martes, 30 de noviembre de 2010

DE LA INCAPACIDAD A LA INCOMPETENCIA

Fernando Pinto Cebrián

¿Será por algo...?

Si un Servicio, Centro, o como quiera llamársele, de Inteligencia, reconoce que le resulta difícil cumplir su misión por falta de capacidad, habrá que considerar la falta de medios adecuados, la necesidad de un reciclaje en parte de su personal por obsoleto, o estimar la posible intención de que se reconozca tal falta y se solvente, o lo que es peor, de justificar un futuro fracaso.

De todas formas, tales afirmaciones resultan un tanto preocupantes por lo que implica de debilidad en un organismo de primera línea, lo que obliga a pensar seriamente sobre su utilidad si en un corto plazo no se pone al día.

Es cierto que constantemente aparecen nuevos riesgos y amenazas para la seguridad e intereses nacionales, y que algunos son difíciles de descubrir hasta que se hacen dolorosamente visibles, sin embargo su suposición, mejor su detección, con tiempo suficiente es, no sólo para sus “clientes”, misión de vital importancia para un Servicio de Inteligencia.

Todo Servicio ha de contar con un conjunto de analistas de experiencia que sean capaces de estudiar constantemente, desde una visión de conjunto, la situación en que se encuentran los complejos elementos que juegan contra los intereses nacionales, imaginando y teorizando al mismo tiempo los posibles nuevos escenarios que pudieran aparecer y quien o quienes, en cooperación, tendrían que actuar en ellos.

Importante para ir preparando los equipos humanos y los medios adecuados para las nuevas misiones, permitiendo así la entrada en eficacia lo más pronto posible.

Y no hay otra, es la única forma para evitar indefiniciones, dudas, y cuanto más, públicas lamentaciones del todo reprochables, ya que el que dice no poder hacer, echando balones fuera, está a un paso del no saber que hacer y del reconocimiento, por ende, de su incompetencia.

¡Peligroso para la moral de los “trabajadores” de la Inteligencia!

lunes, 4 de octubre de 2010

DIFERENCIAS ENTRE "CREER QUE" Y "SABER QUE"

Fernando Pinto Cebrián


La diferencia parece estar clara, pero muchos se confunden, algunos interesadamente.

Podemos creer que algo va a ocurrir, sin embargo no sabemos si ocurrirá con exactitud, ya que el creer no implica más que tener fe en algo, siempre que interese, sin conocimiento exacto de ello.
Por lo tanto, no se está informado de los elementos que llevan a tal acontecimiento y se da crédito al mismo como si aquellos fueran seguros o ciertos.

Sin embargo, saber que algo va a ocurrir se relaciona con el conocimiento de los acontecimientos que llevan al hecho, es decir se está informado de ellos, ya que, acercarse desde la información contrastada a la verdad objetiva, descartando o colocando en su sitio las subjetividades siempre presentes que un hecho apunta, algo siempre difícil de alcanzar pero no del todo imposible, es lo que propone el que busca saber

Cualquier analista que se precie, o que haya tratado por asuntos profesionales con ellos, sabe e interpreta perfectamente tales conceptos a no ser que actúe interesadamente, de motu propio o por inducción externa, o a no ser que sea un mal analista o pseudoanalista (el peor es aquel que se cree que lo es).

Hoy día, en el “patio de nuestro colegio” encontramos a muchos de los que, bajo no se sabe que criterios, dicen saber, cuando sólo creen, lo que va a ocurrir en ámbitos diversos (el político, el social, el económico, etc.), negando, que es lo más grave, la información de los que realmente saben del tema, de los que lo trabajan en base a datos lo más exactos posibles.
Por eso, precisamos saber como deslindar ambos conceptos dado que también nosotros podemos llegar a creer que sabemos algo, no siendo verdad tal conocimiento.

No es de recibo, que se nos diga que puede ocurrir tal o cual evento en asuntos de terrorismo, de evolución económica o política,…, y más cuanto provocan alarma social, sin la indicación correspondiente de los elementos informativos en los que el “profeta” se basa, y, sobre todo, cuando éste, de alguna forma, está reconocido públicamente por cualquier tipo de autoridad: gubernativa, institucional, partidaria,…, da lo mismo.

