miércoles, 13 de febrero de 2008

EN TORNO A LA "CAIPIRINHA"


EN TORNO A LA “CAIPIRINHA”

(Artículo “Burgense” DB)

Fernando Pinto Cebrián

(Dedicado a L.M y J.A)


Conocido el placer de degustar en Brasil una buena “caipirinha”, bebida popular en el sentido de amplitud social sin demasiadas consideraciones económicas, no extraña que cuando se pregunta a un brasileño fuera de su país por lo que más echa en falta, responda, entre otras cosas (el sol, la música, las mujeres, el fútbol, la alegría de vivir,…), en dirección a tal combinado.
“Mistura” (mezcla), divina o diabólica según nos citemos con ella, que nace de la unión, simple pero en justo equilibrio, de productos autóctonos difíciles de imitar en otras partes del mundo.
Por una parte, lo básico y fundamental, el “cuerpo y espíritu” de la bebida, el “aguardente, cachaça, pinga (el término más corriente junto con los dos primeros), branquinha, abrideira, água-bruta, água-benta, água-de cana, água-que pasarinho nao bebe, arrebenta-peito, caninha, tira-teina, suor de alambique,…” Nombres populares para definir el aguardiente de caña de azúcar.
Por otra parte el “limao”, limón brasileño a emplear verde, de piel brillante, pequeño y redondo, ácido y menos dulce que los maduros (denominados “galegos” por su color amarillo en recuerdo al pelo rubio de algunos de tales españoles), de diferente sabor a los conocidos en otros lugares del mundo. Limón que anima y a la vez atempera el aguardiente.
El azúcar, por supuesto también de caña, y el hielo para, refrescar, lógicamente de acuerdo con el clima, pero sin triturar como se suele hacer generalmente fuera de Brasil, ponen conjuntamente la “guinda” final a la “caipirinha”.
Beber “pinga” siempre ha sido común entre los “caipiras”, campesinos (según el diccionario brasileño: gente que vive en el “mato” -campo- y del mismo; también llamado “matuto” o “rociero”), gente del pueblo. Acercando a nosotros el significado, en ocasiones bajo la consideración (no siempre) de ignorantes, tímidos e ingenuos (“acanhados” según su expresión), una especie de “paletos”.
De ahí, de “caipira”, que, su bebida, ya “sofisticada” (no se conoce ni como ni cuando se concibe como tal), se denomine “caipirinha” (término que no aparece en todos los diccionarios brasileños).
“Sofisticación” que llega a su grado máximo cuando saliéndose de la “bebida madre” se emplea, por capricho y sibaritismo urbanos (tras la exportación de la “pinga” a la ciudad), Vodka o Rón en su confección, apareciendo entonces las denominaciones respectivas de “caipirosca” y “caipiríssima”.
“Sofisticaciones” todas ellas que arrebatan al que las prueba (siempre en la medida justa), llegando a ser, por su relativo bajo precio en comparación con otros combinados, el agradable apoyo a un buen aperitivo, ser copa única o únicas (se aconseja no mezclar) en festejos, en las “escapadas” a la tensión del trabajo, e incluso en aquellas noches donde como inquieto duende, engañando al tímido, al inexperto, le lance a bailar una “lambada” (“choque” según el diccionario brasileño)…, y a conseguir que el extranjero residente, al salir de Brasil, llegue también a notar su falta, a tener “saudade” de cuanto gratamente rodeaba a la “caipirinha”, dentro de ese espacio físico y espiritual de agradables relaciones, espacio personal, compartido a veces, pequeño o grande según cada uno, y que, en este sorprendente país, puede ampliarse hasta el infinito.

No hay comentarios: