informado del asunto con datos fiables y contrastados.
Asimismo no hace falta decir que en un mundo como el actual, en el que la información (y la posible desinformación) sobre cualquier tema surge y fluye a cada segundo a gran velocidad, las opiniones de “sabidos”, “sabidillos”, “sabelotodos”, “enterados”, “entendidos”, y etcétera hasta “doctos” y “sabios” (a estos los dejaremos fuera por la dificultad en encontrarlos), desde posiciones múltiples (inocentes, manipuladas, intoxicadas,…), están a la orden del día formando parte del general y ya necesario caos informativo.
Tampoco hace falta apuntar que, aunque todos ellos tengan derecho incuestionable a opinar, los receptores de sus voces, desde el nivel de sus conocimientos y sin caer en el relativismo, también tienen el derecho a eludir aquellas opiniones que les parezcan débiles y/o inoportunas.
Por otra parte, si bien todos los apelativos apuntados tienen alguna relación sinónima o puntos en común en cuanto al nivel de conocimiento y aplicación de una materia determinada, hemos de considerar que hay diferencias notables en cuanto al grado y modo de acercamiento, de estudio y de análisis, a la información y a su empleo práctico, tanto en el tiempo como en el espacio
En resumen, unos saben más (estudian y analizan más desde una base intelectual más o menos fuerte) y otros menos (estudian y analizan menos, en ocasiones sólo pasan por una lectura rápida).
No hace falta ninguna consideración más al respecto: el “sabidillo” sabe menos que el “sabio”, el “especialista” se aplica menos que el “experto”, etc. Y esto ocurre en todos los campos del conocimiento humano.
Además, por desgracia, según el momento, no dejan de aparecer “falsos profetas”, oportunistas de la opinión (políticos, académicos,…, y asimilados) que con el tiempo, sin mas experiencia que la obtenida “copiando y recortando” aquí y allá, se alzan con la “voz cantante” (una de entre otras) en algunos temas concretos.
Cierto es que, en los niveles más serios, hay “especialistas”, “expertos” “doctos” y “sabios” de verdad, sin embargo hay que saber distinguirlos bien de los “falsos y sus falsetes”, tanto en su beneficio como en el nuestro.

***

Si lo expuesto lo dirigimos al caso particular del terrorismo, nacional e internacional, la necesidad de puntualizaciones se acentúa.
Y ello, en primer lugar, en atención a que la opinión del “sabidillo”, del “sabido”, del “sabelotodo”, del “enterado”, e incluso la del “entendido” y del “conocedor”, aunque en algún momento (raro) pueda ser tenida en cuenta por la suerte de un acierto, en general no “mueve molino” en cuanto a la acción informativa y ejecutiva contra del terrorismo (la realidad para la resolución del problema).
Es más, en algún caso, según el nivel de “prestigio” del opinante, se pueden originar, si no se toman medidas a tiempo en la dirección de la lucha contra el terrorismo, falsas concepciones, bulos, intoxicaciones,..., que pudieran hacer daño a las líneas de acción correctas.
Si en asuntos de terrorismo el conocimiento histórico-geográfico, temporal y espacial del fenómeno, es necesario como base para el alcance lo más correcto posible de las situaciones actuales, es de necesidad reconocer la importancia de ciertos, “especialistas” y “expertos” TEÓRICOS en tales asuntos.
Es así en tanto que, apoyándose en informaciones rigurosas ya asentadas, permiten la búsqueda de “modelos” útiles por y para los auténticos “especialistas” o “expertos”, los TEÓRICO-PRÁCTICOS en el tema, para su empleo en el presente.
“Especialistas” o “expertos” TEÓRICOS del proceso terrorista que, por dependientes de la fiabilidad de lo ya escrito (fuentes bibliográficas y /o documentales en su caso), han de tener mucho cuidado al hablar ex cátedra en conferencias, seminarios, cursos, debates y entrevistas en m.c.s, ya que, muchos de ellos, no han visto más que un terrorista en foto, han conocido sus ideas a través de periódicos y de textos de otros “expertos” también teóricos, poco alcanzan de su religión, nada en muchos casos de su lengua, no han conocido en tiempo y forma, salvo excepciones, su país, y un largo etcétera.
Este tipo de “especialistas” o de “expertos”, saben generalmente más que los oyentes pero no se pueden valer de su desconocimiento para “colocar” ideas de dudosa valía.
Pueden haber empleado “toda una vida” al estudio del fenómeno terrorista y aportado su “docta” opinión al respecto, pero no por ello pasan de ser “especialistas” o “expertos” de sus Teorías o Filosofías, es decir del estudio y análisis de su origen, de la complejidad de sus causas y de los principios generales, muy generales, de su aplicación ejecutiva (las acciones terroristas).
Algo ciertamente muy importante para entender el armazón del problema terrorista pero no decisivo para acabar con el mismo.
Ello por cuanto los TEÓRICOS siempre están “cojos” en cuanto a información (inmediata, veraz y contrastada) del tema ya que no son partícipes directos (si no han sido integrados en ella) de la lucha contra el terrorismo y por lo tanto no son “adquisidores” de información, ni creadores de “inteligencia” cumpliendo misiones y objetivos marcados por el interés nacional.
Y, por tanto, algunos (recalcando la cantidad) deberían ser muy conscientes, con humildad, de sus limitaciones, que deberían incluso manifestar abiertamente, en lugar de situarse en la soberbia y la prepotencia intelectual, y dejar el puesto a los realmente “especialistas” y “expertos”, los TEÓRICO-PRÁCTICOS.
Aquellos que forman parte de los grupos que diariamente, durante toda una vida, trabajan el tema para combatirlo y erradicarlo, aquellos que sin aparecer en los m.c.s, por razones obvias de seguridad, como sólo lo hacen los TEÓRICOS, incluso aportan datos (se entiende que oficialmente) a alguno de éstos para el mejor avance de su “trabajo”.
Ambos son en algún momento complementarios, pero pensemos, si los segundos, con todo su conocimiento, no terminan, de momento, con el problema aunque lo minimicen, ¿qué posibilidades tienen los primeros con sólo sus lecturas y análisis académicos?

viernes, 9 de noviembre de 2007

INTRODUCCIÓN A "LOS CONFLICTOS BÉLICOS Y EL FENÓMENO URBANO (EL "FACTOR MILITAR")"



INTRODUCCIÓN A “LOS CONFLICTOS BÉLICOS Y EL FENÓMENO URBANO (EL “FACTOR MILITAR”)

Fernando Pinto Cebrián


Ya es aceptado unánimemente que el espacio urbano, y aquel circundante bajo su influencia, constituyen parte del espacio geográfico global o total.
Que tal espacio es un “accidente artificial” (fragmento del “paisaje” geográfico cultural), humano (se habla de “humanización” del paisaje), con dinámica de vida propia y ajustada, en cuanto posible, a sus habitantes dentro de un juego de necesidades y posibilidades. Expresión visible, como nos dice F. Ratzel, de la actividad de los grupos humanos (“organismos que crecen y se multiplican tendiendo a expandirse…”), puesto que con dicha actividad se transforma la fisonomía de los lugares a través de todo tipo de obras materiales, entre ellas las propias de las poblaciones.
El hombre se presenta así como “agente “geográfico.
En ese camino hacia la “emancipación” del hombre de las condiciones físicas por medio de las sucesivas adaptaciones del hábitat (aunque “inconscientemente se crean otras nuevas dependencias y nacen así sucesivas acomodaciones), son varios los “factores” que se suelen citar, con diferente orden de prioridad (en ocasiones real y en otras subjetivado por interpretaciones actuales), como impulsores de los orígenes o de las modificaciones de las diferentes realidades urbanas: factores religiosos, “militares”, políticos, económicos, sociales…; ninguno de ellos generalmente aislado (puede “faltar” alguno, pero el resto siempre se manifiesta, en mayor o menor grado en interrelación).
Atendiendo a la existencia analítica de esos factores, en el presente trabajo se abordará individualmente, pero sin perder lógicamente de vista la influencia de sus posibles contactos con los otros, el “factor militar”, uno de los más olvidados y menos estudiados en profundidad por la generalidad de los geógrafos.
“Factor militar” que ligará también, de alguna manera, a la ciudad con el territorio que la rodea (nos será válido entonces el término de “aglomeraciones” urbanas: “conjunto formado por un centro urbano principal y las unidades urbanas adyacentes dependientes de él”), además del utilizado como soporte de la misma, y que también interviene en las relaciones entre ciudades.
Fuera de esta línea, en parte, es preciso acudir a algunas Geografías “Militares” para encontrar que, de forma general o particular según los casos, se habla de las ciudades en cuanto a su valor e importancia militar por determinadas facetas prioritarias: políticas, económicas, tácticas, estratégicas, logísticas…; comentarios, estudios…, que, posteriormente, son relacionados con un concreto grado de aplicación de fuerzas para su control, defensa o ataque.
Por otro lado, también es preciso tener en cuenta que el contenido y la interpretación del título “factor militar”, en relación con el origen y evolución de las ciudades y aglomeraciones, tiene, lógicamente, diferente sentido a través de los tiempos. Diferencias provocadas porque las causas origen: enemigo interno o externo, y los efectos: destrucciones parciales o totales, rendiciones por ocupación, sometimiento…, son en cada tiempo diferentes por motivos obvios: distintas concepciones en cuanto a la medida del espacio y del tiempo, a la tecnología aplicada a la construcción militar, a las armas… Así, se iniciará un camino que nace de la intuición primigenia, con la simple procura de la seguridad física (defensa tanto de los humano como de lo animal), donde lo “militar” organizado no estaba ni siquiera esbozado, que pasará luego por la defensa ya estudiada (ante un ataque también militarmente estudiado), y que llegará finalmente a las concepciones actuales en generalización, ya empleadas o consecuencia de los últimos conflictos imaginando los futuros.
Concepciones que tratan siempre de impedir la destrucción física (o su derrumbe moral en otros casos) de la ciudad o aglomeración mediante la figura de “ciudad abierta”, o que buscan la seguridad del elemento humano mediante la construcción de refugios de todo tipo, el desarrollo de procesos de evacuación, etc.
Se hablará, pues, de acuerdo con lo expresado, dentro de la relación entre vulnerabilidad y seguridad interna y externa de las ciudades y aglomeraciones (posibilidades de ataque y necesidades de defensa), bajo nombres definidos en concreto dentro de los conflictos bélicos de carácter eminentemente militar (en diferentes ambientes: convencional, nuclear, regular, irregular…).
Siempre considerando a las ciudades y aglomeraciones como parte integrante del campo de batalla (real o potencial), “soporte” geográfico de la guerra, o como campo de batalla en sí mismas.
Aspectos que provocaron, y provocarán aún, formas especiales de control, ataque o defensa recogidas como tales en las doctrinas militares de muchos países: “Casos particulares de la batalla: combate en localidades”, “Operaciones en áreas edificadas”…, aspectos que, a su vez, ya influyeron e influyen ahora de alguna manera, directa o indirectamente, sobre las estructuras urbanas (los restos históricos en ellas, dentro de la arquitectura “militar”, o su influencia en la civil, son abundantes ejemplos).
Influencias que nos deberían empujar a sentir la necesidad de un conocimiento y de una interpretación cada vez más correcta y completa de la información geográfica y cartográfica, de todos los tipos, sobre las ciudades y aglomeraciones, dentro de los ámbitos de la Defensa y Fuerzas Armadas (FAS), ante la posibilidad de conflictos de cualquier clase, dentro o fuera de ellas, y la consideración de un crecimiento cada vez mayor de la urbanización de las zonas rurales y ya desorbitado de algunas ciudades actuales (crecimiento en progresión geométrica, con intervención de la teoría combinatoria jugando con los factores ya señalados, y no aritmética). Crecimiento que fuerza ineludiblemente, a que el campo de batalla hasta ahora “habitual” tenga cada vez más en presencia una parte urbana importante en relación con el espacio denominado rural (fenómeno de crecimiento que ya fue definido por Toynbee como la “guerra” de las ciudades contra el ambiente rural).
En este sentido se afirma que dentro de aproximadamente unos 103 años, hacia el 2110, el tamaño del volumen urbano será previsiblemente el doble del actual, unos 10.500 millones de personas (algunos analistas son menos pesimistas hablando de “involución” demográfica en atención a un posible descenso de la natalidad al compás del desarrollo-progreso). De todas formas, aunque halla que contar, con el crecimiento aludido, y, por lo tanto, con la aparición de nuevas ciudades, la ampliación de las ya existentes, la urbanización del campo con aumento del tamaño de las localidades actuales y la aparición de nuevas localidades rurales, teóricamente no será igual en todas las partes del mundo (América: SW y E, África, Asia: SW y E, y URSS, según algunos analistas de finales del XX, serán los países que presentarán un mayor crecimiento).
Por eso, ante tales cambios, se hace urgente pensar sobre las ciudades y aglomeraciones y los conflictos bélicos desde atrás en el tiempo hasta hoy para intentar vislumbrar e imaginar el futuro (evitando quedar detenidos en el tiempo mental actual), e intentar también detectar cual será el concepto urbano en ese tiempo y su relación con el “factor militar” que le corresponda, al objeto de tratar de evitar, y si no es posible al menos minimizar, los resultados-efectos de cualquier tipo de los segundos sobre los primeros.
Lógicamente, para entender bien ese “factor militar” al que nos referimos (algo más concreto en el cuadro), nos será necesario recorrer la Historia, en la medida de lo posible, muy esquemáticamente atendiendo a las limitaciones inherentes a los objetivos de este trabajo, tratando de determinar algunos aspectos del contenido propio de dicho “factor” en cada época (para algunos hoy, “geofactor”, al comenzar a afectar ya, genéricamente, a todo el planeta), así como su evolución o aspectos de permanencia.
Asimismo se ha de tener en cuenta que, siendo muchas las definiciones existentes sobre lo que es una ciudad y una aglomeración al relacionar dentro de ellas diferentes parámetros: espacio, tiempo, número de habitantes, sentimiento común, funciones…, en ocasiones en dirección única según caminos intelectuales subjetivos, y que podemos confundir, con esquemas simplistas, el objetivo buscado, no se plantearán aquí las mismas, ya que, generalmente, poco sirven para la búsqueda de las razones del origen y de la evolución de las ciudades y las aglomeraciones, y en especial, para determinar el grado de incidencia del “factor militar” en tal comienzo y posterior desarrollo.
Por último, resaltamos que el “factor militar” a que aquí nos referimos no debe confundirse con aquél del mismo nombre dentro de un Estudio Geográfico “Militar”, relacionado éste con la “definición” de las FAS (Tierra , Mar y Aire) de un posible enemigo potencial, sus capacidades y sus vulnerabilidades…
Nuestro “factor militar” está fuera, en cierta medida, de aquellos aspectos no militares, cualesquiera que fueran, que influyeron en la constitución de una ciudad, la construcción de alguna de sus partes, en sus modificaciones… o que influyeron en la aglomeración de la que forma parte, en su caso. Trata de estar ligado más a aquellos otros que, sin olvidar la Historia, orientan los análisis hacia una Geografía Humana-Urbana “Militar” (una especie de análisis funcional: “función militar” de las ciudades y/o función de las ciudades dentro de lo militar) y que nos hará pensar sobre la necesidad, como ya se advirtió, de una mayor profundidad, en la actualidad, en tales estudios, o bien de precisar si haría falta una Geografía Urbana “Militar” aislada o dependiente de los estudios ya conocidos de Geografía “Militar”.

