domingo, 12 de agosto de 2007

INTRODUCCIÓN A "LA INFORMACIÓN Y EL ARTE DE LA GUERRA"



INTRODUCCIÓN A “LA INFORMACIÓN Y EL ARTE DE LA GUERRA”
(Espionaje y Contraespionaje Militar)

Fernando Pinto Cebrián



Nuestro pensador Jaime Luciano Balmes (1810-1848), en su obra “El Criterio” (1) (Capítulo I : “Consideraciones preliminares”), al hablarnos de “en que consiste pensar bien” y de “que es la verdad” (Apartado I), nos dice : “El pensar bien consiste o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella. La verdad es la realidad de las cosas”.
Posteriormente (Apartado III), insistiendo en el asunto, a la hora de explicarnos los “diferentes modos de conocer la verdad”, nos apunta : “A veces conocemos la verdad, pero es de un modo grosero ; la verdad no se presenta a nuestros ojos tal como es, sino con alguna faceta, añadidura o mudanza. Si desfila a cierta distancia una columna de hombres, de tal manera que vemos brillar los fusiles, sin distinguir los trajes, sabemos que hay gente armada, pero ignoramos si es de paisanos, de tropa o de algún otro cuerpo ; el conocimiento es imperfecto porque no distinguimos el uniforme para saber la procedencia. Más si por la distancia u otro motivo nos equivocamos y les atribuimos una prenda de vestuario que no llevan, el conocimiento será imperfecto, porque añadiremos en realidad lo que no hay. Por fin si tomamos una cosa por otra, como por ejemplo, si creemos que son blancas unas vueltas que en realidad son amarillas, lo que hay, más hacemos de ello cosa diferente”.
Pensar bien para conocer la verdad..., ¿ con que objeto ?,..., simplemente con el de comprender correctamente y actuar de forma eficaz, lo que implica a “mitad del camino”, decidir también adecuadamente ; proceso que será posible si se equilibran las subjetividades con las objetividades siempre presentes, ya que “el conocimiento-el más objetivo (2)- es poder potencial que sólo se transforma en poder (real) cuando cambia de territorio”, de aquel del pensamiento al de la acción ; cambio para el que se precisa la voluntad-decisión de hacer, no quedándose, por la causa que sea, en la mera intención (3).
Balmes, también hace referencia, aunque de manera indirecta, a tal relación (Apartado IV : “La perfección de las profesiones depende de la perfección con que se conocen los objetos de ellas”) : “Pero este conocimiento ha de ser práctico, ha de abrazar también los pormenores de ejecución, que son pequeñas verdades, por decirlo así, de las cuales no se puede prescindir si se quiere lograr el objeto”. (4).
Así pues, para llegar al final con éxito tras actuar correctamente (con “arte” en el nivel de mayor perfección), habremos de pasar antes forzosamente por una decisión pensada, madurada (sin que esto implique lentitud) ; es decir, una decisión adoptada en base a nuestro saber al caso, profesional o no y al conocimiento de toda la información veraz posible (disponible en el momento) sobre el asunto en cuestión , y seguir luego decidiendo (decisiones correctoras o nuevas) en base a las informaciones recibidas durante la acción.
Resumiendo, necesidad de información en todo el proceso (planeamiento-decisión-ejecución), desde el comienzo al final.
Las interrelaciones entre los elementos del proceso son, en cierta forma, el “esqueleto” del presente trabajo.
En general, obtener, poseer y proteger (actividades para las que también hay que “pensar bien”) la información adecuada, oportuna y eficaz, y en todo momento actualizada, siempre interpretada con rigor, lo mas objetivamente posible, ha sido importante desde antiguo para alcanzar el éxito en cualquier tipo de actividad o empresa, individual o colectiva.
