martes, 14 de agosto de 2007

LOS SERVICIOS SECRETOS Y LA HISTORIA


LOS SERVICIOS SECRETOS Y LA HISTORIA

Fernando Pinto Cebrián





En primer lugar se ha de puntualizar que aquí no hablamos de la Historia de los Servicios Secretos, ni de la incidencia de sus actividades “conocidas” en la Historia, sino de las alteraciones que pudieran producirse en ella tras el conocimiento del contenido de sus archivos secretos.

Desde hace algún tiempo atrás se viene observando que algunos de los Servicios Secretos de países occidentales y “democráticos” vienen abriendo sus secretos al público mediante oportunas “desclasificaciones” documentales.
Como ejemplo al caso recogemos la siguiente referencia reciente: Secretos “made in USA”. La CIA desclasificará la próxima semana cientos de documentos secretos sobre sus actividades entre los años 1953 y 1973 (REUTERS, 22.06.2007).
Titular que acoge las siguientes palabras del actual Director de la CIA, Michael Hayden al respecto: Lo que se pretende es contar a los americanos lo que hemos hecho en su nombre…Muchos de los documentos (ahora desclasificados) han aparecido ya en la prensa, y muchos son poco favorecedores, pero es la historia de la CIA…
Desclasificación de documentos secretos que se efectúa, en el caso norteamericano, siguiendo a la Freedom of Information Act, a los 25 años de su elaboración.

“Apertura” que algunos historiadores, investigadores, escritores y el público en general han recibido gratamente. Sin embargo, el debate sobre su significado y su contenido no se ha efectuado en profundidad hasta el momento.
Aquí tan solo apuntaremos de forma esquemática y simplificada algunos de los elementos básicos para su planteamiento.
Así, en principio, sería necesario hacernos, al menos, las siguientes preguntas:

. ¿Por qué se desvelan ahora tantos secretos?
. ¿Se desvelan todos o algunos permanecen ocultos?
. ¿Podemos saber si los secretos desvelados son total o parcialmente verdad?
. ¿Puede haber manipulación interesada de la Historia a través de los secretos desvelados?
. Y finalmente, ¿El conocimiento de tales secretos pueden modificar la Historia ya escrita?

La respuesta a la primera pregunta se encuentra en el seno de la sociedad democrática actual.
Una parte importante de la misma quiere ahora (en el estado actual de los niveles democráticos), al margen de la comprensión de la necesidad de control adecuado de los Servicios Secretos y del mantenimiento de la necesaria reserva de los secretos oficiales, tener conocimiento de los mismos cuando sea estrictamente necesario y siempre cuando los mismos hayan pedido su valor intrínseco por el paso del tiempo (el caso a debate).
Razones:

. Su conocimiento permite valorar lo bueno y lo malo del Servicio y del Gobierno del momento que lo dirige, dando claridad a la actuación de la Administración del Estado, lo que, a su vez, aumentaría la capacidad de elección política del ciudadano.
. Proporcionar claridad a determinados acontecimientos históricos.

De todas formas, detractores de lo dicho abundan. Éstos quieren que los secretos se mantengan como tales mientras sean “operativos” (las personas implicadas vivan) o bien que se destruyan cuando los asuntos tratados se consideren “cerrados”.
Razones:

. Su conocimiento daña la imagen de cuantos políticos permitieron que se cometieran “errores” (su reconocimiento no es tan positivo como pretenden algunos), e incluso daña la de aquellos, del mismo partido, que les han sustituido.
. Por otro lado, perjudica el prestigio y la credibilidad del Servicio, afectando, como consecuencia, a la confianza del ciudadano y de las instituciones en el mismo.

La respuesta a la segunda pregunta viene determinada, ante la falta de información precisa al respecto que el ciudadano común puede alcanzar, por el grado de confianza que aquel tenga en el Gobierno y en el propio Servicio Secreto.
Para quienes confían en sus dirigentes y en las leyes, las desclasificaciones de secretos efectuadas son necesarias y correctas y , en el caso del desvelarse errores cometidos, prestigia, por su reconocimiento y aceptación de responsabilidad, al Gobierno implicado.
Para los desconfiados, las desclasificaciones no son más que mera propaganda, dando a conocer a la opinión pública tan sólo aquellos secretos que interesan al Gobierno y Servicio Secreto. Asimismo consideran que hay secretos que solamente conoce el Servicio y que nunca aparecerán a la luz, con lo que no se puede aludir a la “historia del Servicio Secreto” ya que su realidad no se conocerá nunca.

La respuesta a la tercera pregunta, imposible de contestar para el ciudadano de a pié sólo con la información a la que puede tener acceso, está relacionada con la respuesta a la pregunta anterior en base a la confianza o desconfianza aplicada a las actuaciones de la Administración del Estado en el tema.
Si se confía no hay por que pensar en la “castración” o manipulación de los documentos desclasificados.
Si se desconfía todo es posible. Instalados en la falta de fe, consideran que el Gobierno que desvela secretos nunca cuenta toda la verdad dando por cierto que aquel busca el desprestigio de la oposición a través de la exposición de sus errores pasados, al tiempo que oculta los propios y gana prestigio con su aparente sinceridad. Y asimismo creen que el Servicio Secreto (que para ellos se “descontrola” cuando quiere) pudiera también “castrar”, manipular u ocultar aquellos secretos que le afecten directamente al haber sido ocultados en su día a los responsables políticos de turno.

La respuesta a la cuarta pregunta es clara. Si hubieran modificaciones interesadas en los documentos desclasificados, ante las dificultades para contrastar la información desvelada, habría ciertamente manipulación consciente de la Historia en la parte a la que los temas dados a la luz afectara.
Caso de que esto fuera así, sólo con su descubrimiento se podría efectuar el ajuste necesario hacia la dirección correcta de la Historia, pasando a su vez la manipulación conocida a formar parte de la misma.

La respuesta a la quinta y última pregunta es: Ciertamente. Los historiadores saben mucho de las dificultades para, al margen de subjetividades personales, centrar un hecho histórico ante la falta de datos o la manipulación de los mismos, y de las modificaciones que hay que realizar sobre las interpretaciones vigentes ante la aparición de nuevas fuentes sin contrastar (¿fiables?).

Preguntas y respuestas genéricas para un debate: Los Servicios Secretos y la Historia, que se tiene que, lógicamente, centrar más en concreto para el Gobierno y Servicio de cada país en relación con los acontecimientos desvelados que les atañen.
Preguntas y respuestas que, por lo tanto, deberían contar inicialmente con el conocimiento, lo más objetivo, si ello fuera posible, de lo que es y lo que hace el Servicio Secreto que abre sus archivos bajo la dirección del Gobierno. Conocimiento al objeto de tratar de valorar la claridad o posibilidad de manipulación de los documentos desclasificados.
Para algunos siempre será difícil tal objetividad, en la consideración de que los Servicios Secretos invariablemente serán sospechosos debido al secreto propio de su actividad y del contenido de sus archivos (¿conocidos de verdad por el poder político que dice controlarlo?).
A éstos, instalados en la duda, les será difícil superar el nivel de desconfianza “innata” en los Servicios Secretos a pesar de sus actuales operaciones de “marketing” en la búsqueda de la confianza (si no perdida, no alcanzada en el nivel preciso) de la opinión pública en la comprensión de su profesionalidad y de la necesidad y la efectividad de sus actividades.

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