lunes, 29 de octubre de 2007

EL "YIHAD" Y ESPAÑA

EL “YIHAD” Y ESPAÑA

(Esquema inicial para un análisis en profundidad)

Fernando Pinto Cebrián


- La NOTICIA última: “Célula “yihadista” desarticulada en Burgos…” (25 de octubre de 2007).

- La PREGUNTA, que se hacen los teóricos, especialistas y expertos en terrorismo internacional tras el atentado del 11-M en Madrid y ahora con la desarticulación aludida: ¿por qué España está en el punto de mira del terrorismo “yihadista”?

- La RESPUESTA o RESPUESTAS:
En primer lugar las apuntadas por los expertos atendiendo a las razones generales que suelen citar los “yihadistas”:

. Por la “participación militar” española en la última Guerra del Golfo.
. Por el “belicismo” español contra los musulmanes, determinado con la presencia militar de España en sus países (Afganistán, Líbano,…)
. Por la “ocupación” española de Ceuta y Melilla.
. Por la “presencia” española en el Magreb” influyendo negativamente en los musulmanes de la región (concretamente en Marruecos); presencia que empuja a las acciones terroristas en Marruecos contra españoles.
. Por la “propaganda yihadista” en contra de España, que empuja a la actividad terrorista en su territorio, apoyándose en las razones anteriores y la histórica de “ocupación” del “Al-Andalus” (está última cubriendo cualquier fallo o limitación de otras propagandas más concretas y actuales).
. Por la colaboración internacional española en la lucha contra los “yihadistas” que implica relación con los enemigos de “su Islam” (los EEUU, Israel y aliados preferentemente).

Respuestas que, de una manera u otra, tratan justificar las acciones violentas en territorio español en la base a las “agresiones y humillaciones”, “históricas” y actuales, sufridas, según su opinión, por los musulmanes a manos españolas.

De todas formas, consideramos que hay más posibles respuestas a sumar en un segundo plano:

. La “venganza” por los “yihadistas” inmolados (“mártires” para ellos) el 11-M.
. La “réplica” a las “humillaciones” sufridas durante el juicio del 11-M.
. La constante actividad policial contra los “yihadistas” en España.

Y otras, de carácter más individual, en un tercero:

. El “convencimiento” interior de la necesidad de defender “su Islam” ante la existencia de una “agresión permanente” al mismo por parte occidental y, por ende, española.
. La “incapacidad” para integrar “su Islam” en el mundo actual generando frustraciones que le llevan a la solución violenta abandonando cualquier intento de comprensión de lo occidental o de integración en su mundo, de forma que cualquier tensión intercultural aparecida en el país que les acoge, en este caso España, es tomada como ataque a la comunidad musulmana por el mero hecho de ser musulmanes.

Seguramente se ha de contar con más respuestas, aquellas que cada uno de los terroristas “yihadistas”, particularmente, se dan a si mismos atendiendo a sus experiencias y situaciones personales en relación con España.

Respuestas todas que, en su adición (en la que el orden o prioridad de los sumandos-planos o su número no altera aquí el resultado), “aseguran” la convicción personal de los “yihadistas” en la existencia de una situación de “guerra contra su Islam” en territorio español y, por tanto, la necesidad de una respuesta “armada” en tal territorio.

Situación de “guerra” que, exacerbando su agresividad, coloca pues a España y sus intereses en el punto de mira de los terroristas “yihadistas”, preferentemente para los cercanos por razones obvias: el GICM -Grupo Islámico Combatiente Marroquí- y el GSPC –Grupo Salafista para la Predicación y el Combate-, pero sin descartar la posibilidad de acción de otros más lejanos.
Una "yihad", un terrorismo "yihadista" que, con sus "razones" propias, no precisa pues de la impulsión de los terroristas autóctonos, cuyas motivaciones les son ajenas, para actuar en territorio español.

sábado, 27 de octubre de 2007

LAS "CAPELINHAS" DE SAN MARTÍN


LAS “CAPELINHAS” DE SAN MARTÍN

(“Sentimientos de Lisboa”. Artículo Diario de Burgos. Burgense)

Fernando Pinto Cebrián



El “paladeo” de los nuevos vinos, acompañado del deleite de las primeras castañas asadas, inicia, en estas alturas del otoño portugués, el ritual de todos los años: se abre el camino hacia la fecha de máxima exaltación de tales productos, el 11 de noviembre, día de “Sao Martinho” (San Martín, el franciscano francés que partió su capa entre los pobres acosados por el frío), día de las “capelinhas” (capillitas) en su honor.
Día en el que se sigue tradicionalmente el dicho o refrán portugués de “pelo Sao Martinho vai a adega e prova o vinho” (para San Martín ve a la bodega y prueba el vino).
Dejando a un lado la fiesta religiosa, bastante abandonada por cierto (el templo ha dejado paso a la bodega ya que algunas Hermandades del Santo se constituyeron con los mayores aficionados al “trasiego” del lugar), la manifestación popular, también evolucionada (antes se comía en la Capilla del Santo y luego se sermoneaba desde dentro de una cuba de vino), se ha convertido principalmente en una explosión de alegría profana, tal vez necesaria ante la cercana llegada del triste invierno.
Así, en Lisboa, ese día, en muchos de sus barrios, se organizan bailes, músicas y puestos donde el vino nuevo (“jeropiga” y “agua-pé”, preparado con el bagazo de la uva al que se le añade agua para conseguir un vino “fraco”-flojo-) y el viejo se pueden degustar abundantemente para ahogar penas y afinar gargantas. Fiestas donde las castañas asadas de acompañamiento, antes prácticamente único, son ahora una vianda más de las múltiples que allí se presentan para “petiscar” (picar), para “aconchegar” (llenar, trabar) el estómago.
Finalizada la celebración quedará sólo como “resto” festivo, recordatorio durante un tiempo (hasta casi la primavera), la agradable posibilidad de degustar las castañas asadas a la venta en gran número de característicos tenderetes o puestos, fáciles de descubrir en diversos puntos “estratégicos” de las calles lisboetas.
Puestos, hoy estáticos, que sustituyen a los tradicionales vendedores ambulantes de “castañas” de otros tiempos, encargados de abrir el apetito a los viandantes al grito de “quentes e boas” (calientes y buenas). Puestos fijos, soporte de un asador pequeño, básicamente constituido por una especie de palangana, no muy grande, que acoge el fuego, una rejilla encima en la que se colocan las castañas y una especie de embudo metálico, adaptado a lo anterior, sirviendo de horno y de chimenea.
“Resto” festivo, las castañas, que desaparecidas las “capelinhas” del Santo, frías en su abandono, quedan ahí para calentar la “capilla” propia de cada uno, aquella del estómago y nuestro cuerpo a falta de un pedazo de capa que recibir para cubrirnos del relente.

domingo, 21 de octubre de 2007

LA DOBLEZ DE LOS AGENTES DOBLES (DIMES Y DIRETES)


LA “DOBLEZ” DE LOS “AGENTES DOBLES” (“DIMES Y DIRETES”)


Fernando Pinto Cebrián



Recientemente la prensa ha recogido la noticia: el Servicio Secreto español ha “levantado” a un ex “agente doble”…

Noticia que, sin entrar en concreciones absurdas, nos permite efectuar los siguientes Dimes y Diretes desde un punto de vista analítico general para todos los casos de “doblez”.

Veamos los DIMES:
La Inteligencia, la que sea, al servicio de cualquier organismo del Estado, el que fuere, tiene éxitos y fracasos.
Frecuentemente, de los primeros, salvo por necesidad de realzar su prestigio, se habla poco, unos por secretos en su ejecución y resultado, otros por evitar dar pistas al “enemigo”.
De los segundos tampoco mucho. Los responsables, interesados, si pueden, los ocultan, pero si no es posible saltan rápidamente a los tabloides.
Ejemplos múltiples podemos encontrar en nuestra historia contemporánea, sólo hay que revisar, con la reserva debida en cuanto a contenidos, las hemerotecas o solicitar datos a “Internet”.
En todo caso, en este tema, hay que tener en cuenta que hay éxitos aparentes que luego resultan fracasos o, al revés, fracasos en principio que luego son un éxito.

Y ahora los DIRETES:
Uno de los casos particulares del binomio maniqueo “éxito-fracaso” bien conocido por todos, en la ficción a través de la literatura y el cine “de espías” y en la realidad a través de los m.c.s., es el caso de la “doblez” de los “agentes dobles”.
“Doblez”, que da carácter a tal tipo de “agentes” y que puede suponer un éxito o fracaso dependiendo del lado en que esté situado el manipulador del “doble” y el propio “doblado”. Así, aquel y éste podrán ser patriotas o traidores según desde donde se mire.
Veamos.
Si observamos la casuística general un “agente doble” puede serlo por variadas razones (algo que no explica la prensa):
. Profesionalidad: Cuando el que se dobla es un agente escogido por su Servicio a tal fin. Su misión: obtener información y/o intoxicar al servicio que lo “contrata-compra”. Tal agente puede ser profesional u oportunamente profesionalizado. Por su trabajo es considerado un patriota.
. Por “doblaje” de un agente ya “doblado” por el enemigo, dándole la vuelta a nuestro favor. Se le puede “perdonar” la traición y el resultado puede ser un éxito.
. Interés económico: cuando el agente o ex agente busca ser "doblado" interesadamente a cambio de dinero. Su "compra" le hace traidor.
. Ideología política, social, religiosa,…: Cuando el doblado cuenta con una ideología encontrada con la propia de su Gobierno y de su organización que le lleva a actuar en su contra convirtiéndose en traidor.
. Venganza contra su Servicio o algunos de sus miembros por frustración de su carrera u otro problema. Su odio le convierte en traidor.
. Chantaje efectuado por el Servicio que le “compra” aprovechando alguna de sus vulnerabilidades (descartando la económica ya citada) personales o familiares. Explotación de vulnerabilidades que le conducen a la traición.
Sólo en el primer caso y el segundo, si no se le descubre y se alcanzan los objetivos propuestos, se puede hablar de éxito, caso contrario será un fracaso.
Todos los demás son un auténtico fracaso y un gran fallo para la seguridad.
Fallo porque, en esos casos, superó la prevención y agredió al sistema, obligando a su reparación.
Y para tal comprensión hay que tener en cuenta que siempre que falla la seguridad hay que considerar que la misma no era tal, es decir, que no había suficiente seguridad, y que los responsables de la misma, ejecutivos y dirección, no controlaron adecuadamente el sistema (pero de ésto, lógicamente, tampoco hablará la prensa).