Y ello porque, a fuer de que con tantos “dioses y profetas falsos” manifestándose, los “profetizados”, desorientados, reorientados hasta la saciedad, pueden llegar a creer lo que aquellos dicen, con el costo social que eso puede, a la larga, llegar a suponer.
Y es más, podemos también llegar a creer que los que dicen saber algo no cuentan siempre toda la verdad o tomarlos por aquellos que dicen creer.

Que no nos confundan. Tan sólo es preciso creer en lo que se sabe desde una información lo más veraz y contrastada posible.
Si no es así, nos incorporaremos al “borreguismo” habitual haciendo el “caldo gordo” a los manipuladores de todo tipo de creencias y sabidurías.

¡Amén!

martes, 31 de agosto de 2010

PUNTUALIZACIONES...

Fernando Pinto Cebrián


I:

Se podrá debatir, sobre las sobre las razones que nos llevaron a allí; sobre porqué seguimos allí; sobre lo que la sociedad cree que estamos haciendo allí; sobre si se cuenta la verdad de lo que realmente pasa allí;…

Se podrá debatir sobre si las acciones armadas sobre nuestras fuerzas son o no acciones de guerra; sobre si el enemigo que actúa contra nosotros debe ser así considerado o no; sobre el porqué otros gobiernos y sus fuerzas si lo reconocen y nosotros no;…

En fin, se podrá debatir, sobre todo aquello que no mueve más molino que el de la lucha partidaria,…

Y por eso, por encima de dogmatismos y demagogias, se hace preciso puntualizar:

. Cuando hay dos contendientes en enfrentamiento armado, sea éste de carácter regular, regular y a la vez irregular, totalmente irregular,…, con bajas mutuas y de civiles…, la SITUACIÓN ES DE GUERRA. Y no hace falta declaración expresa por parte de nadie.

. Toda acción de reconstrucción que se efectúe, sea por un contendiente u otro, se hace en SITUACIÓN DE GUERRA y por lo tanto se puede ver afectada, si no cuenta con la seguridad adecuada, por acciones de guerra de cualquier tipo.

. Las acciones terroristas no sólo se producen en situación de paz, son transformadas en hechos de guerra en SITUACIÓN DE GUERRA (recordemos los atentados cometidos, entre otros muchos ejemplos, por la resistencia francesa en la II GM contra las fuerzas ocupantes), solo que en este caso se busca expandir el “terror” entre las filas enemigas y sus colaboradores.

. Es ilusorio trabajar en una SITUACIÓN DE GUERRA creyendo por orden que se está en situación de paz; tal engaño afecta siempre a la seguridad y termina acabando con la protesta de los ejecutivos, de la sociedad y con la credibilidad del ordenante.

II:

Se podrá debatir sobre si las ONG,s han de cumplir o no sus misiones en situaciones de flagrante inseguridad; sobre si se les ha de prohibir o no viajar a zonas inseguras; sobre si se ha de seguir manteniendo la ayuda o no;…

Se podrá debatir sobre si, cuando acontece alguna desgracia, las medidas de seguridad fueron las correctas; sobre si los apoyos oficiales fueron los adecuados o no; sobre, caso de un secuestro terrorista, quien pagó o no el rescate o quien, en su caso debería pagarlo; sobre el carácter del mismo: económico, político,…;sobre si el pago efectuado está de acuerdo con el concepto de la lucha contra el terrorismo en una democracia;…

En fin, más agua para el molino de los intereses partidarios,…

Por eso hay que puntualizar una vez más:

. Entrar en zonas de fehaciente actividad terrorista es tener “todas las papeletas de la rifa”, si no se atiende debidamente a la seguridad, de caer en sus redes.

. Las “suficientes” medidas de seguridad no van a evitar del todo las posibles actividades de los terroristas, posiblemente, aunque las limiten, atendiendo a la rentabilidad del objetivo, las endurecerán en la zona en un plazo más o menos largo o buscarán otros lugares de más fácil actuación.

. Si los terroristas dejan en libertad a un secuestrado es indudable que lo hacen por haber conseguido su objetivo: económico o político; el propagandístico es alcanzado desde el momento inicial.

. Es también indudable que el pago, fuera el que fuese, estimula como “victoria” a los terroristas y a sus afines a volver a intentar acciones similares.

. Si bajo el “no se negocia con terroristas”, no se paga un secuestro, se ha de estar dispuesto, política y socialmente, a sufrir las consecuencias de la pérdida de vidas humanas o a emplear, como alternativa, la acción directa contra los secuestradores, también con todas las consecuencias, o bien, a perseguirles tras el cobro y consecuente liberación, para su detención inmediata y recuperación del pago.