Por contra, no contar con la información precisa a la acción, estar desinformado, ser negligente en su obtención, no hacer caso de la información recibida, estar mal “informado”, o estándolo bien equivocarse por interpretaciones erróneas o subjetivas, y desprotegerla permitiendo el acceso a intereses contrarios a ella y a nuestras intenciones y decisiones al respecto, fuera del factor “suerte” (5), también ha sido siempre uno de los elementos importantes del fracaso en la acción.
Fracaso-derrota que, lógicamente, puede implicar en el “otro lado”, en el del contrario-enemigo , de cualquier tipo que éste fuera, un posible éxito-victoria (salvando su incompetencia por otros factores) ; victoria asegurada si además cuenta con “buena” información sobre nosotros, nuestras intenciones y decisiones.
En particular, dejando a un lado las consideraciones, hoy muy de actualidad, relativas al proceso información-decisión-acción en ámbitos tales como el industrial, comercial,...(6), y llevando lo indicado hasta el momento a la situación límite entre dos voluntades hostiles : la guerra, de la clase que sea, y sin abandonar su preparación, en la que cada uno de los oponentes o conjunto de estos -antes potenciales y ahora ya concretos- , tratan, en la búsqueda prioritaria de la victoria, de obtener toda la información posible sobre “el otro” para derrotarlo: intenciones, planes, capacidad para desarrollarlos,...(que sumará a los elementos ya conocidos desde tiempo de paz), y de limitar las actividades que le sean contrarias en ese terreno, ocultando las suyas y engañando con la difusión de “falsas verdades”,... la necesidad aludida al comienzo se hace entonces, para cada uno de los contendientes, vital.
De ahí que, entendida la misma por todos aquellos que han de tomar decisiones en esa situación (Jefe de Estado, Gobierno, Mandos Militares,...), se preocupen por su obtención antes que la hipótesis de crisis o de conflicto bélico se haga realidad.
A lo largo de nuestra exposición estará presente, como objetivo general, que cubre en parte el “esqueleto” antes citado, la intención de destacar la importancia de tal necesidad dentro del marco concreto de la guerra englobando en su concepción los periodos anterior y posterior a la misma.
Más en concreto nos referiremos, dejando fuera, sin desconsideración a su manifiesta importancia , la información militar obtenida por los procedimientos habituales, “reglamentarios”, en toda acción bélica (7), a la conseguida por el ESPIONAJE y a la defensa en contra de tal actividad enemiga, el CONTRAESPIONAJE ; actividades que, aunque no bien consideradas en ocasiones, se demuestran absolutamente necesarias en la definición de la “información total”, de aquella que se precisa para evitar roturas en la cadena : ...-planeamiento-decisión-ejecución-planeamiento-..., cualquiera que sea el nivel de Mando que corresponda (8).
En esa línea estaremos también dentro del marco más amplio de la relación existente, en evolución a través de los tiempos, entre la información (pasando más adelante al concepto de “inteligencia” (9)) con el “Arte Militar” ; Arte que aquí tomamos como “práctica sublime” bajo el fundamento de los “principios fundamentales” (10) y que comprende los tiempos de paz y de guerra en continuidad (11).
Es en ese momento cuando, los “Grandes Capitanes” con sus hechos, los Historiadores (militares o no) que los recogen, y los Tratadistas Militares que los analizan con visión práctica inmediata o de futuro, tendrán entonces la palabra ; en ellos buscaremos, dentro de un esfuerzo de síntesis, la existencia, la permanencia o no en el tiempo, de la necesidad de la que antes hablábamos, y del valor dado a la misma.
Por último señalar que, en la determinación de lo apuntado, no entraremos dentro de lo posible, en datos excesivamente técnicos o “profesionales” sobre el tema, propios más de Doctrinas, Reglamentos, Tratados específicos,..., y no del planteamiento de una tesis como la presente.