viernes, 5 de octubre de 2007

TAÑIDOS ESPAÑOLES (Y BURGALESES) EN BRASIL


TAÑIDOS ESPAÑOLES (Y BURGALESES) EN BRASIL

(Artículo Diario de Burgos. Burgense)

Fernando Pinto Cebrián


Día 12 de Octubre de 1977, fiesta de la Hispanidad en aquella altura.
En Brasilia fiesta de “Nossa Senhora Aparecida”, patrona de Brasilia.
Fiesta especial también para los españoles residentes en Brasil (unos 500.000 en aquella época) por la instalación en el “campanil” (campanario) de la catedral de Brasilia (proyecto del arquitecto Oscar Niemeyer) de cuatro campanas traídas, en 1973, desde España, en concreto de la fundición, ya desaparecida, de la Viuda de Perea en Miranda de Ebro.
Días antes, brasileños y españoles residentes (quienes las costearon, recibiendo también el apoyo del Gobierno español) pudieron contemplarlas cubiertas de flores a la espera de su consagración y colocación definitiva.
La llegada a ese momento no estuvo exenta de aventuras. Aquellas expuestas eran las segundas campanas enviadas desde España, las primeras se hundieron en el mar al naufragar el barco que las transportaba frente a las costas de Brasil (éstas fueron posteriormente recuperadas y luego repartidas por otras iglesias brasileñas).
“Sinos” (campanas) que, bautizadas con nombres significativos para la festividad española: la “Pinta” (de 1.300 kilos de peso), la “Niña” (de 1.000 kilos), la “Santa María” (de 3.300 kilos) y la “Pilarica” (de 740 kilos), mudarían a otros brasileños: respectivamente, “Santa Cruz”, “Santa María”, “Nossa Senhora Aparecida” y “Nossa Senhora do Pilar”.
Tras la bendición impartida por el Arzobispo de Brasilia y los acordes de los himnos nacionales de España y de Brasil, las campanas fueron izadas a cada uno de sus lugares respectivos: la primera en subir fue la “Pilarica” y, posteriormente, la “Pinta”, la “Niña” y la “Santa María” (el equilibrio del campanario en atención a los pesos de las campanas obligaron a tal orden).
Alrededor de unas 5.000 personas soportaron estoicamente la elevada temperatura del día, y entre ellos los españoles con alto “calor” emocional que luego sería recogido con cariño por la prensa brasileña.
Más fríamente, la placa situada en el pié del campanario recoge para la posteridad el recuerdo a la intervención española en el acontecimiento: “Inaugurado a 12 de Outubro de 1977, os sinos foram doados pelo Governo da Espanha e pelos españois residentes no Brasil. As solenidades foran presididas…”
De todas formas y al margen de lo escrito, son y serán siempre los sonidos, los tañidos de aquellas campanas, españolas y burgalesas por origen, apoyados por un sistema electrónico que intenta superar las dificultades que ofrece la falta de cúpula de los campanarios habituales, los que más recuerden a las generaciones presentes y posteriores de brasileños y españoles la entrañable amistad que une a sus pueblos.

domingo, 30 de septiembre de 2007

PREVISIÓN Y PROSPECTIVA, RETOS PARA EL ANALISTA DE TERRORISMO


PREVISIÓN Y PROSPECTIVA, RETOS PARA EL ANALISTA DE TERRORISMO

Fernando Pinto Cebrián

Tan necesario como conocer la esencia de un problema (información) es tener y saber emplear las herramientas (el análisis entre otras) para resolverlo.


Resulta habitual escuchar, respecto a las acciones a desarrollar en la lucha contraterrorista o antiterrorista, los tópicos de prevenir, combatir y terminar con el terrorismo (no por tópicos faltos de interés).
Acciones que marchan en tiempos paralelos a los correspondientes a la actividad terrorista:
. Prevenir, para evitar que un grupo terrorista nazca y se desarrolle y que sus acciones de terror aparezcan. Para todo analista contraterrorista, sea cual fuere la tipología del terrorismo, adelantarse a la posible organización en el interior del país o a la llegada de fuera de un grupo terrorista, evitando así su aparición, es un gran éxito de prevención (algunos autores consideran que tal prevención está fuera de la lucha antiterrorista al no estar los terroristas instalados aún en el país y no desarrollar atentados).
. Combatir, para impedir, cuando el grupo terrorista ya ha aparecido, sus acciones de terror y el crecimiento de su fuerza. Adelantarse a los terroristas en cualquiera de sus actividades para desbaratarlas y propiciar su detención es una gran victoria. En este caso, tal adelantamiento supone sólo una acción, un combate en términos militares, dentro del nivel táctico de la lucha cotidiana contra el terrorismo.
. Terminar con el terrorismo para, con la desaparición real del grupo terrorista, volver a la normalidad. A tal fin se requieren acciones multidisciplinares de mayor alcance en el tiempo y en el espacio, acciones estratégicas, en las que el adelantamiento temporal a las intenciones de los terroristas sea mayor al objeto de poder anular completamente su organización y actividades.
Acciones (prevenir, combatir y terminar) que, a pesar de la simplicidad expositiva, requieren trabajos complejos para aquellos que intervienen en tal lucha antiterrorista en sus diferentes niveles según tiempos y espacios de actuación (nivel de intervención u operacional, de información y de inteligencia).
Aquí nos centraremos únicamente en aquel que compete a los analistas de terrorismo en general
En principio, al añadir al término genérico de analista su funcionalidad específica, la definición resulta obvia: aquel que, cualquiera que sea su método de trabajo, disecciona el fenómeno terrorista para conocer su proceso teniendo presentes los objetivos generales de prevenir, combatir y terminar con el terrorismo.
En cuanto a sus cualidades, el analista, dejando al margen el debate de si éste nace o se hace, precisa, para el buen desarrollo de su función, una especial sensibilidad producto de un conjunto, suma de cualidades generales o personales, de otras específicas o profesionales de absoluta necesidad y de una dilatada experiencia.
De esa forma, el analista, aplicando los métodos apropiados al caso, realizará la transformación de la información (conjunto de noticias sobre el terrorismo) que obtiene y recibe, en un proceso continuado a través de la recepción de nuevas informaciones, en elementos fundamentales para la lucha contra el terrorismo.
Al hablar en la lucha antiterrorista de prevenir, combatir y terminar con el terrorismo conveníamos genéricamente unos tiempos de adelanto o de anticipación a toda actividad terrorista que el analista de terrorismo habría de buscar en su trabajo para que éste fuera eficaz: adelanto a la aparición del grupo terrorista, adelanto para evitar sus atentados y actividades tras su aparición, y adelanto en sus intenciones para facilitar el fin del terrorismo.
Tipos de adelantos, diferentes en cuanto a sus tiempos (corto, medio y largo plazo) que suponen un gran reto para los analistas de terrorismo, y que nos permitirán acercarnos a los conceptos de previsión (en cuanto busca visualizar el futuro posible a corto y medio plazo para conocer, a través de algunas señales e indicios, lo que va a ocurrir) y de prospectiva (en cuanto busca visualizar los futuros lejanos posibles para, actuando en el presente, lograr el futuro conveniente); conceptos enlazados a su vez, en cuanto a su empleo, con el producto del trabajo del analista de terrorismo.
La previsión (acción y efecto de prever), concepto diferenciado de la prospectiva aunque relacionado con ella en cuanto nos habla del futuro, busca, por su parte, explicarlo desde el pasado. Se trata de la visión parcial de un futuro único y cierto, conformado a través de variables conocidas, objetivas y cuantitativas; en nuestro caso a través de las informaciones habidas sobre el grupo terrorista. Informaciones que transformadas en hipótesis y modelos (en general deterministas y cuantitativos) nos ayudan, en definitiva, a prever lo que ocurrirá si no hacemos algo para evitarlo (aquí entra la actividad de la lucha antiterrorista para limitar e impedir las actividades terroristas).
En cuanto a los tiempos, hay que tener en cuanta que los clásicos de corto, medio y largo plazo (en general de uno, cinco y un periodo superior de años, respectivamente) empleados por los analistas fuera del trabajo antiterrorista, pueden ser aquí menores, ante la necesidad, en algunos casos, de una respuesta cercana a la inmediatez.
Así la previsión procurada por el analista de terrorismo acoge todos los plazos apuntados y busca las posibles amenazas terroristas que se producirían en esos tiempos y en una fecha que el analista sólo se puede señalar con cierta aproximación (marca las alertas).
Lo que se apunta, en definitiva, es una tendencia lógica de la actividad terrorista en los plazos citados que ayude a la toma de decisiones en contra inmediatamente ejecutables.
Asimismo se ha de tener en cuenta la rapidez o lentitud con que los hechos se producen; velocidad que se hará notar en la intensidad del trabajo del o de los analistas de terrorismo.
En todo caso son tiempos a aprovechar por los encargados de la lucha antiterrorista para adelantarse a la actividad terrorista y frustrarla mediante un proceso de anticipación intelectual basado en una información veraz y contrastada; proceso generalmente empleado, en este caso, para prevenir a corto plazo el nacimiento o aparición inminente de un grupo terrorista y sus actividades, y para combatir el terrorismo una vez nacido y asentado coadyuvando con tal combate a terminar con el terrorismo.
Para este trabajo se requieren analistas especializados en previsión (en hipótesis y modelos, entre ellos los más probables y los más peligrosos), y como estas previsiones pueden variar con cada analista se hace necesario el trabajo en equipo al objeto de confrontar, a través de discusión ordenada, los puntos de vista personales y lograr, mediante la complementariedad, una visión común de la situación
Al hablar de prospectiva ampliamos la visión del futuro; visión más global y alargada en el tiempo. Abarca una mayor cantidad de posibles acontecimientos y se alarga el plazo temporal para la comprensión de sus efectos (generalmente un plazo mayor que el largo plazo antes aludido). Aquí ya no se trabaja con hipótesis o modelos, aunque se deban tener en cuenta asociándolos a la prospectiva, se trabaja imaginando escenarios (descripciones alternativas del futuro pensados estratégicamente) planteados sobre los futuros posibles con la finalidad última de planificar las acciones necesarias (estrategias de acción) para evitar o acelerar su ocurrencia. Ahora el futuro, múltiple e incierto, abierto e indeterminado, es la razón de ser del presente, es decir, se crean unos futuros hipotéticos (por ejemplo, el más probable y los más peligrosos) y se interviene sobre ellos desde el presente, mediante métodos cualitativos y estocásticos (relativos al azar), para diseñar y construir el futuro que elegimos (en este caso un futuro sin terrorismo).
Al analista se le pide, por tanto, una mayor creatividad y profundidad de análisis evitando en lo posible la influencia de las condiciones del presente, por eso es el campo de trabajo de los mejores analistas ya que han de lidiar con una gran cantidad de variables cualitativas, cuantificables o no, subjetivas y muchas de ellas desconocidas.
En este caso el adelanto temporal a las actividades terroristas es superior al considerado para la previsión. Tipo de adelanto que aparece al hablar de prevenir la posible aparición de un grupo terrorista cuando la misma se supone sería sólo posible a largo plazo (amenaza lejana) buscando evitarla, a la hora de combatir cuando se trabaja sobre la posible evolución cuantitativa y cualitativa de sus acciones también en dicho plazo y frustrarlas desde lejos, y al hablar de terminar con el terrorismo ante la necesidad de plantear proyectos y estrategias a largo plazo.
Es por ello, por lo que aquí se superan, lógicamente sin olvidarlas, las previsiones actuales y estimativas, apareciendo otras que podemos convenir, didácticamente hablando, en denominar previsiones del futuro.
Previsiones del futuro, ahora ya prospectiva, que, desarrolladas, deben ayudar a la toma de decisiones, más o menos inmediatas teniendo en cuenta todas las vías alternativas de actuación, que lleven a la obtención, por su influencia, de resultados favorables en el futuro previsto. Prospectiva que, como las anteriores previsiones, también se ha de revisar y actualizar constantemente.
Para este trabajo, en atención a que la previsión y la prospectiva emplean diferentes métodos de análisis, se han de emplear equipos diferentes de analistas, separados en cuanto a su trabajo específico pero unidos en cuanto al conocimiento del presente, del futuro inmediato y del posible lejano al objeto de que la eficacia de su participación conjunta en la lucha antiterrorista sea continua en el corto, medio y largo plazo.
En conclusión:
Adelantarse, anticiparse a la amenaza terrorismo en cualquier momento de su actividad (corto, medio, o largo plazo) para acabar con el mismo debe ser para los analistas de terrorismo, cualquiera que sea su nivel, uno de sus objetivos prioritarios.
Anticipación que se ha de procurar siempre, tanto en el terreno táctico (corto y medio plazo) como en el estratégico (largo plazo), sin perder de vista la flexible dependencia y unidad de acción que deben existir entre ambos campos de trabajo al objeto de evitar discontinuidades informativas y lograr, en su caso, ser menos sorprendidos por las actividades terroristas y evitar caer, lo menos posible, en situaciones de crisis.
Es aquí donde la aplicación de los métodos relativos a la previsión y a la prospectiva supone, para adelantarnos en el tiempo a las futuras actividades terroristas, el verdadero reto del analista de terrorismo, y su logro, el éxito de su trabajo.

