viernes, 5 de octubre de 2007

TAÑIDOS ESPAÑOLES (Y BURGALESES) EN BRASIL


TAÑIDOS ESPAÑOLES (Y BURGALESES) EN BRASIL

(Artículo Diario de Burgos. Burgense)

Fernando Pinto Cebrián


Día 12 de Octubre de 1977, fiesta de la Hispanidad en aquella altura.
En Brasilia fiesta de “Nossa Senhora Aparecida”, patrona de Brasilia.
Fiesta especial también para los españoles residentes en Brasil (unos 500.000 en aquella época) por la instalación en el “campanil” (campanario) de la catedral de Brasilia (proyecto del arquitecto Oscar Niemeyer) de cuatro campanas traídas, en 1973, desde España, en concreto de la fundición, ya desaparecida, de la Viuda de Perea en Miranda de Ebro.
Días antes, brasileños y españoles residentes (quienes las costearon, recibiendo también el apoyo del Gobierno español) pudieron contemplarlas cubiertas de flores a la espera de su consagración y colocación definitiva.
La llegada a ese momento no estuvo exenta de aventuras. Aquellas expuestas eran las segundas campanas enviadas desde España, las primeras se hundieron en el mar al naufragar el barco que las transportaba frente a las costas de Brasil (éstas fueron posteriormente recuperadas y luego repartidas por otras iglesias brasileñas).
“Sinos” (campanas) que, bautizadas con nombres significativos para la festividad española: la “Pinta” (de 1.300 kilos de peso), la “Niña” (de 1.000 kilos), la “Santa María” (de 3.300 kilos) y la “Pilarica” (de 740 kilos), mudarían a otros brasileños: respectivamente, “Santa Cruz”, “Santa María”, “Nossa Senhora Aparecida” y “Nossa Senhora do Pilar”.
Tras la bendición impartida por el Arzobispo de Brasilia y los acordes de los himnos nacionales de España y de Brasil, las campanas fueron izadas a cada uno de sus lugares respectivos: la primera en subir fue la “Pilarica” y, posteriormente, la “Pinta”, la “Niña” y la “Santa María” (el equilibrio del campanario en atención a los pesos de las campanas obligaron a tal orden).
Alrededor de unas 5.000 personas soportaron estoicamente la elevada temperatura del día, y entre ellos los españoles con alto “calor” emocional que luego sería recogido con cariño por la prensa brasileña.
Más fríamente, la placa situada en el pié del campanario recoge para la posteridad el recuerdo a la intervención española en el acontecimiento: “Inaugurado a 12 de Outubro de 1977, os sinos foram doados pelo Governo da Espanha e pelos españois residentes no Brasil. As solenidades foran presididas…”
De todas formas y al margen de lo escrito, son y serán siempre los sonidos, los tañidos de aquellas campanas, españolas y burgalesas por origen, apoyados por un sistema electrónico que intenta superar las dificultades que ofrece la falta de cúpula de los campanarios habituales, los que más recuerden a las generaciones presentes y posteriores de brasileños y españoles la entrañable amistad que une a sus pueblos.

1 comentario:

Unknown dijo...

emocionante relato para una persona como yo que vive en una continua díaspora, recuerdo cuando en el museo de la "escravatura" cerca de Luanda, dos cañones en perfecto estado de la época de Felipe II, ME hacen ver la emoción que aquellos españoles en Brasilia sentirían con la llegada e instalación de las campanas forjadas en las acerías de las Tierras de Castilla

tu amigo Luis Moratinos