. En ningún caso, la acción terrorista y la reacción gubernamental deberían ser motivo de división o de fractura político-social.

sábado, 31 de julio de 2010

CON LOS "SECRETOS" AL AIRE...

Fernando Pinto Cebrián


“Secretos” al aire, por no decir otra cosa…
Y no es nada nuevo…

En tal situación se ven ahora, siendo actualidad, los servicios de inteligencia de los EEUU, con los 92.000 documentos secretos relativos acciones norteamericanas en Afganistán, desvelados en la página Web WikiLeaks.
Los titulares y contenidos detallan presuntas operaciones secretas que revelan sospechas de colaboración de la inteligencia paquistaní con los insurgentes…
Y además se teme la publicación de más documentos secretos y no se sabe como parar esta sangría de filtraciones…

Desde lo particular a lo general podríamos analizar filosóficamente lo ocurrido para intentar extraer alguna conclusión sobre aquello que es secreto y lo que le rodea en los EEUU; asunto que ha de quedar, en la búsqueda de la solución adecuada, a la inteligencia norteamericana.
Pero como, por encima de los detalles, la cuestión no es nueva, con seguridad, entre los planteamientos iniciales, algunos han de encajar en las siguientes consideraciones:

1.- El secreto nace para evitar que el enemigo, el que sea, conozca nuestras intenciones, sepa de nuestros intereses y sorprenderlo, caso necesario, con nuestras acciones; o bien, porque lo realizado o por realizar está fuera de toda ética y hay que ocultarlo…
En el primer caso las filtraciones proceden de infiltrados, de agentes dobles, de comprados, de informadores, colaboradores…
En el segundo, pueden provenir también de los anteriores con el objeto de desmontar credibilidades basadas en el prestigio, o de mentes dichas “puras”, más o menos independientes, que no soportan, o dicen no soportar, las situaciones irregulares, injustas, contrarias a sus principios…
En ambos casos, los servicios de inteligencia, como guardadores de los secretos nacionales, sufren un daño grave, pasando a ser incompetentes, poco profesionales…, al tiempo que crece en la sociedad y en el entorno político la idea de su inutilidad y de la necesidad de plantearse, en el límite, su desaparición…

2.- El entorno que ha de crear y/o guardar el secreto debe ser seguro, también secreto y restringido.
Si el punto de origen del secreto, conocido sólo por los que tienen necesidad de saber, se amplía más de la cuenta atendiendo a criterios extensivos de organización poco profesionales, y más si estos no están controlados…, el efecto “corre-ve-y-dile” se pone en marcha por motivos diversos, en los que pueden encajar algunos de los individuos antes citados…
Siempre se ha dicho que el secreto que uno guarda deja de serlo en cuanto se cuenta a otro, a pesar de que el que lo escucha lo recoja a su vez como secreto, ahora el suyo.

Y como nadie está libre de lo dicho, y más, en la sociedad global actual, con las nuevas mentalidades en relación con lo que debe o no mantenerse en secreto, y el concurso de los nuevos medios de transmisión de datos, casos como éste, si las “inteligencias” actuales no se adaptan a la realidad revisando personal, medios y procedimientos, volverán a aparecer…, y tal vez aquellos, sustituidos por otros, inducidos a desaparecer.

miércoles, 30 de junio de 2010

DE LOS FRUSTRADOS

Fernando Pinto Cebrián

La frustración no admitida no ha dejado de atacar, individual y colectivamente, a los ambiciosos, soberbios y orgullosos desmedidos, a los mezquinos, a los inútiles, perezosos y vagos,…, a todos aquellos que se creen inteligentes, en posesión de la única verdad, y por lo tanto, por encima de los demás que, por supuesto, están equivocados…

Se les puede encontrar en todo tipo de colectivos (políticos, económicos, militares,…), generalmente frustrados por no haber alcanzado su objetivo: el ascenso deseado, el puesto de prestigio procurado, el nivel económico pensado,…

En general, sus pataletas antes quedaban en el grupo auditorio de sus “amigos” y en el de aquellos que, “cazados” circunstancialmente, escuchaban ineludiblemente, no su lamento, no el reconocimiento de sus posibles equivocaciones, sino el error cometido por sus superiores, la falta de comprensión hacia sus cualidades, sus virtudes,…, que citaran sin pudor alguno…

Lo curioso es que hoy día, con el acceso fácil a los m.c.s, ese tipo de frustrados que no quieren reconocerse como tal, generalmente en la impunidad que les proporciona el estar fuera ya de su ámbito profesional, exponen abiertamente lo que ellos creen (se lo creen de verdad) respecto de la funcionalidad actual de sus camaradas con verdades a medias, manipuladas según sus intereses, sin conocer toda la realidad,…, tratando de hacer daño, de frustrar sembrando la duda,…, a los que quedaron, a los que alcanzaron los puestos y premios que ellos no obtuvieron...

