martes, 28 de octubre de 2008

En recuerdo de mi amigo




En recuerdo de mi amigo


Fernando Pinto Cebrián

Hace unos días vi como desmantelaban la casa de mi viejo amigo.
Ya un anciano, aún está en este mundo viviendo, no se de que manera, separado de su hogar…
No se como, porque adoraba su garito, tal como él decía…
Una pequeña habitación “residencial” le acoge de momento.
Y ahora sus hijos, después de que firmara la pertinente autorización, lo han vendido.
Mi amigo ya no podrá regresar a lo que le quedaba de lo suyo, de lo que creó para su mujer, que ya le espera, y para sus hijos.
Todo el mundo contento. Era la solución, a no se que, se dice…
Se puede considerar que aquellos están ahora en fase creativa, ¿pero desmontar en vida lo que su padre aún querría ver…?
Da una pena horrible, porque se que estaba orgulloso de su lar, de que quería volver allí a ver una vez más los recuerdos que le quedaban, porque se que prefería morir allí antes que en una habitación desconocida,…
Lo había repetido insistentemente en muchas ocasiones…
Era un hombre de carácter, pero su autoridad ahora está limitada por su dependencia…
Al final, ¿será verdad aquello de “cuida a tus hijos porque ellos elegirán tu residencia? …
Cada caso es diferente y es difícil a veces ajustar la realidad a lo pensado.
No nos hagamos mala sangre, que no nos invada el pesimismo, hay que vivir contando con que no siempre es así, que el respeto de los menores en edad, dignidad y gobierno por los mayores existe…
Siempre se nos ha dicho, y ellos lo saben:
No pidas caridad si no tienes piedad.
No pidas amor si no sabes darte.
No pidas entrega si eres egoísta.
No pidas bondad si no sabes perdonar.
No pidas pureza si estás lleno de suciedad.
No pidas obediencia si no obedeces.
No pidas…
Pero, en la realidad, las respuestas en ocasiones no encajan…
Y por eso no está de menos ser previsores en la consideración de que “criar cuervos es hacer el gilipollas porque ponen menos que las gallinas”…
Y la impotencia me invade cada vez que le visito…
Adiós viejo amigo.