miércoles, 15 de agosto de 2007

INTRODUCCION A LA PREGUNTA "¿QUÉ ES LA HISTORIA MILITAR?"


INTRODUCCIÓN A LA PREGUNTA “¿QUÉ ES LA HISTORIA MILITAR?”

(Reflexiones desde la milicia)

Fernando Pinto Cebrián


La pretensión de dar respuesta a la pregunta ¿QUÉ ES LA HISTORIA MILITAR?, no es otra que tratar de determinar, por encima de la intencionalidad de definir, de qué tipo de Historia o parte de la misma estamos hablando cuando al término HISTORIA, ya viejo en el tiempo, “tan viejo que puede llegar a cansar” (MARC BLOCH), se le añade el calificativo que nace con posterioridad a que el hecho bélico, y todo lo que le rodea, sea considerado desde el inicio de la Historia como hecho histórico.
En cierto modo, la procura de dicha respuesta no ha carecido ni carece, fundamentalmente para el militar, de cierta lógica ante sus, generalmente, posiciones habituales, en y entre las dos tendencias básicas extremas de su validez o invalidez profesional para el Arte/ciencia Militar y de la Guerra, y para el “oficio” de las armas, bajo el objetivo de obtener la victoria bélica-evitar la derrota; orientación ésta principal de sus estudios-trabajos ya que, por razones obvias, las derrotas suelen ser menos “publicables”.
Entre otros EDUARDO GIBBON (1737-1794) nos indica, en este sentido, algunas razones de fondo : “la Historia, es en términos generales, recuento de lo que han hecho los hombres, no de lo que se frustró: en cuya medida es una narración del éxito”; no obstante, saliendo de esa idea y concibiendo que todo éxito militar conlleva siempre consigo un fracaso en oposición (“el fracaso proviene de la resistencia opuesta a lo que mejor funciona”, SIR ISAIAH BERLIN), algunos autores nos alertan para no olvidar esa faceta del acontecimiento bélico a pesar de que no se utilice en general didácticamente al mismo nivel que la victoria; así, E. H.CARR nos señala que “por lo común el historiador se ocupa de los que, vencedores o derrotados, llevaron algo a cabo” y TAWNEY nos concreta: “el historiador no debe infravalorar la oposición; no debe representar la victoria como un paseo militar cuando fue hija de un duro combate. A veces los que fueron vencidos contribuyeron tanto como los vencedores al resultado final”
En ese límite maniqueo: validez-invalidez, en combinación con la victoria-derrota, en el ámbito profesional militar, y al margen de las opiniones de los historiadores, están por un lado los que admiten la Historia Militar como experiencia presumiblemente aprovechable (fuera o dentro de la discutida consideración de que la Historia se repite), y por otro, en el extremo opuesto, aquellos que la desconocen, la abandonan e incluso la desprecian por perniciosa (posiciones éstas que suelen ser indicadores de “crisis” de la Historia militar para los primeros), al creer que carece de provecho por no resolver, según su opinión, los problemas militares actuales dentro y fuera del combate, aquellos para los que la tecnología, que no tiene por que estar reñida con la Historia cara a la ejecución del presente, parece tener mayores posibilidades inmediatas de hacerlo; tecnología que parece “agotar” la experiencia del pasado: las que fueron ideas nuevas, desafíos para una sociedad en algún momento, se convierten con el paso del tiempo en algo conocido y aburrido, en ideas “viejas” (se elude así la potencialidad de la Historia Militar para enseñar a los profesionales de las armas a pensar y a decidir; aspectos éstos de la máxima importancia en la educación militar).
Ambas tendencias están siempre en el fundamento de su pragmatismo (hoy día exacerbado ante el “poder” de la tecnología) por cuanto que el concepto y el contenido (en relación) de la Historia Militar, que en principio puede parecerles claro y concreto en atención a lo específico del calificativo: Militar (que lógicamente subjetiva el punto de vista), resulta luego no serlo tanto cuando entran de lleno en ella al objeto de descubrir, por encima de narraciones y otros análisis, los elementos que la soportan, que le dan sentido y valor a pesar de ese aparente aislamiento profesional.
Aventurarse en tal búsqueda viene obligado también, en cierta medida, en atención a que historiadores militares, sin excluir a otros “civiles”, que la han trabajado (muchos de aquellos, también dentro de la enseñanza), y a que tratadistas que la han empleado a través de sus “ejemplos” en apoyo y/o justificación de sus análisis, críticas, planteamiento de principios, preceptos, doctrinas…, dentro del Arte/Ciencia Militar y/o de la Guerra (trabajos para los cuales, la Historia, y en concreto la Militar, es su “memoria”), han dejado la Historia Militar sin definir, o bien, si lo han hecho, su tratamiento ha sido, generalmente, de poca extensión y profundidad (normalmente breves indicaciones en prólogos, introducciones a los capítulos iniciales de sus obras…), dando por sentado su existencia ante la permanente realidad de la relación entre el historiador y el tratadista militar con el acontecimiento bélico como hecho histórico básico para los mismos.
Relación que, tanto para algunos de los anteriores, como, sobre todo, para la mayoría de los militares (éstos en la consideración de “hombres de acción”: la bélica) se ha traducido, en múltiples ocasiones, en preguntas clave, simples y positivas, sobre su valor, utilidad, finalidad y objeto, derivadas de las principales en la determinación de su aptitud para servir o no a su principal actividad por encima de aquella que procura el concepto respuesta a ¿QUÉ ES LA HISTORIA MILITAR?; preguntas un tanto paradójicas para aquellos que opinan que el militar ha de saber bien de ello al tener siempre en la boca ejemplos, lecciones (reales y, en algún caso lamentablemente, imaginarios) del pasado guerrero de la Historia Militar a la que pertenece el ahora y a la que da continuidad.
No resultará, pues, extraño que, también aquí en principio, tal respuesta-definición, evolutiva en detalles a través de diferentes generaciones (las militares como hito de referencia), dentro de variados países, culturas… (ya que cada persona o conjunto de ellas tienen durante su vida un “tiempo concreto” de la Historia y, por lo tanto, una interpretación determinada de la misma), se conforme en base a las respuestas a toda una serie de “subpreguntas”, esas “claves” a las que hacíamos antes referencia, y a la que diversos complementos a las mismas, todas y todos girando alrededor del concepto contenido en la primera: ¿QUÉ ES LA HISTORIA MILITAR?.
Respuestas parciales dentro de esa global, y ésta a su vez sectorial dentro de la total de la Historia, que quedará abierta al lector en atención a la evolución antes citada.
Respuestas parciales principalmente para aquellos, militares o no, estudiosos, habituales u ocasionales, de la Historia Militar y de temas aplicados, inquietos por completar, en continuidad o en algún momento de su carrera, su formación profesional-cultural y humana, y que pueden constituir para ellos, en cierta medida, algo parecido a la introducción a esa Historia “concreta” y de su interés, la MILITAR:
Que el tratamiento que aquí se haga de tales temas, buscando más razonar que racionalizar, pueda perder en algún momento amplitud y horizonte debido a la subjetividad propia (parcialmente evitable) del profesional de la milicia (más que historiador), al ajuste personal y de corporación a la “edad mental” del momento,.., es algo que, asumido, nos obliga a pedir disculpas de antemano.
Por último, señalar que el sistema de trabajo seguido nos ha de obligado a que el marco histórico referencial sea, lógicamente, el capítulo de mayor amplitud, siendo los demás, al estar en cierta medida, descolgados de éste, más esquemáticos y reducidos, más abiertos al lector para que éste encuentre su utilidad dentro de su actualidad.

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