Dogmáticos y demagógicos, se permiten criticar las actuaciones presentes explicando, desde el poderío que aún creen tener, los errores que se están cometiendo y lo que hay que hacer (más bien lo que habría que hacer si ellos estuvieran al mando)…

Lo que no saben, en su “piñón fijo” y en su estulticia manifiesta, es que digan lo que digan, en prosa o en poesía, su obsesión delata su enfermedad, la falta de asimilación de su frustración…

Y es que, tales necios, tan sólo aplaudidos por otros tales, aún no han aprendido a digerir su falsa derrota, a transformarla en positivo, en suma, a escapar del síndrome del “teléfono en silencio” y a comprender que ya no les van a llamar para nada, que no les van a recuperar…, en definitiva que su tiempo ya pasó.

domingo, 30 de mayo de 2010

REFLEXIÓN RÁPIDA E IRREFLEXIÓN "ARTIFICIAL"

Fernando Pinto Cebrián


Toda reflexión lleva su tiempo…

Tratar de concretar el objeto sobre lo que se reflexiona, desentrañar su parte de verdad y de mentira, su realidad y su apariencia, sus relaciones y sus aislamientos, su acción y su pasividad, su movilidad y su quietud, sus orígenes y sus posibles finales o consecuencias,…, es un camino que, en general, se puede recorrer de forma más o menos rápida según la experiencia en el pensar y el conocimiento previo que, sobre la materia a tratar, se posea, así como de las exigencias y urgencias que tengamos o que nos impongan a la hora de tomar la decisión o decisiones convenientes.
Cuando nosotros marcamos los tiempos, incluso en los casos de urgencia que la situación pueda requerir, no hay irreflexión, aunque si es posible una reflexión rápida que en muchos casos puede (no siempre) conducir a equivocaciones
Errores que, estando alerta, han de corregirse modificando adecuadamente la decisión primigenia con nuevas reflexiones.

El problema surge cuando, fuera de la pura irreflexión, comprensible hasta cierto punto por inexperiencia, falta de datos, nerviosismo,…, aparece la reflexión rápida a conciencia, versus irreflexión “artificial”,

Irreflexión “artificial”:

. Irreflexión por cuanto la pertinente reflexión deja de ser tal al estar condicionada o manipulada por intereses espurios.
. Y “artificial” por cuanto se preparan de antemano, para cuando su nefasto resultado no se pueda ocultar, comentarios justificativos tales como: “se hizo todo lo posible con los datos que se tenían en el momento”, “la decisión era urgente y se tomó la mejor que se consideró en aquel instante”, “se actuó de inmediato…”.

Es entonces cuando la sociedad se pregunta, como lo suele hacer la española desde hace un tiempo, ¿es que no hay nadie que piense?....

viernes, 30 de abril de 2010

LOS ANALISTAS MANIPULADOS


¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????


Fernando Pinto Cebrián


Todas las organizaciones, asociaciones…, políticas, económicas, sociales, religiosas,…, de carácter público o privado, pueden caer en algún momento en la “necesidad” de manipular la información que les afecta en “defensa” de sus intereses.
Lo malo es cuando esto, que siempre es un error a largo plazo aunque se crea lo contrario, se hace habitual e incluso se acepta como un acierto ante los “beneficios” obtenidos y a obtener.

En el primer caso, la manipulación de la información por parte de los analistas se hace conscientemente bajo la dirección, supervisión y responsabilidad (al menos así se espera) del jefe superior, el “inteligente”.

En el segundo, la manipulación se considera ya parte del trabajo, se labora con la información como en el caso anterior, pensando ya en el resultado final a alcanzar, el definido por el “inteligente” como el más beneficioso, pero la diferencia estriba en que, la información siempre, en todos estos casos, será “legalmente” retorcida para ajustar el resultado del análisis.