BIBLIOGRAFÍA:

GODET, Michel (1993). De la anticipación a la acción: manual de prospectiva y estrategia. 1ª ed. Bogotá (Colombia): Marcombo, 1993.
GODET, Michel (2001). Creating Futures : Scenario-planning as a strategic management tool. Washington (EEUU) : Económica-Brookings, 2001.

sábado, 22 de septiembre de 2007

LA BRUJA


LA BRUJA

Fernando Pinto Cebrián

(De mis “Apuntes de Pensamientos y Sueños”)

Cuando llegué con el haz de leña a la espalda, la bruja seguía sentada a la lumbre.
Descargué el fardo sobre el suelo, al lado del hogar, mientras ahogaba un gemido de dolor. Los troncos mojados al resbalar habían arañado mi espalda tras rasgar mi vieja camisa.
Fuera, la nieve continuaba cayendo con la misma intensidad que horas antes, cuando a pesar del frío salí al exterior.
Todavía quedaba bastante leña por recoger para cumplir lo ordenado por la bruja, pero ya había tomado mi decisión.
Sin embargo, tenía miedo, un miedo horrible a no tener suficiente valor para llevarla a cabo.
Miré hacia el fuego y la vi, permanecía allí inmóvil, amodorrada, terrible,…
La sangre corrió más deprisa por mis venas cuando sentí entre mis dedos el mango del cuchillo que me disponía a usar.
Desde que tuve uso de razón me sentí esclavo. Dominado por la bruja nunca conocí el significado de la libertad.
Mi vida había transcurrido entre las cuatro paredes de aquella sucia cabaña.
Odiaba a la bruja con todas mis fuerzas, pero nunca había podido deshacerme de ella.
El dominio que ejercía sobre mi persona era total y la rebeldía que a diario brotaba en lo más íntimo de mí ser no tenía la fuerza suficiente para mover el motor de mi voluntad contra el hechizo.
Ya era un hombre e intuía mi derecho a ser libre.
Hoy me había dado cuenta de que la verdadera palabra era esa: intuir.
Hasta entonces había pensado en la libertad como algo desconocido, que me faltaba, pero no pasaba de ahí.
Hasta entonces no sabía nada, no era nada.
Hasta entonces no me había dado cuenta de mi error. El no poder sustraerme a la influencia de la bruja no era, como había creído, un elemental problema de voluntad, sino una falta absoluta de conocimiento de mí mismo.
Y, en ese momento, cuando poco a poco la luz se fue haciendo en mi cerebro, sentí que las fuerzas acudían a mi brazo y se transmitían al cuchillo que empuñaba.
La bruja seguía sentada frente a las llamas.
Lentamente me acerqué sintiendo como aumentaba el ritmo de los latidos de mi corazón.
Por mi frente resbalaron gotas de sudor que se helaron apenas atravesaron la piel.
Las llamas mantenían su danza macabra, en la que millares de figuras nacían y morían en breves instantes.
Y entre las sombras la vieja bruja dormitaba.
Haciendo un esfuerzo sobrehumano la tomé por los hombros y la volví hacia mí.
Sentí un estremecimiento de terror y ahogué el grito de espanto que había nacido en mi garganta cuando mis ojos se posaron sobre su arrugada cara.
La bruja estaba muerta, tal vez lo había estado siempre, quizás siempre había sido libre…

(En este mundo siempre hay ataduras que nos embrujan, que nos dominan. Ataduras que, conocidas, debemos y podemos romper).

viernes, 21 de septiembre de 2007

LUANDA (ANGOLA). ESBOZO DE ALGUNOS EDIFICIOS DEL PERIODO COLONIAL PORTUGUÉS

LUANDA (ANGOLA). ESBOZOS DE ALGUNOS EDIFICIOS DEL PERIODO COLONIAL PORTUGUÉS.



Fernando Pinto Cebrián
(De mis apuntes de libreta)



Resistieron los avatares de la independencia, conflictos posteriores y el paso del tiempo, manteniéndose vivos, con marcado e influyente estilo propio, en la historia urbana de Luanda, capital de Angola.




1.- Rua Kanangulo. Edificio "D. Quixote":



2.- Rua Rey Katiaval:




3.- Avenida Lenin:




4.- Rua Joaquim Capango:




5.- Avenida da Ilha:




6.- Calçada do Municipio. Igreja do Carmo. 1689:

jueves, 20 de septiembre de 2007

INTRODUCCIÓN A "LA GEOGRAFÍA Y LA GUERRA. UN ANÁLISIS DE SUS RELACIONES"


INTRODUCCIÓN A “LA GEOGRAFÍA Y LA GUERRA. UN ANÁLISIS DE SUS RELACIONES”


Fernando Pinto Cebrián


No se trata aquí de conformar una historia de la “geografía militar”, aunque algunos de los datos aportados en el texto, lógicamente, entren dentro de ella, ni tampoco expresar métodos de trabajo.
El presente trabajo persigue la finalidad de intentar determinar el papel que la geografía y la topografía, ésta como aspecto más concreto de la primera, juegan en el fenómeno de la guerra; de resaltar la importancia que han tenido y tienen estas variables, pero tratando de destacar algunos datos referentes al porqué de cada época o de cada tipo de conflicto; de ver si hay evolución en el empleo desde la topografía a la geografía, no sólo teóricamente, desde el terreno de lo inmediato al del conjunto del país, sumándole otros aspectos en relación con el pueblo que lo ocupa; de detectar si en tal evolución tienen algo que ver las concepciones tácticas y estratégicas de las guerras; de reseñar si hay una mínima relación de correspondencia entre topografía-táctica y geografía-estrategia; de analizar conflictos de carácter específico (guerrillas-contraguerrillas, guerra nuclear…), buscando una línea similar a la seguida para el análisis de los conflictos “normales”.
Al margen de todas estas consideraciones, habrá que tener también en cuenta que la geografía-topografía, en su historia, tampoco ha sido totalmente independiente del fenómeno de la guerra para lograr algunos de sus avances científicos (dogmáticos y pragmáticos), como no lo fue de la navegación, de los descubrimientos y del comercio.
Muchos de los tratados sobre geografía de la antigüedad (Herodoto, Estrabón…), con su estilo descriptivo de pueblos, regiones, accidentes orográficos, hidrográficos, caminos, recursos, etc., y compuestos, por tanto, fundamentalmente por la corografía (descripción de alguna región que tenga una extensión más bien grande), la topografía (descripción con detalle de algún lugar o extensión pequeña de la Tierra) e hidrografía (descripción general y en detalle del agua de la Tierra), sirvieron posteriormente en la práctica, no sólo a navegantes y científicos, sino también a muchos Generales que se aprovecharon de su estudio antes y durante sus campañas, o que propiciaron su desarrollo convencidos del valor de su apoyo para lograr la victoria y de que, como nos dice Bernhard Varenio (1622-1650): mientras la dedicación a casi todas las demás artes se ve afectada dañinamente por las guerras, sólo la Geografía aumenta con aquellas junto con la que llaman Fortificatoria (Del Capítulo I: Origen de la Geografía, de su obra Geografía General, 1650. Texto que fue utilizado para la enseñanza militar en los siglos XVII y XVIII en Saint Cyr, y también en Moscú para la formación de los oficiales de la Marina en 1718).
Hoy día, una vez alcanzadas y sobrepasadas las concepciones sobre “geografía aplicada” bajo diferentes formas de pensamiento, la “geografía militar” es ya un hecho incuestionable, aunque no aún con la independencia de materia nueva; y, así, es asignatura común en academias militares y escuelas de Estado Mayor (con una larga tradición en ocasiones), sin ser difícil el que, como ocurre todavía en gran número de países iberoamericanos, la geografía oficial esté basada en la de algún centro de las Fuerzas Armadas.
Aspectos éstos que han dado pie a que algunos autores, seguidores de la denominada “geografía radical” lleguen a concebir la geografía como una rama más para la guerra (Yves Lacoste en 1976 decía que la geographie, ça serv d´abord à faire la guerre), superando la idea de que la geografía es sólo un “soporte” sobre el que se hace la guerra y que hay que conocer lo mejor que se pueda para evitar, si fuera posible, la guerra y, en el peor de los casos, la derrota, para añadir que la geografía es también una “herramienta” con la que se hace la guerra.
En todo caso, como se detectará en el texto, las cosas no son nunca tan simples como para plantear generalizaciones que valgan eternamente; éstas pueden esbozarse o intuirse en algunas ocasiones, tímidamente, pero teniendo en cuenta siempre que el hombre, con su inteligencia, da toque final en cuanto al empleo de ese “soporte-herramienta” que supone la “geografía-topografía”, y que es así como, junto con otros factores tratados igualmente, se llega a crear “arte”, aún dentro de la irracionalidad de la guerra.
Por último, conviene señalar que el empleo del binomio “geografía-topografía” a lo largo del texto se produce como consecuencia de querer resaltar dos niveles de observación, uno general y amplio y otro más inmediato del mundo que nos rodea; niveles que también estarán, a su vez, en contacto con los de decisión y ejecución de lo militar en el “fenómeno de la guerra”, en forma diferenciada, aunque manteniendo siempre, de una manera u otra, su ineludible y necesaria relación a través de la evolución de las guerras y de las ciencias.

domingo, 9 de septiembre de 2007

EL "FADO", EXPRESIÓN DE SENTIMIENTOS, DE PASIONES, DE FORTUNAS Y DE INEVITABLES DESTINOS


EL “FADO”, EXPRESIÓN DE SENTIMIENTOS, DE PASIONES, DE FORTUNAS Y DE INEVITABLES DESTINOS


("Sentimientos de Lisboa". Articulo Diario de Burgos. Burgense DB)


Fernando Pinto Cebrián


Eludiendo la faceta turística, el “fado” auténtico, el verdadero (del latín “fas,fatum”: destino) es para el portugués en general y para el lisboeta en particular, algo muy serio y, a la vez, muy complicado de explicar por cuanto hay por medio sentimientos íntimos difíciles de comunicar al extraño (el “fado” de Lisboa es considerado por los entendidos-lisboetas- como el más puro y cercano a los orígenes, probablemente a mediados del XIX, más que el también famoso de Coimbra conectado a su Universidad).
Aunque su música y canto se hacen para el “castellano”, de oído nada acostumbrado, un tanto cuesta arriba, cierto es que, escuchados en alguna “igreja de fado” (forma coloquial de denominar las “casas de fado”, fáciles de encontrar en los viejos barrios de Alfama, Mouraria, Bairro Alto y Madragoa), en el silencio requerido y con el entendimiento bien dispuesto, dejándose llevar lo más posible por el “ser” portugués, es factible alcanzar sensaciones, sentimientos…, llenos de melancolía, de tristeza, de “saudade" (nostalgia y mucho más)…, que serán difíciles de olvidar.
Llegaríamos, tal vez, a intuir la definición que del “fado” nos dejó Amalia Rodrigues, “fadista” por excelencia: “Amor, celos, ceniza y fuego, dolor y pecado. Todo esto existe. Todo esto es triste. Todo esto es “fado”".
Y es que el “fadista”, el cantor, trovador de “fados”, expresión que no se ha de confundir en este caso con la de “truhán” o “rufián”, encuentra siempre la forma, por encima de su aparente monotonía musical, de transmitir la suficiente energía a sus palabras, salidas del fondo de su alma, sobre el amor, próximo ayer y hoy ya distante, sobre el nostálgico recuerdo de la tierra, la casa, el hogar, la familia, la novia dejada…, para que, haciéndolas nuestras, seamos capaces de percibir su poesía, de temblar, de sentir ansiedad por aquel momento nuestro ahora ya inaccesible…, tal y como lo sintieron los viajeros y los marineros portugueses al viejo estilo…
Sólo si alguna vez, “fadados” (predestinados), el “fado” nos alcanza el espíritu, es posible que podamos, aunque ajenos a su mundo, entender también ese “fado” popular que, fuera de locales al uso, podemos encontrar en algunas calles de Lisboa, acompañado por la música desgarradora de un viejo acordeón, viola o guitarra portuguesa.
“Fado” que también nos hablará de amores, de fatalidades, de pasiones, de dolores y tristezas de la vida cotidiana, pasada y presente, de aquella en la que estamos inmersos y que muchas veces, acuciados por la prisa, por la falta de tiempo y mil problemas, no alcanzamos a ver, a comprender…
Tal vez detenernos y escuchar tan solo unos segundos a aquel “fadista” callejero nos libere, por un momento, de la presión vital que nos agobia, ayudándonos a comprometernos con nuestro ineludible destino…, tal vez.

domingo, 2 de septiembre de 2007

INTRODUCCIÓN A LAS IDEAS SUBVERSIVO-REVOLUCIONARIAS


“INTRODUCCIÓN A LAS IDEAS SUBVERSIVO - REVOLUCIONARIAS” (Esbozos para un análisis)