NOTAS:
(1) Obra a la que Menéndez y Pelayo califica de “verdadera higiene para el espíritu”.
(2) De una forma u otra no nos podemos escapar a la subjetividad, ya que lo subjetivo “es relativo a nuestro modo de pensar y sentir y no al objeto en si mismo” ; por eso, aquel de los dos contendientes que con su subjetividad se acerca más a lo objetivo (“dícese de lo que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce”) del hecho bélico, dentro del “equilibrio” aludido en el texto (ello se logra en base a la información y su análisis), tendrá más posibilidades , dejando de lado otros factores ponderables e imponderables, de éxito en la acción.
(3) Dr. Lair Ribeiro : “O sucesso nao ocorre por acaso” (“El éxito no ocurre por casualidad”), Editora Rosa dos Tempos, Brasil, 1992.
(4) Como complemento a las referencias aportadas al tema por J. Balmes, se consideran también de interés el resto de los apartados del Capítulo I : Apartado III : “Variedad de Ingenios”, Apartado V : “A todos interesa pensar bien”, y Apartado VI : “Como se debe enseñar a pensar bien”.
(5) Por definición, la suerte se refiere a lo imprevisto, no esperado, por ello no conocido,..., que nos favorece ; no obstante creemos que la suerte se puede “buscar” o “propiciar” al plantear hipótesis de acción que nos preparen para los imprevistos desfavorables convirtiéndolos en otros favorables.
(6) Como ejemplo de lo apuntado entre otros, Elena Rubio Navarro, Consultora de Empresas, en su artículo (general en el tema pero significativo) : “Las decisiones de los triunfadores” (El País. Negocios. 04.09.94), al referirse a como “tomar decisiones-TDD-...” , señala respecto a la información :
“Para tomar decisiones es necesario recabar información. Uno de los elementos que interviene en los procesos para la recogida y para el uso de la información es la memoria. La memoria que utilizamos en el momento de operar con la
información disponible se conoce como . Es limitada porque no admite en su registro muchos datos diferentes al mismo tiempo. Para completar las operaciones que esta memoria realiza cargamos nuestro fichero con la información almacenada tiempo atrás : la que está en acción (...). En la TDD intervienen estos tipos de memoria con las consecuencias que de ello se deriva (...).”
De otra forma se está refiriendo a la información antes de la acción (tiempo de paz) y la relativa a la misma (tiempo de guerra).
(7) Nos referimos aquí a la “información en campaña” obtenida por la exploración, el reconocimiento, la observación, el interrogatorio de prisioneros y desertores,...
(8) Consideramos los siguientes niveles (existen otras denominaciones según autores, pero todas están, de una forma u otra, de acuerdo en su contenido) :
. Superior : con una finalidad determina objetivos para alcanzarla.
. Intermedio o de estructuras : sabiendo de los objetivos marcados determina estrategias para lograrlos (crea estructuras).
. Operativo (para algunos Operacional) : en base a las estrategias marcadas determina las tácticas ejecutivas a seguir.
(9) Inteligencia : proceso intelectual mediante el cual se hace comprensible la información.
(10) Nos acogemos a los conceptos que diferencian en tal sentido el Arte Militar y el de la Guerra, del Coronel de Ingenieros D. José Almirante (1823-1894), recogidos en su “Diccionario Militar” (1869) :
“...el arte militar es al de la guerra lo que el pensamiento a la acción ; lo que el todo a la parte; lo que la costumbre y la generalidad a la excepción. El uno lo que el otro ...”.
“...se ve que el arte de la guerra es solo la parte exclusiva del arte militar que concierne al Mando y Gobierno o Dirección de las Operaciones de un Ejército en Campaña abierta (...). El arte militar (...) bien se ve que es tan propio de tiempo de paz como el de guerra es universal y necesario a cuantos ciñen espada...”.
(11) Cualquier estudio, de cualquier país, sobre los “Principios Fundamentales” en relación con la información (obtención, protección y explotación de la misma), descubre la importancia de tales aspectos ; se podrá decir que tal afirmación se encuentra más a gusto cuando hablamos de aquellos que buscan la destrucción de la superioridad del enemigo (sorpresa, secreto, destrucción de los elementos militares,...) y la posibilidad de la acción (libertad de acción, seguridad, iniciativa,...), sin embargo, también debe aparecer necesaria al tocar aquellos que buscan la superioridad moral (voluntad de vencer, audacia, perseverancia, moral de la retaguardia,...); en el primer caso la información se vuelca más sobre el enemigo y en el resto sobre las fuerzas propias.
(12) Lo expresado en el cuadro se encaja de una forma más simple en el QUERER HACER (sentimiento), PODER HACER (pensamiento) y SABER HACER (comportamiento). Definidos, a su vez, como el PHATOS, el LOGOS y el ETHOS de toda realidad individual o colectiva.

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