En el primer caso, hay conciencia de la manipulación efectuada, de que no es habitual, y de su carácter de temporal, en la consideración de necesaria en la guerra “subversiva” del momento.

En el segundo, lo mismo, pero con el tiempo tal conciencia se pierde, y entonces los analistas son ya los manipulados. Nace entonces la duda sobre la verdad, la relatividad en los conceptos antes “inmutables”,…, y, finalmente, la desconfianza de todos hacia todos en todo lo que se habla y se comunica.

Todo cabe en el mundo actual, sin embargo hay ya demasiado de los segundo.

Y si creemos que no es así, sólo nos hace falta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de esa realidad: que estamos bastante rodeados de viejos profetas equivocados a propósito, de mezquinos e influenciados poetas, de corrompidos intelectuales y de vendidos mercachifles, para los que el todo vale es norma por encima de toda verdad, que nos quieren conducir a su caos particular vendiéndolo como si de un paraiso se tratara.

miércoles, 31 de marzo de 2010

SEGURIDAD-INSEGURIDAD

Fernando Pinto Cebrián


Lamentablemente, los terroristas nos pueden sorprender con imprevistos violentos que, a pesar de los medios empleados en su contra, transmiten a la sociedad cierta sensación de inseguridad y el convencimiento de que hay fallos en la seguridad del Estado.

Es indudable que el fallo existe si el atentado se perpetra, puesto que la seguridad no ha actuado con la rapidez y la eficacia necesaria para adelantarse a la acción terrorista

Sin embargo, sin relativizar los daños sufridos ni justificar posibles errores, se ha de saber que, como se sabe que la seguridad nunca es perfecta, los sistemas que la proporcionan siempre se están revisando, y que, a pesar de ello, siempre es posible dejar abierto, no por negligencia, un resquicio de inseguridad.

Ambos conceptos, seguridad e inseguridad, están unidos irremediablemente.
Se está seguro cuando estamos fuera de todo peligro sintiéndonos, como consecuencia, seguros y no inseguros
Se está inseguro cuando hay falta de seguridad, sintiéndonos entonces no seguros.

Fuera de la relación del hombre con los peligros de la naturaleza, en el “juego” humano de tal relación, hace falta la presencia de dos o más voluntades hostiles en enfrentamiento, de forma que cada uno de los contendientes, por su seguridad, trata de ocultar, mantener en secreto, sus intenciones, sus medios, sus procedimientos, sus actuaciones…, para intentar sorprender al contrario y cumplir sus objetivos.

En el terreno del terrorismo-contraterrorismo, la voluntad hostil de los terroristas les obliga, para evitar la acción contraterrorista, el planteamiento de la clandestinidad (concepto que reúne secreto y seguridad) y, por parte de los activos contraterroristas aquel de una clandestinidad oficial (también con su secreto y seguridad), que lamentablemente los m.c.s. suelen romper en ocasiones.

Lo interesante para la acción contraterrorista es conocer los fallos de seguridad de los terroristas y ponerles todo tipo de dificultades para que aquellos, no pudiéndolos corregir, cometan más errores y caigan en manos de las fuerzas de seguridad del Estado.

Entonces la información-inteligencia es vital y está demostrado hasta la saciedad su importancia y su valor, tanto como la unidad de las fuerzas políticas y sociales por encima de diferencias e intereses partidistas o de grupo.

Por eso, obviar el trabajo de los expertos en el tema (teóricos y de acción), inventando, especulando, falseando la realidad de la lucha contraterrorista, tal y como se está haciendo últimamente, y más desde una situación de poder político-social, no es más que crear, alarmando a la sociedad, una situación de inseguridad, de preocupación social, de miedo en definitiva (objetivo terrorista por antonomasia).