Fernando Pinto Cebrián


Desde hace tiempo, quizás por la caída del marxismo implicado durante tiempo en revoluciones y subversiones, o tal vez ahora por el auge del terrorismo en el terreno internacional, ya no se habla apenas de revolución y/o de subversión.
Así, los términos empleados a mediados del siglo pasado de “guerra revolucionaria” y “guerra subversiva”, y sus anexos de “insurrección armada”, “guerra de propaganda” y “guerra psicológica”, que con sus realidades empujaron a la “contrarrevolución”, a la “contrasubversión” y a la “contrapropaganda”, desarrolladas como “contraguerras” a través de la acción de los órganos de inteligencia, de la intervención policial y de las fuerzas armadas de los países afectados, con el beneplácito gubernamental correspondiente, parecen ahora olvidados y sustituidos por la “guerra contra el terrorismo”, tanto local como internacional-global.
Sin embargo hay que tener en cuenta que muchos de los grupos terroristas actuales mantienen en su ideología (si la tienen) o en sus intereses, de manera oportunista, consciente o inconscientemente, principios de base revolucionarios-subversivos empleando sus formas más características de acción: la política subversiva buscando el “contrapoder” al legalmente establecido, la propaganda para difundir su “idea fuerza”, la acción psicológica para convencer de la legitimidad de sus planteamientos y de las acciones consecuentes, y la “guerrilla” (tanto rural como urbana) como grupo “militar” entre cuyas acciones armadas (asaltos-robos, ocupaciones, emboscadas, acciones callejeras, huelgas, rescate de prisioneros, ajusticiamientos, secuestros, sabotajes,…) incluyen el terrorismo (así aparece en sus textos de metodología).
Es el caso de grupos que se arropan, falsamente y sin verse como “terroristas” (convencidos algunos de lo contrario se ven como “combatientes” a pesar de su error), bajo el nombre de Frentes de Liberación, de Ejércitos de Liberación, de Movimientos de Autodefensa,… Todos, según se dicen a sí mismos (“autopropaganda” en la mayoría de los casos), víctimas de una situación política, económica, social, religiosa.., que les oprime y les somete…
Es por eso que resulta de interés, en el momento actual, no olvidar el aparentemente “viejo” tema de las ideas subversivas-revolucionarias para acceder a un mejor entendimiento de sus planteamientos base y, como consecuencia, poder caminar, mejor orientados, hacia el final de los grupos terroristas.


Muchos son los trabajos que desde diferentes puntos de vista tratan sobre revolución y subversión. El marco del presente, fuera del campo teórico-especulativo y de lo puramente técnico, reúne de forma muy sintética y esquemática alguna de aquellas aportaciones históricas que, a mi juicio, pueden ser las más interesantes para los estudiosos del tema.
En su conjunto se han investigado más las ideas y pensamientos que incidieron en los procesos de lucha por el cambio (no el cambio mismo), creando modelos seguidos luego por los activistas revolucionarios-subversivos, que la narración o la descripción de hechos o acontecimientos (ya nos dijo Ortega que las revoluciones están primero en las ideas, en la mente, en la cabeza de las personas,…). Así pues se observará que más que seguir la historia de las revoluciones, se han buscado unos personajes determinados y sus concepciones intelectuales. A pesar de lo dicho, lo primero (los pensamientos) nunca podrá estar totalmente aislado de lo segundo (los acontecimientos), por lo que se mantendrá un mínimo de los entornos que las vieron nacer y desarrollarse.
Los así escogidos (…Mao Tse Tung, Ho Chi Min, Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro, Carlos Marghela…) son fruto de una selección particular tras el sistemático estudio y análisis crítico de las obras de los más destacados en este terreno por su teoría-práctica, o bien porque sus ideas fueron las más acogidas y empleadas posteriormente por los “profesionales” de la subversión y de la revolución.
En estas líneas no se encontrarán definiciones sobre tales conceptos, la simpleza y a la vez complejidad de una definición conceptual estará, en todo caso, abarcando la conclusión que saque el lector.
En este sentido se ha de señalar que a lo largo del texto nos pasearemos por ideas-pensamientos que tan solo abarcan lo subversivo a secas, por otras que se defienden del ataque subversivo, u otras que marcan pauta a los revolucionarios o que tratan de lo subversivo-revolucionario.
Ideas-pensamientos que sin ser empleadas, en principio, con consciencia de subversivas y/o revolucionarias, evolucionan hasta formar parte de una conciencia, consciente de su finalidad y objetivos, que las emplea con el apoyo de la tecnología a su alcance.
Ideas-pensamientos que cobraron vida contemporánea con la inyección de los marxismos, de ideologías “progresistas” radicales, de connotaciones raciales o religiosas extremas y con el apoyo de nuevas técnicas accesorias.
Ideas-pensamientos que, en su conjunto, se han mantenido a lo largo de la historia y que forman parte de su devenir con una constante adaptación a las nuevas situaciones y circunstancias coyunturales.
De acuerdo con lo expuesto, en este trabajo, se recorrerá a “vuela pluma” un camino que toca el campo militar (“subversión”: astucia que descoloca al enemigo, que “pudre” sus ciudades y sus ejércitos,…), que pasa por el campo político…, hasta entrar de lleno en lo subversivo-revolucionario y su posterior encuentro con los marxismos, introduciéndonos en el mundo contemporáneo.
Dicho recorrido, en este caso parcial, tiene su origen en lo más remoto de la historia de la humanidad, en el convencimiento de la existencia de personas que con sus palabras o sus hechos fueron capaces de corromper en su beneficio (sin entrar en justificaciones éticas) aquello que les rodeaba de forma consciente o no.
Su posterior tecnificación, por el paso al consciente de la utilidad de tales sistemas y procedimientos, fueron la entrada a la verdadera subversión y a su aprovechamiento como herramienta en procesos revolucionarios o de otra índole.
Finalmente se ha de apuntar que el paréntesis “esbozos para un análisis” es el indicador básico del trabajo. Así, con la guía determinante de lo subversivo-revolucionario, se han analizado las obras, opiniones y estudios de interés relativos a los personajes escogidos, desarrollando los análisis por capítulos bajo un formato y expresividad sintética que tienen más de apuntes al margen (esbozos) que de ensayo o tesis definitiva.
“Esbozos” que, como aportaciones iniciales para una vía de estudio más profunda, han de servir, al reunir las concepciones subversivas-revolucionarias de los personajes citados, de engarce entre aquellos textos que generalizan y teorizan sobre subversión y revolución y los que narran y describen en detalle cada movimiento de dicho tipo, y, asimismo, de conductor en la comprensión de su evolución a través de los tiempos.

miércoles, 29 de agosto de 2007

LA SOMBRA DEL CID


LA SOMBRA DEL CID

(En homenaje al “Campeador” en el VIII Centenario del Cantar del Mío Cid, 2007)

(Artículo del Diario de Burgos. Especial Domingo).

Fernando Pinto Cebrián


Me lo habían contado mis amigos el verano pasado y no lo había tenido en cuenta, pero allí, acurrucado en la escalinata del Solar del Cid, junto al primer pilar de la derecha, con su larga barba, ropaje indefinido, larga y nudosa vara de caminante, bello y enérgico rostro, entre anciano cano y maduro guerrero, estaba su narrador de cuentos y de leyendas de la Castilla medieval; era tal y como me lo habían descrito.
Impasible al frío de la nevada de aquel fin de Diciembre burgalés, medio cubierto por espesos copos, mantenía fija la mirada en las agujas de la Catedral, que blancas y brillantes parecían querer rasgar el mortecino cielo.
Más tarde y desde el calor de mi casa, con la nariz pegada en el cristal de la ventana y los ojos fijos en el jugueteo del viento con la nieve, recordaba, junto con la imagen del anciano, las historias con las que mis amigos y yo, oyente ocasional, disfrutábamos tanto y con las que jugábamos a caballeros y villanos por el Castillo, la zona vieja de la ciudad y el río Arlanzón ostentando burdas espadas de madera.
Éramos defensores de Castilla ante otros reinos y enemigos ficticios…, los gritos de lealtad al Rey, inexistente como personaje creado, inalcanzable, lanzados con las espadas en alto señalaban el inicio de nuestras correrías y hazañas, gestas de honor y de justicia…, luego las cabezas de los enemigos y de los sarracenos caían todos los días por doquier…
Todos queríamos ser castellanos, ninguno moro o malvado señor, papeles que un estricto turno nos obligaba a cumplir hasta el final del juego. Después, cuando los “buenos” alcanzaban la victoria, los “malos” se unían a los primeros en el festejo como si tales hubieran sido.
Cuentan de nuestro personaje que un día lloró de alegría o quizás de nostalgia al pasar por la Plaza de Primo de Rivera y más tarde depositar una flor, un pensamiento, en el pedestal de la estatua de doña Jimena en el puente de San Pablo, como si de un símbolo de sus recuerdos se tratase. También se dice que era frecuente verle arrodillado algunas mañanas ante el sencillo altar de Santa Águeda, antigua Santa Gadea, y que sus paseos por la muralla de los Cubos, el Arco de Santa María, el Espoloncillo y la zona vieja burgalesa le habían hecho famoso por conocido entre los niños. El “viejo Cid” le llamaban a fuer de sus cuentos y actitudes.
En el arco de San Gil o en la escalinata a la iglesia, en la subida al barrio de San Francisco, en el arrabal de San Esteban…, solían mis amigos, según contaban, reunirse con él, sin hora ni fecha fija, cuando le encontraban, y desde allí, donde se entretejían con su palabra historias, personajes, luchas, intrigas y paisajes, marchaban luego a sus juegos o a sus casas con los ojos brillantes, el andar vivo y el espíritu repleto e inflamado de nobles ideas; espíritu lleno de dinamismo que luego me contagiaban.
A tal punto llegó la amistad de los niños con el “viejo Cid” que los padres, temerosos de que las relaciones con aquel incierto vagabundo no fueran aceptables, decidieron primero vigilarle y luego hablarle y oír sus cuentos..., pero la belleza de los mismos y el buen trato que dispensaba a los niños les sorprendió gratamente y como consecuencia cambiaron sus recelos por un mesurado respeto no volviendo a molestarle y dejaron que los juegos de los niños siguieran su hacer.
Picado por la curiosidad decidí regresar al lugar donde el viejo aguantaba la tormenta. La ventisca arreciaba cada vez más, la nieve alcanzaba ya un espesor apreciable y se hacía difícil caminar, pero la imagen fija en mi mente de su figura y aureola me empujaban, me ordenaban buscarle sin que pudiera oponer resistencia.
Allí le encontré tal y como le había dejado, en la misma postura de recogimiento y mirando hacia la Catedral.
En silencio, temeroso por respeto, me senté a su lado lentamente para no molestarle, y mirándole a la cara esperé.
Sus labios se movían despacio articulando sonidos que no alcancé en principio a comprender, parecían lamentaciones, quizás provocadas por el intenso frío que ya se reflejaba atenazador en su rostro.
Transcurrieron varios minutos que a mi se me antojaron una eternidad antes de que pareciera darse cuenta de mi presencia a su lado, antes de que con un suave y dulce ademán sus ojos penetrantes me traspasaran y escuchara claramente su voz: ¡Castilla!, ¡Castilla!...¡Tú también eres Castilla!..., estribillo que, con breves intervalos, repetía con monotonía.
Quise hablarle, preguntarle…, más cuando en mi garganta se deshizo el nudo del temor, sus ojos se cerraron y sus pestañas blancas por la nieve los sellaron. Su inmovilidad me hicieron dudar sobre si se había dormido o si se había muerto…,no me atrevía a tocarle…,volvía a pensar que quizás estuviera muerto…, sentí miedo por él…, la nieve empezaba a cubrirle…, había que hacer algo y con esa idea salí corriendo, imperturbable a las frecuentes caídas y a la ventisca que me cegaba, a buscar pronta ayuda en mis compañeros.
Cual mesnada en juegos logramos reunirnos todos y, sin olvidar nuestras espadas de madera como símbolo de unión, corrimos , galopamos al encuentro y salvación de nuestro viejo conocido.
Habíamos tardado bastante. Las explicaciones necesarias, el pretexto a los padres y la resistencia natural al frío ante el abandono de un calor cómodo y fácil, habían obrado de freno a nuestro impulso.
La noche, ya entonces en ciernes, hizo su aparición. La oscuridad apenas rota por la iluminación callejera y el velo de nieve que seguía cayendo no nos dejaron ver el solar hasta estar casi encima, apenas llegamos a barruntar, blanquecinas, las tres agujas monolíticas que queríamos imaginar ángeles guardianes del lugar y del anciano.
Sudorosos y empapados, pero contentos por ayudarle, nos acercamos a su rincón, más la escalinata estaba vacía, nuestro amigo no estaba allí, había desaparecido y la nieve había cubierto toda huella de su marcha.
Buscamos por los alrededores, todos juntos y solos. Subimos al Castillo, corrimos desde San Esteban hasta la bajada al Paseo de los Cubos…, preguntamos a los escasos viandantes que encontrábamos a nuestro paso pareciéndonos intolerable la descripción exigida sobre su persona ¿no debían acaso conocerle todos?...
Apesadumbrados por su suerte nos retiramos a nuestras casas buscándole también durante el camino.
Sin sentir aún el agotamiento por el esfuerzo desarrollado nos sentíamos derrotados y tremendamente ridículos con aquella espada de madera al cinto que no había servido para nada. La noche, el frío, la nieve y el horario familiar ya ampliamente transgredido nos deslizaron al abandono.
Aquella noche ninguno de nosotros durmió apenas, las ensoñaciones sobre lo vivido nos mantuvo en tensión y alerta por si surgía cualquier señal que, sin saber como ni de que forma, nos llamara de nuevo en su ayuda.
Todos pensábamos en lo peor a pesar de plantear en la balanza de la duda la posibilidad de que hubiera sido recogido a tiempo por un alma caritativa.
Pasado el largo sufrimiento de aquella noche y reunidos de nuevo al día siguiente, volvimos a buscarle. Preguntamos en las casas vecinas al solar, recorrimos sus lugares habituales, sus caminos de paseante, su iglesia de Santa Gadea…, ávidos y temblorosos repasamos una y otra vez el Diario de Burgos en busca de una noticia, quizás fatal… Todo fue inútil, vanos nuestros trabajos y fatigas. Nadie sabía nada y lo que fue peor, conforme pasaban los días la gente y hasta nuestros padres se aburrían de nuestras preguntas.
A pesar de todo, la desilusión no medró en nosotros mucho tiempo, con su recuerdo y el de sus historias seguimos jugando a antiguos castellanos, continuamos batallando, guerreando… Sólo el tiempo y la búsqueda de nuevos juegos nos haría abandonar…
Así, el tiempo no perdonó y esta historia entró en el recuerdo mientras alcanzábamos el aburrido pedestal de los adultos.
Mi hijo, inocente y feliz con sus juegos diezañeros, me contaba ocasionalmente sus andanzas y aventuras… Un día me quedé lívido, frío, de piedra…, entre sus escaramuzas de espada me habló de un anciano de espesa barba, con largo cayado y aspecto impresionante que a su grupo de infantiles guerreros contaba cuentos y leyendas viejas y que siempre al final de las mismas les decía con gravedad que ellos también eran Castilla.
Temblando como un azogado me lancé a la calle y le busqué por los lugares que recordaba de mi niñez y lo mismo que en aquella ocasión tan mía, ahora revivida, no pude encontrarle…, tampoco mi hijo y sus amigos volvieron a verle…, sin embargo, a pesar de mi turbación ante aquella irreal sombra del “viejo Cid” comprendí: nosotros éramos Castilla…, ahora y siempre, y sobre todo…, sobre todo nuestros hijos y su futuro.

