domingo, 30 de agosto de 2009

ESTEREOTIPOS


Fernando Pinto Cebrián



En muchas facetas de nuestra vida, como no lo sabemos todo, actuamos apoyándonos en estereotipos.
Sería difícil no tenerlos en cuenta.
Su presumible inmutabilidad nos empuja a actuar, si así lo decidimos, en una dirección determinada que creemos la segura.
Los m.c.s, los grupos políticos, económicos,…, los crean y los difunden, en ocasiones interesadamente, creando sus “verdades”, muchas veces engañosas y contradictorias…
También nosotros desde nuestra formación, experiencia, información que nos llega, entorno social en el que nos desenvolvemos, creamos, a veces engañándonos, nuestros propios estereotipos.
Es así como se llega a conclusiones rápidas; en cierta forma pensamos: cuando ocurre el estereotipo A y luego el B, aparece el C.
Sin embargo dicha formula, expresada aquí en esquema, no siempre es correcta.
En ocasiones A +B no es siempre C, ya que el estereotipo A está equivocado, contiene sólo una parte de la verdad (se transforma por ejemplo en “a”), y lo mismo pasa con el B.
Y como consecuencia no se produce C, sino cualquier otra letra del abecedario.
El factor humano, variable per se, y su entorno, también inestable, promueven sorpresas de tal tipo.
En la toma de decisiones intrascendentes no pasa nada, se corrige en lo posible la dirección y se toma la nueva.
Sin embargo, hay que tener cuidado cuando se toman las decisiones con estereotipos no bien fundamentados en aquellos aspectos de vital importancia.
El resultado puede ser entonces grave.
La oposición a los hechos terroristas de cualquier índole crean también estereotipos en los medios, en el ámbito político, en la sociedad, etc., que pueden ser peligrosos, porque cuando no se produce el C, del que antes hablábamos, se carga negativamente contra los que dirigen tal lucha y los que la realizan.
Y ya es el colmo cuando se habla de suerte y no de profesionalidad, cuando a pesar de no darse el C, por previsión-prospectiva se acierta en el dominio del nuevo resultado (el D, el E,.., el que sea).
Por eso, cuando las cosas no están claras, no hay que crear falsa (o ciertas, quien sabe) expectativas fundadas en estereotipos.
Y menos a nivel de análisis profesional.
En este asunto no vale el “vamos ganando”, “el terrorismo está en las últimas”…, o bien, “es un problema a largo plazo”, “así nunca se acabará con el problema”,…
Optimismos y pesimismos no preparan a nadie para la realidad.
Si hemos de creer en alguno sería aquel de que la unidad, la coherencia en las decisiones y la profesionalidad permitirán alcanzar el C, el D, etc.
Aquel, no importa la letra, que fuera el resultado final definitivo y positivo del problema.