domingo, 28 de febrero de 2010

LAS DECISIONES SUPERIORES Y LOS ANALISTAS

Fernando Pinto Cebrián


Los analistas de verdad, encuadrados profesionalmente en cualquier ámbito que requiera análisis para tomar decisiones, conocen perfectamente cual es su trabajo y hasta donde llega su responsabilidad.
Saben que han de cumplir, a los requerimientos de inteligencia de sus superiores, proporcionándoles la información necesaria para ejercer su responsabilidad de mando.
Y, tamizada la información recibida mediante todos los contrastes posibles, emiten informes con apuntes, si fuera posible, de prospectiva razonada.
Caso de que la información no se pueda contrastar, siempre se puede apuntar pero con tal indicación.
Asimismo, el analista, si es buen profesional, sabe muy bien diferenciar lo que es fruto de su riguroso trabajo, de lo que son sus opiniones personales al respecto, que puede apuntar en algún caso, sobre todo si se le piden, pero las separa siempre de lo que es inteligencia.
Es razonable por tanto que si el analista no cumple con su trabajo (sus resultados carecen de la objetividad necesaria), equivocando, consciente o inconscientemente, a quien decide, sea sujeto a la punición correspondiente.
Pero si el que decide se equivoca, en ocasiones por no saber mandar, teniendo en su mano un análisis lo más acertado y riguroso posible (que siempre se puede saber puesto que el analista no está nunca solo), enfrentándose a él, adaptándole a sus requerimientos, y/o tomando las opiniones por ciertas,…, entonces la responsabilidad es suya y sólo suya.
Lo que no es de recibo, como se observa en la actualidad (hace poco en la española), es pasar la factura siempre al analista o a los analistas, no reconociendo el propio error eludiendo la propia responsabilidad en aras a mantener los privilegios del puesto.
Así no se llega a ninguna parte, los analistas se desmoralizan, siendo cada vez más difícil encontrarlos (aquellos que lo son de verdad y no hacen poesías de la realidad), y los mandos pierden la confianza que aquellos y demás subordinados deberían tener en ellos.
¿Es tan difícil centrarse por ambas partes en una profesionalidad responsable?

jueves, 7 de enero de 2010

DEMAGOGIAS

Fernando Pinto Cebrián


Todo el mundo, unos más y otros menos, de forma consciente o inconsciente, en algún momento de su vida ha “halagado” a su propia “plebe”, en un intento de manipularla en su propio beneficio.
Unas veces con el único objetivo de “tener razón” en una discusión, otras convencer para obtener algún favor,…
Y casi siempre sin saber realmente de lo que hablamos, y mintiendo como bellacos.
Da igual, el caso es quedar por encima…
Esto es una realidad tangible a nada que observemos con atención a nuestro alrededor o miremos “nuestro ombligo”.
Y no pasa nada, porque los resultados, en estos casos, no suelen ser trascendentes.
Otro “gallo canta” cuando hablamos de agrupaciones diversas, de partidos políticos, de instituciones,…, con sus expertos en demagogia, halagadores de una plebe que es ya todo un pueblo o una parte importante del mismo.
Demagogos profesionales bien formados y entendidos en la materia.
Finalidad: que su grupo alcance lo que la ambición (en ocasiones poco honrada) de sus dirigentes marque “en beneficio de ese pueblo”.
Y no importa el color con que tinten sus ideas o aquel con que nosotros los vemos.
Ahora, su demagogia, planteada según afirma en la “verdad” (muchas veces a medias) se nos transmite por todo tipo de medios, se supera ya la oralidad de aquella interpersonal a la que hacíamos referencia al principio.
Se nos presenta en prosa, en poesía, con música, con acompañamiento de imágenes, escrita o hablada, cantada,..., aprovechando todo tipo de medios de comunicación.
Y lo peor no queda ahí.
Está en los seguidores de tales demagogos, aquellos que creen que piensan pero que sólo piensan lo ya pensado sin sumar opinión alguna, y que, a su vez, siempre con menor arte y menor acierto, con pretensiones de escritores, de poetas,…, repiten lo mismo a través de incansables y fatigosos correos electrónicos, mensajes telefónicos,… !una pesadez¡
Demagogos éstos que, además son capaces de erigirse en jueces o árbitros de cualquier contienda existente, o que, a su juicio, debiera existir…
Y sin darse cuenta de que los que sufrimos sus embates, de aquellos de primera fila y de aquellos de última, nos damos perfecta cuenta de sus maniobras, su machaconería continúa.
¿Dónde está el equilibrio?
Primero en la comprensión de la existencia de todo este tipo de demagogias.
Segundo en el contraste entre todas ellas buscando las intenciones reales
Tercero en la determinación de no hacer caso de los “envoltorios”, sino tan sólo a los resultados.
Cuarto en cerrar los oídos a los demagogos de última fila, hacedores de ruido.
Y aún así, alguna parte de nuestro cerebro resultara dañada…
¿Será mi caso?