viernes, 17 de agosto de 2007

PERFIL Y PENSAMIENTO MILITAR DEL "CURA MERINO"


PERFIL Y PENSAMIENTO MILITAR DEL “CURA MERINO”
(Jerónimo Merino y Cob, 1769-1844)


Fernando Pinto Cebrián
(Artículo en Revista “Ejército”, nº 630 y Diario de Burgos, Especial Domingo)


Siempre resultan sorprendentes aquellas personas que, con una vocación y línea de hechos acorde con ella, cambian a otra forma de vida, empujados o no por las circunstancias, con la facilidad del que lo hubiera hecho desde siempre, como si esta nueva vida fuera la más suya.
Sus cualidades ocultas, el motor que las despierta y las impulsa, los pensamientos e ideas que desarrollaron…, son temas de estudio.
El Cura Merino (Jerónimo Merino y Cob) durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), como otros más en la Historia de España, sería uno de ellos, un ejemplo más y ahora objeto de éste trabajo.
El objetivo fundamental del mismo será tratar de determinar que potencias, escondidas o no, poseía para llegar a ser un Mando militar de la talla que fue, y cuáles las técnicas, tácticas y estrategias que utilizó. En conjunto definir su perfil y pensamiento militar.
Como marco de referencia permanente nos servirán, en la primera parte del estudio (perfil militar), las cualidades que un Mando (guerrillero o regular), en cualquier época, ha manifestado para serlo de verdad: patriotismo, honor, disciplina, acometividad, abnegación, solidaridad, educación moral, preparación física, amor a su oficio o profesionalidad). En cuanto a la segunda (pensamiento militar), nos ayudará la tipología clásica referente a la estrategia (total, operativa, de acción directa,…) y a la táctica, para lo cual el seguimiento de sus técnicas-tácticas, objetivos, intenciones, etc., será de gran interés.

PERFIL MILITAR:

Según algunos autores su figura resulta controvertida en algunas facetas de su persona: Pío Baroja (en Avinareta o la vida de un conspirador) y J. Martínez (en El Cura Merino) dudaron de su moralidad (el segundo al considerar a una de sus confidentes como amante); otros pondrán en duda su formación religiosa y su cultura (burdo es el calificativo que le adjudica en Las guerrillas españolas, 1870, Eugenio de Avinareta, personaje modelo para la obra de Baroja); calificativos similares (clérigo de misa y olla) son recogidos por Gómez de Arteche y Moro en su obra Guerra de la Independencia (1891), entre otros.
A pesar de estas opiniones, todos aquellos que le atacan no tienen más remedio que claudicar en otros pasajes de sus obras reconociendo otras virtudes que ponen en peligro la falacia del libelo.
Por otra parte, situándonos en la época, también son comprensibles y hasta “disculpables” ciertos errores, haciendo caso omiso de las intenciones de fondo, ya que posiblemente estuvieron sometidas a la “demagógica” influencia de su principal enemigo: los franceses, quienes serán los primeros en lanzar y propagar embustes sobre la persona del Cura Merino, envueltos en una mezcla de temor-odio-admiración y que pudieron ser recogidos por cronistas, novelistas, etc., posteriormente.
De todas formas, estos pequeños conflictos ya superados por las sopesadas opiniones de otros estudiosos del tema no han de influir en demasía en la concepción de este trabajo, puesto que emplearemos aquellos datos que son admitidos por la mayoría.
Con estos puntos de vista desarrollaremos la primera parte (perfil militar).
En primer lugar, su nacimiento, primeras vivencias y estilo de vida adquirido ya nos aportan elementos de interés.
Fue hijo de pobres labradores, enraizado en el campo desde pequeño (a los siete años comenzó a ayudar en las labores), lo que implicará un conocimiento del mismo. La pobreza le proporcionará posiblemente su posterior austeridad personal (comía poco, no bebía ni vino ni licores, no fumaba y dormía tres horas…) reforzada más adelante por las necesidades de la guerra, y algo de su fuerza de voluntas ante adversidades y problemas (confirmada en sus comienzos por el empeño con que, al parecer, estudió para sacerdote y también confirmada con la permanencia en la lucha hasta casi los setenta años)
Sabemos que estudió fuera de Villoviado, su pueblo natal, pero dentro de la provincia, en Burgos, Lerma y Covarruvias, y que ejerció en el mismo, aspectos que quizá pueden explicar su tendencia al localismo guerrillero.
Por dichos estudios tendría, lógicamente y sin profundizar en ellos, una cultura y unos conocimientos superiores a sus camaradas guerrilleros del futuro, y un grado de ascendiente natural por su puesto en la escala social de la época (fueron varios los casos durante la Guerra de la Independencia, y actualmente en las guerrillas contemporáneas, en los que un cura de pueblo ejerce el liderazgo como jefe). Tal ascendiente estará respaldado por un cierto cariño popular (las crónicas dicen que era querido y respetado por pueblo y autoridades); éste se pudo desarrollar por ser del pueblo, conocedor de sus problemas y por su carácter desprendido hacia ellos (construyó la torre de la Iglesia de Villoviado y regaló a la misma una custodia de oro).
Este carácter desprendido se revelará más adelante, como poco atado a la búsqueda y acumulación de bienes para sí, y será en cierto modo corroborado por sus órdenes durante la situación de guerra para evitar en su guerrilla la rapiña, todo tipo de botines e impedir los saqueos en los pueblos.
Volviendo otra vez sobre el tema de su cultura-conocimientos, algunos lo confirman señalando que ciertas acciones fueron planeadas basándose en su saber de la historia burgalesa, lo que, de ser cierto, nos lleva ala conclusión, de que todas sus potencialidades intelectuales las ponía a disposición de la resolución del problema militar del momento (era de inteligencia activa y memoria feliz según R. de Abajo; sus detractores también reconocerán su despejo natural).
Todos estos aspectos, ascendiente-conocimiento-cariño popular, que le dan cierta forma de autoridad moral sobre sus seguidores le permitirían el no ser amigo de los distintivos, ni de las insignias militares, que usaba raras veces, no necesitando, por lo tanto, de símbolos que reconocieran su valía (mostraba desapego por los honores).
Otros calificativos, como mezcla de clérigo, pastor y cazador, nos sirven también para determinar algunos datos más sobre su persona complementarios de los ya reseñados. Dicho ya suficiente sobre su condición de sacerdote, los calificativos de pastor y cazador se pueden relacionar con un seguro conocimiento del terreno burgalés, de las condiciones climatológicas, medios y procedimientos para sobrevivir, determinadas técnicas de caza y conocimientos de armas (se dice que era buen tirador).
Pastor-cazador-labrador son facetas de su vida que permiten admitir su amor al aire libre y considerar válida la facilidad de adaptación posterior en su vida campestre-guerrillera.
Otras cualidades reconocidas por la mayoría son la de su resistencia a la fatiga y su gran actividad, que se pueden relacionar con el mantenimiento de un buen estado físico como cazador, con las indicaciones de su sobriedad de alimentación y de carácter (ascético, de reciedumbre moral), con los calificativos de buen andarín y buen jinete, y con la referencia a que gustaba hacer las cosas pronto y sin demoras, para él la palabra mañana y después no existían (esencialmente práctico).
Respecto a sus rasgos físicos, su retrato y los datos aportados en la exhumación de su cadáver son más que suficientes para borrar los apelativos que se le dieron de feo, bajo, de mala catadura…, y obliga a tener en cuenta por lo tanto que su porte (el cadáver aporta datos de una persona fuerte, alta y de pelo rubio), madurez (contaba al comenzar su vida guerrillera con 39 años) y poderosa voz no le pondrían dificultades en su labor de mando.
Otros libelos como despótico, cruel, asesino, fiera, son más propios de un enemigo que lo teme y odia por no lograr su captura y derrota que de alguien que sirviera en sus filas; es por ello posible que el arranque inicial de los mismos esté en los franceses o afrancesados, como ya se apuntó antes (técnica similar es empleada actualmente en las campañas de desprestigio).
En este tema es pues importante no confundir la justicia de aquella época de guerra con crueldad, los ajusticiamientos con asesinatos, y su fiereza (valentía, temple de acero, según algunos autores) con el sentido animal de la palabra. En contraposición a los apelativos citados hay varios ejemplos de piedad para con los prisioneros, como la proclama de mayo de 1813 pidiendo perdón y amparo para los afrancesados.
Su amor a las tropas es constatado también en muchas versiones de su historia y es lógica correspondencia a la inversa del seguimiento ciego a su persona que suelen citar.
De su disciplina y sentido jerárquico nos hablan su sujeción, sin que se cuenten problemas o dificultades serias, al misterioso Director y el acatamiento a las órdenes e insinuaciones de las Juntas de Defensa (es un detalle significativo su interés por legalizar su guerrilla solicitando para ello autorización a la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino de España y de las Indias).
De su patriotismo nos habla su entrega a lo largo de toda la contienda; y de su honor y lealtad a sus ideas, nada mejor que su muerte en el exilio.
De su concepción del hombre nos hablan autores que ponen en su boca la idea de que Dios había creado al hombre derecho y ante nadie había que humillarse, lo que explica el poco caso que hacía a los honores y su indiferencia a los insultos del enemigo, así como su satisfacción por el mero hecho de cumplir.
Así después de establecer una lógica relación entre lo afirmado por diversos autores, podemos perfilar, sin caer en exageraciones, la figura del Cura Merino en el sentido de constatar la existencia de ciertas cualidades (recordemos las señaladas como guía o marco de referencia) que le permitieron ejercer un mando guerrillero-militar con el suficiente éxito como para pasar a la Historia.


PENSAMIENTO MILITAR:

Para conseguir definirlo se han de estudiar sus acciones y operaciones durante la Guerra de la Independencia; sin embargo, dada su prolijidad, se señalarán aquí aquellas que resalten más su forma de ser y actuar, y nos den a conocer la marca o sello de nuestro personaje.
También se tendrá en cuenta que muchas de ellas están abultadas (por noveladas, afán admirativo,…) en cuanto a tropas, enemigos, resultados, etc.. De todas formas, como lo fundamental para encontrar su pensamiento militar es el conocimiento de la técnica, táctica y estrategias que empleó (en cuanto a su concepción y planeamiento), no se entrará en demasiados detalles que sólo se tendrán en cuenta en un sentido general.
En principio se nos dice que se inicia en la guerrilla en 1808 con tan solo 20 hombres mal montados y con algunas armas que le proporcionó el Empecinado, obteniendo de su Director de 40 a 50 excelentes caballos, algunos comprados a los franceses, y sables y pistolas para los que iban a montarlos… (G. de Arteche).
Aunque se diga de otras maneras por otros cronistas, para la finalidad de este tema se han de destacar inicialmente dos problemas fundamentales a estudiar: captación de guerrilleros y aprovisionamiento logístico.
El primero se resolverá favorablemente debido al espíritu y patriotismo de los burgaleses , nacido éste de motivaciones variables, al empuje de las Juntas y al carisma de la figura del Cura Merino. El hecho concreto fue que sus fuerzas fueron creciendo constantemente y que dispuso siempre de una reserva suficiente para cubrir bajas.
Como datos complementarios e indicativos podemos ver como crecen sus tropas a través de algunos números (aunque posiblemente no sean muy reales) y de sus ascensos que, como es de suponer, comportarían el mando de una fuerza acorde con el empleo adquirido:

. 1808: Él y su criado se lanzan a la guerrilla…Tan sólo 20 hombres mal montados…
. 1809: Unos trescientos hombres y caballos. Algunos autores apuntan ese año la cifra, un tanto exagerada de 10.000 hombres). Nombramiento de Capitán graduado de Infantería. Organización de la Milicia de la Cruz Roja (una Compañía) en Castilla la Vieja; se puede considerar su entrada oficial en la milicia.
. 1810: Organiza el Regimiento de Húsares de Arlanza (para otros de Burgos), fuerza de caballería. Asciende a Coronel. Se dice que por entonces mandaba una fuerza superior a un Regimiento (algunos apuntan unos 700 jinetes en 5 Escuadrones) con tropas veteranas y regulares. Sus hombres constituían ya un Ejército Regular.
. 1813: Es nombrado Brigadier en premio a sus numerosas victorias; la Brigada de su mando estaba constituida, según J. Martínez, por el regimiento de Arlanza más un nuevo Batallón (quedando el Regimiento a tres Batallones), un Batallón ligero de Infantería de nueva creación a base de veteranos, un Regimiento de caballería a cinco Escuadrones, dos Escuadrones ligeros de nueva creación y Artillaría que trataba fuera de montaña.

Tal evolución irá también acompañada de cambios en la forma de operar, como se deducirá del detalle de sus acciones, desde la más pura concepción guerrillera a otra más regular que, sin embargo mantendrá fuertes connotaciones guerrilleras.
En cuanto al segundo problema (aspectos logísticos), las armas, pólvora, municiones, uniformes, monturas, víveres, dinero, etc., le llegaban por varios caminos:

. Presas hechas al enemigo (correos, destacamentos, convoyes,…); será el primer sistema empleado (el más importante de 1808 a 1810, sobre todo en cuanto a armas).
. Ayudas de otros guerrilleros (se relacionaba con ellos de igual a igual).
. Juntas de Defensa (mediante compras o canalizando colectas y entregas voluntarias).
. Ayudas directas de los pueblos de la zona (estaba en relación con los Alcaldes).
. Ayudas del Ejército Regular.

Todo ello constatado en distintas crónicas sobre su guerrilla.
Como detalle complementario es preciso centrarse un poco más en sus tropas al objeto de determinar, en términos generales, como era su carácter y estilo militar.
En principio, y ello resulta lógico por el origen rural de su nacimiento y presencia posterior de la guerrilla, sus seguidores fueron labriegos, leñadores, vaqueros y pastores, es decir, gente del campo; más adelante se le unirían gentes de la ciudad, y así parece ya que varios de sus Oficiales en 1811 eran estudiantes y jóvenes cultos (su mayor porcentaje se encontraba en aquella época en Burgos capital).
Previsor y serio en sus apreciaciones no dejaría que la tropa anduviese por su cuenta, la disciplinó y la instruyó. Se cuenta que en los comienzos le seguían con gran algazara y sin formación en la guerra; más tarde en Cataluña (después de la batalla de Vitoria) se llegó a admirar la marcialidad, valor y subordinación de sus tropas. Entre ambos comentarios media pues el establecimiento de una disciplina y el desarrollo de una instrucción militar combinada con un aprendizaje en la escuela de la guerra.
En cuanto a disciplina (muy relacionada con su propia concepción personal) ya se han comentado algunos de los límites que imponía a sus fuerzas (no saquear pueblos; control del botín capturado a los franceses; la no permisividad de borrachos, ni pendencieros, ni blasfemos en sus filas), y en relación con la instrucción, son varios los que señalan su realización en zonas seguras durante los periodos de inactividad.
El mando de dichas fuerzas pasará de la simplicidad guerrillera del principio a la complejidad de una Unidad regular, por ello el número de auxiliares de mando evolucionará también desde sólo su criado o asistente a una cierta forma de Estado o Plana Mayor.
Con estos conocimientos relativos a su persona y a sus tropas entraremos selectivamente en sus operaciones.
Durante 1808 y 1809 menudean los asaltos a franceses aislados, correos, convoyes y columnas, así como el asalto a alguna guarnición: valgan como ejemplos los siguientes:

. Asalto a un convoy:
Recibida información de que un convoy francés venía de Valladolid se dirigía a Francia por Burgos y Vitoria, y que traía custodiada (por unos 2.500 hombres) una carga de 32 cajas conteniendo 62.000 onzas de oro, decidió hacerse con la misma para lo cual, después de estudiar el itinerario, pensar la acción, de escoger la gente necesaria (poca para evitar la alarma de los franceses) y de distribuir sus fuerzas la noche del día anterior, partió a su encuentro disfrazado de labrador.
El lugar donde esperaban a los franceses era el pueblo de Villazopeque. Llegado al mismo se ocultó en la casa del párroco y se puso de acuerdo con el alcalde, también amigo suyo y confidente, para que, al pernoctar los franceses en el pueblo, dejaran su dinero en una cueva de su casa, la cual amañarían entre él, su criado y cuatro albañiles.
Por la noche y una vez metido el tesoro dentro de la casa, los franceses montaron grandes guardias avanzadas, patrullas de Infantería y caballería que recorrían sin cesar el pueblo y sus alrededores, los bosques y caseríos circundantes.
El Cura Merino pasó del cuarto preparado en la cueva a donde estaban las cajas, abrió las mismas, sustituyó el oro por piedras y las volvió a cerrar empleando para ello los sellos reales que mantuvo intactos.
Cuando se fueron los franceses repartió las cajas en dieciséis acémilas organizando cuatro grupos que en distintas direcciones marcharon hacia donde estaban sus fuerzas para buscar protección. Al Alcalde le dio (para él y su familia) una carta para el General Cuesta al objeto de que les llevara a Portugal y de allí a Inglaterra; más adelante le mandaría el dinero por el valor de sus propiedades.
Posteriormente, para escarmiento, se lo comunicó al Conde francés de Dorsenne en Burgos (síntesis de El Cura Merino de J. Martínez).

En otra ocasión fue informado por su Director de que los franceses prevenían un gran convoy destinado al sitio de Ciudad Rodrigo, indicándole la ruta para sorprenderlo. Merino les esperó emboscado cerca del puente, sobre los ríos Arlanza y Arlanzón, en Quintana del Puente, con tal fortuna que todo cayó en su poder, enviando la pólvora a los conventos cercanos para conservarla, enterrando cerca del río los cañones y bombas…, y distribuyendo a los campesinos los caballos de tiro y todo el herraje de sus furgones (R. Abajo).

. Ataque a una columna francesa:
A través de confidentes le llegó un día la noticia de que un Coronel francés con numerosas fuerzas se dirigía de Barbadillo del Mercado a Hontoria del Pinar. Merino en aquella ocasión dispuso una de las sorpresas más grandes de su gloriosa vida reuniendo un contingente de paisanos valerosos, armados de escopetas y fusiles unos y otros de hachas porque así convenía a sus planes. Llegó el Coronel a barbadillo con sus 500 dragones y al día siguiente salió a las cinco de la mañana para Hontoria. Merino había hecho cortar los pinos del bosque en una gran extensión de terreno, emboscado sus tiradores y prevenido sus jinetes. Apenas entrados los dragones en el bosque, mandó derribar los pinos ya cortados y a un tiro de escopeta cayó con sus hombres sobre los Imperiales que, sin poder avanzar por los pinos cortados, ni retroceder por los tiros de las guerrillas, pretendieron huir al galope pero les salieron al encuentro los jinetes del valeroso Cura, y comenzó una lucha que terminó en una horrorosa matanza, o por mejor decir, en la destrucción de los Imperiales, ya que de los 500 gendarmes sólo se salvaron 20 con el Coronel herido y 15 con un sargento (Datos biográficos sobre el Cura Merino, R. Abajo.

Al margen de los tintes novelescos o legendarios, las narraciones expuestas hasta el momento nos sirven para señalar antes de seguir adelante las siguientes conclusiones:

. Contaba con buena información (red de confidentes y colaboradores).
. Existencia de planificación en sus acciones.
. Empleo de la sorpresa contra la superioridad del francés. Ésta es lograda por la información sobre el movimiento del enemigo y el conocimiento del terreno que le permite elegir el lugar adecuado para la acción.
. La emboscada es su principal acción táctica.
. Combina adecuadamente el empleo de la Infantería con la caballería y ésta la emplea para caer por sorpresa y rapidez sobre el enemigo.
. Modifica el terreno, si lo considera necesario, para forzar al enemigo a la situación que tiene prevista..
. Se manifiesta hábil en engaños y argucias.
. Está pendiente de los problemas que puedan plantearse a sus colaboradores para ayudarles.

Posteriormente (1810 en adelante) sin abandonar el tipo de las acciones comentadas, buscará evitar el asentamiento de los franceses en las distintas plazas y localidades de la provincia de Burgos, tales como Covarrubias, Quintanapalla, Aranda, Villafría, Rubena. Lerma, Roa,…, para lo cual desarrollará en sus operaciones unas acciones defensivas y otras ofensivas: toma de localidades, hostigamientos,... A continuación exponemos un ejemplo seleccionado de cada una de ellas:

. Acciones defensivas:

.. Los franceses atacan Aranda:
Enterado el Cura Merino de las intenciones de los franceses respecto a Aranda, organizó partidas sueltas (de 20 a 25 hombres mandados por un Oficial) para que fueran a comprar víveres para dicho pueblo y dictó un bando preparatorio para el sitio (reforzar las fortificaciones, abandono de Aranda por los no dispuestos,…).
Como guarnición llegaría a contar con unos 3.000 hombres.
Por fin llegó el día. Merino recibió el parte de haber salido de Burgos una División francesa de 10.000 hombres al mando del Conde de Dorsenne, que se proponía acabar con Merino y su cuadrilla de bandoleros en quince días.
Merino y Segura salieron fuera de Aranda, el primero al mando de un Regimiento de Húsares (unos 600 jinetes) y el segundo su Batallón (unos 800 infantes). Merino se llevó toda la caballería excepto cincuenta para dar las órdenes dentro de Aranda y sin abandonar las cercanías de la población se corría por toda la orilla derecha del Duero, desde Hontoria de Valdearados hasta Berlanga de Roa, adelantándose a Tubill, Gumiel, Quintana y Aguilera.
Al cabo de cuatro días se estableció el primer contacto (unos en sus escuadrones en el camino de Lerma) con algunos tiradores franceses. Los españoles se retiraron y dieron cuenta a Merino. Y avisado Juan en Aranda se replegó a Tubilla.
A las nueve de la mañana del día siguiente se divisó desde Aranda a los franceses desplegados fuera del camino y en forma de media luna. Un parlamentario francés entregó un documento cuyo contenido no fue admitido y se contestó en el sentido de que no vinieran más o serían pasados por las armas. Roto el diálogo hubo un cañoneo por ambas partes de cerca de dos horas; terminado éste, los franceses se dispusieron al asalto y al llegar a unos 250 metros del baluarte comenzaron a perder gran cantidad de gente ante el nutrido fuego del español; ante esta situación el Conde de Dorsenne ordenó retirarse.
Suspendido el fuego por ambas partes el balance de este primer encuentro fue el siguiente: un muerto y seis heridos por parte española y cuatrocientas bajas por parte francesa.
A partir de entonces comenzó el sitio en toda regla, los ingenieros franceses comenzaron a trazar las primeras trincheras para establecer sus paralelas…, al día siguiente algunos de los cañones de las trincheras comenzaron a hacer fuego…
El cerco tenía forma de media luna por sólo ocupar la margen derecha del Duero. Más tarde tendieron, tras muchas bajas dos puentes de barcas a uno y otro lado de la ciudad para pasar y terminar el cerco.
Merino no actuaba de momento ya que con sus fuerzas no podía enfrentarse a los 10.000 franceses. Cuando se dio cuenta de que se formalizaba el cerco (que nunca se completaría) comenzó a actuar: al amanecer generalmente hacía primero una descarga con su Infantería y luego lanzaba su caballería. A veces no transcurrían dos horas sin que se efectuara un nuevo ataque por otro punto, no dejando a los franceses ni un minuto de descanso. Al mismo tiempo se apoderaba del abastecimiento de las tropas francesas quienes, al final, precisaban para su protección de grandes columnas.
A la vista de tal situación el general francés pidió por fin a Burgos algunos batallones de refuerzo ya que Merino había logrado levantar a varios pueblos de los alrededores.
Merino preparó una emboscada a uno de los batallones de los que marchaban a reforzar la División del Conde. Los franceses del mismo se defendieron formando cuadro pero después de duros combates y la carga repetida de la caballería de merino fueron deshechos. Como consecuencia de ello y aún a riesgo de desguarnecer Burgos el Conde siguió pidiendo refuerzos.
La situación en Aranda se agravaba cada vez más. Por su parte, Merino seguía atacando convoyes de víveres destinados a los franceses.
Ante las previsiones de Madrid, el Conde decidió por fin realizar un esfuerzo: el asalto de Aranda. Para prepararlo batió primero el reducto de la Concepción y otros intentando abrir brecha, después lanzó cuatro columnas de ataque a dos batallones cada una. El asalto se intentó por cuatro veces fracasando en todas y en el último resultó herido el Conde cuando lo encabezaba.
En esa última retirada los españoles de dentro de Aranda salieron en persecución de los franceses llegando a destruir algunas baterías.
Los franceses tratarían entonces de llegar a un armisticio no logrando nada.
Mientras tanto Merino dispuso un ataque (al amanecer del cuarto día) con sus fuerzas en combinación con las de Aranda que efectuarían una salida en masa sacando también los cañones.
El ataque se dio en la orilla derecha del río Duero. Para evitar que las fuerzas de la orilla izquierda acudieran en apoyo de las de la derecha quemó los puentes. Durante el ataque se rompió fuego desde Aranda sobre las fuerzas del Sur para fijarlas aún más.
Después del combate se firmó un armisticio de 15 días bajo condiciones españolas: los franceses de la orilla izquierda y derecha se retirarían a Burgos y no sobre Lerma quedando la artillería de la izquierda en manos españolas (síntesis de El Cura Merino, J. Martínez).

. Acciones Ofensivas:
.. Ataque a la villa de Lerma:
Después de Aranda y el abandono francés de Salas de los Infantes, Merino pensó en Lerma ocupadas por dos Batallones franceses con ocho piezas de Artillería y dos Escuadrones de Caballería ligera.
Así, buscó bloquear Lerma a la espera de la ocasión para un golpe de mano. Por lo tanto no la sitiaría en toda regla ya que, por otra parte, no quería tirar con su Artillería sobre Lerma para no dañar a la población española.
El bloqueo citado lo realizó con sus fuerzas distribuidas de la siguiente forma: Cuartel General en Quintanilla de la Mata, un Escuadrón en cada uno de los pueblos siguientes: Santa Cecilia, Villalmanzo, Santa Inés, Revilla Cabriada, Quintanilla de la Mata y Avellanosa de Muñó, la mitad de un Batallón de Infantería más seis piezas en Quintanilla de la Mata, en Villalmanzo y Revilla dos Compañías más la mitad de una Batería en cada localidad. Villalmanzo y Revilla Cabriada serían la cabeza del cantón. Como seguridad patrullas de Caballería recorrerían el perímetro.
Sus órdenes iniciales fueron las siguientes: cerrar todo paso a Lerma, no aceptar combate a no ser con fuerzas muy inferiores, caso de verse amenazado replegarse sobre el cantón inmediato y caso de ataque general se reuniría en Quintanilla de la Mata toda la Columna.
La primera acción contra el francés fue la detención del correo del Comandante de Armas de Lerma cuando se dirigía a Burgos a dar cuenta de lo que estaba sucediendo.
El francés de Lerma intentará vencer esta posición, sin embargo después de cuatro intentos fueron forzados a retirarse y derrotados cerca de Royales del Agua.
Mientras tanto las Columnas francesas que se dirigían a Lerma, enterados de la trampa de Merino, decidieron atacar Villaverde y Madrigal en lugar de Madrigalejo del Monte.
Ante tales intenciones, Segura y Mendoza (el primero en Villaverde y el segundo en Madrigal) pidieron cañones a merino ya que todos estaban en el centro y Merino mandó dos a cada uno.
Madrigal fue atacado pero el foso construido por los españoles y el nutrido fuego detuvo a los franceses. Pero como los franceses prepararan el paso del foso y a la vista de la cantidad de sus fuerzas pidió a Merino un Batallón de refuerzo que le fue concedido.
Viendo Merino que el ataque a Villaverde no era de importancia mandó allí cuatro Compañías de urbanos y ordenó que el Batallón de línea de Villaverde se le uniera sobre la carretera.
El combate de madrigal terminó con el fracaso del francés.
Merino entonces atacaría por el centro pasando entonces a primer plano el combate en dicha zona.
El francés mandó que los Batallones y la Artillería que atacaban Villaverde se replegaran al grueso, hecho que aprovechó Merino para hacerse con las tres piezas del pueblo, aumentando su Artillería a siete piezas.
Enterado de la acción de Villalmanzo no temía por su retaguardia.
Merino ordenó entonces una salida a Mendoza (en madrigal) contra el Batallón que estaba organizado delante de sus posiciones mientras un Batallón de Merino lo atacaba de flanco.
La idea era apoderarse de la meseta anterior a Madrigal que dominaba la carretera y situar en ella la Artillería, cogiendo entonces con fuego de flanco a los franceses del grueso central.
Los franceses que atacaban Madrigal fueron rechazados y la meseta ocupada.
Con los cañones de Madrigal y los capturados a los franceses enfilaron contra el centro francés dieciséis bocas.
Los franceses trataron de atacar otra vez la meseta con unos cuatro Batallones, pero fueron rechazados por la Artillería y se retiraron al ver a Merino que avanzaba por el centro.
Así, sin enfrentarse a merino en el centro se retiraron con cuantiosas pérdidas hasta Cogollos, y allí pudo desplegar su Caballería y Artillería permitiendo el repliegue de su Infantería.
Los de Merino no se aventurarían ya a una nueva batalla. Finalizada la misma, Merino ordenó que las tropas ocuparan los puntos iniciales y descansaran. Posteriormente fue ocupada Lerma y los franceses se retiraron a Burgos (síntesis de El Cura Merino, J. Martínez).

.. Acción nocturna sobre el Castillo de Burgos:
Las tropas de Napoleón eran dueñas de Burgos y tenían fortificado el castillo, pero para dar mayor seguridad de éste, establecieron en el Cerro de San Miguel un hornabeque, en el que había una corta guarnición. El día de Reyes un oficial de la partida del Cura Merino preparó por orden de éste una sorpresa de las que acostumbraban aquellos indomables guerrilleros y al efecto, tan pronto como cerró la noche se dirigió con 200 hombres decididos a los arrabales de la población emboscándose sigilosamente en el barranco existente entre el Castillo y el Cerro de san Miguel, a pocos pasos de distancia de los centinelas de ambas posiciones.
Y así permanecieron ocultos hasta la hora propicia.
A la una de la mañana resonó entre las sombras de la noche un nutrido fuego de fusilería y los bravos guerrilleros se dirigieron hacia hacia el fuerte dispuestos a saltarle.
Mientras la guarnición se defendía de los atacantes otro grupo de Merino, disfrazados de franceses, penetraron con facilidad en el fuerte ya que los franceses creyeron que eran tropas que llegaban en su auxilio. Así la guarnición francesa del hornabeque, atacada por el exterior y el interior cayó prisionera de los españoles.
El ataque fue tan rápido que cuando los franceses del Castillo acudieron a socorrer a los del fuerte los guerrilleros de Merino ya se habían marchado llevando consigo a los prisioneros (de Efemérides Burgalesas, Una hazaña del Cura Merino, Juan Albarellos Berroeta).

Bajo los mismos condicionantes, ya reseñados con anterioridad, podemos llegar a determinar de éstas últimas narraciones, las siguientes conclusiones bajo el punto de vista militar:

. Sigue contando con buena información.
. Hay un aumento sustancial en cuanto a fuerzas propias y amplitud de despliegue.
. Hay menor sorpresa en el encuentro entre ambos contendientes, pero siempre la busca.
. Sigue gustando de engaños, trampas,…, llamando la atención del enemigo sobre varios puntos para luego atacar otros.
. Los enfrentamientos son más similares a los de las fuerzas regulares, sin embargo sigue realizando emboscadas, golpes de mano, hostigamientos… de tipo guerrillero, como acciones complementarias al esfuerzo principal.
. En su despliegue suele hacer adecuado uso del obstáculo: se apoya en ríos, poblaciones…, o bien lo transforma con empalizadas, fosos, etc. (fortificación).
. Denota flexibilidad en su mando al adaptarse a los cambios sobre sus planes que introduce el enemigo; sabe cuando ordenar un ataque con precisión y economía de medios o bien cuando retirarse.

Sumando a estas conclusiones las expuestas con anterioridad, podemos apuntar de forma más general lo siguiente: existencia de dos periodos bélicos: uno eminentemente guerrillero y otro mezcla de guerrillero y regular con tendencia a esta última forma de operar.
Al margen de los detalles tácticos citados nos faltan otros que no aparecen en las narraciones contempladas, pero que son descritos por varios autores y que por su importancia complementaria cabe citarlos.
En cuanto a seguridad si la miramos desde el punto de vista de su persona se dice que a la hora de dormir se internaba solo con su criado en el monte y respecto a las tropas que dormían cerca de sus caballos los cuales pasaban la noche ensillados en los pesebres, para montar y reaccionar ante la más pequeña alarma detectada por sus centinelas o las grandes guardias que montaba. Sus zonas de descanso siempre fueron buscadas por razones de seguridad en lugares montañosos y sitios agrestes, y donde contara con buenos y leales colaboradores.
Gustaba de las tácticas de unión para atacar y dispersión para retirarse (principio guerrillero permanente), así pues colocaba guarniciones en varios pueblos cercanos entre sí y unidos por buenas comunicaciones que pudiera en pocas horas reunir en un punto todas sus fuerzas para dar uno de sus golpes, dejando al mismo tiempo la posibilidad a cada una de las guarniciones de replegarse sobre la inmediata en caso de un revés o verse amenazado por fuerzas superiores. Desde estas guarniciones o cantones salían destacamentos o patrullas en todas direcciones para evitar la ociosidad y vigilar los movimientos de los franceses.
De esta zona de operaciones se dice que tenía un frente extenso y despejado, la espalda muy bien guardada y puntos seguros donde retirarse ( entre ellos Hontoria del Pinar y Santa Cruz de Salcedo) y replegarse aún más lejos, sobre Segovia o Navarra. Contaba pues desde el punto de vista de un Ejército regular de zona, base y frente de operaciones.
Su línea de interés estratégico (donde incidió directa o indirectamente) fue la vía de comunicación entre Burgos y Madrid, uno de los ejes estratégicos franceses desde Francia.
Por último y para entrar en el campo estratégico haremos referencia a los objetivos que el Cura Merino tenía y quería cumplir (propios u ordenados por las Juntas) y los efectos que provocaron sobre los franceses.
Se sabe que la Junta Central quería evitar el control del Sur de la provincia de Burgos por parte de los franceses, lo que entra dentro de la lógica al resaltar la importancia de la vía a Madrid. Tales intenciones serán seguidas por Merino y sólo abandonadas a instancia de las mismas Juntas, que en ocasiones también tuvo que presionar para retenerlo en la zona (intenciones que variarán después de la batalla de Vitoria).
En este sentido, están acordes las acciones del Cura Merino. Con sus emboscadas las vías de comunicación adquirieron para los franceses un alto grado de peligrosidad, los Correos llegaron a estar detenidos en Burgos por no atreverse a salir y los Convoyes lo hacían con fuertes escoltas. Con sus ataques evitó que los franceses ocuparan mayor número de localidades y que estableciesen guarniciones en ellas.
Entre fuerzas francesas empleadas en protecciones y empeñadas en su captura, se llegó a admitir que distraía un 10 por 100 del potencial francés en la provincia.
De todo lo expuesto se puede concluir que la estrategia del Cura Merino, sencilla en sus objetivos (sin complicaciones de carácter político) es posible encajarla en una estrategia eminentemente militar y operativa, en cuanto que va creando una fuerza, desde la guerrilla inicial, la adecua logísticamente y la emplea tácticamente.
En el campo de la operatividad (ofensiva y defensiva) hay algunos tintes de concepción estratégica (maniobrabilidad, búsqueda del envolvimiento…).
Mucho tiempo después, el tratadista militar, Liddel Hart incluirá este tipo de hacer la guerra (frente al enemigo que pretende conquistar un territorio con el dominio de posiciones clave se busca prohibir la ocupación de la parte del territorio capaz para sostener en forma al Ejército propio) en su Estrategia de la aproximación indirecta. Estrategia que, sin definir en 1808, provocó a Napoleón la úlcera española.