martes, 1 de enero de 2008

ANOTACIONES SOBRE EL FENOMENO GUERRILLERO EN LA PROVINCIA DE BURGOS (II.- El marco geográfico de las operaciones guerrilleras)


ANOTACIONES SOBRE EL FENÓMENO GUERRILLERO EN LA PROVINCIA DE BURGOS DURANTE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814). (II.- El marco geográfico de las operaciones guerrilleras)

(Artículo DB. Especial Domingo)

Fernando Pinto Cebrián


Las tierras burgalesas, soporte del nacimiento Norte de la Cordillera Ibérica y tránsito de parte de la Cantábrica, son asimismo en su mayor parte divisoria de los cursos del Ebro y del Duero, inclinándose más en extensión hacia la vertiente derecha del segundo.
Dicha divisoria principal, constituida por los Montes de Oca, Sierra de la Demanda, Neila, Picos de Urbión,…, con aquellas otras unidades orográficas como Sierra Salvada, Peña Amaya, Montes Obarenes, Sierra de Covarrubias, Las Mamblas, Peña de Cervera, Sierra de la Umbría y un sinnúmero de estribaciones menores, proporciona a la provincia burgalesa la suficiente variedad como para poder afirmar que, al igual que en otras de España, la provincia de Burgos tenía condiciones para la guerrilla de instalación rural: sierras y montes cubiertos de vegetación, comunicaciones nada fáciles a su través, climatología dura, sobriedad de recursos que hay que saber buscar, campesinado abundante,…, condiciones que cobran vida al unirlas a un pueblo con carácter innato e individual de resistencia a todas las adversidades, de valor históricamente comprobado, de virtudes y defectos que siempre le han empujado a las más graves decisiones.
Para el invasor francés, el dominio y control del suelo burgalés tenía gran valor por ser el soporte del nudo de comunicaciones de Burgos. Por la capital pasaba uno de sus ejes de actuación estratégica: Irún-Vitoria-Burgos-Aranda-Somosierra-Madrid-Andalucía, permitía seguir también el camino a Lisboa entrando en Portugal por Ciudad Rodrigo-Fuentes de Oñoro, y servía de punto de partida para otros enlaces de más corta importancia: Burgos-Santander, Burgos-León-Galicia y León-Asturias, Burgos-Logroño-Pamplona-Zaragoza, Burgos-Soria-Calatayud, enlazando con la línea Zaragoza-Guadalajara-Madrid.
El mismo Napoleón conocía la gran importancia militar de la provincia de Burgos por su particular posición estratégica y trataría por ello de convertir su capital en base de operaciones para el sector Norte de la Península y punto fuerte de apoyo en caso de una obligada retirada de las tropas del Sur.
Como consecuencia, las tropas napoleónicas, constituyeron en ella un gran centro de abastecimientos y mantuvieron, casi constantemente, una fuerte guarnición.
De acuerdo con este orden de ideas y ante la eficacia de nuestros guerrilleros, al invasor no le quedará más remedio que reconocer ante los hechos, aunque con insultos, calumnias y la presencia de más tropas, el daño que éstos le causaban.
El “brigante” es libre como el viento, va y viene de donde y a donde le interesa. Su ágil andadura y ser dueño de sus propias decisiones se lo permiten, sin embargo, siempre, por razón de su origen, posterior ubicación social y del conocimiento orográfico que las dos primeras conllevan, tiene unas áreas, no bien definidas, donde suele establecerse más tiempo y, por ello, donde realiza mayor número de acciones, donde se oculta mejor, donde cuenta con confidentes, donde sabe resolver las dificultades para abastecerse,…
Generalidades que nos abren la puerta al campo particular de nuestros guerrilleros (breves anotaciones sobre su perfil militar en relación con la orografía de su actividad guerrillera en la provincia de Burgos):
a) “El Empecinado”:
Por su carácter inquieto y audaz, su precoz experiencia militar (se fugó a los 16 años para sentar plaza pero, aunque su familia lo evitó, lo logró a la muerte de su padre participando después como soldado del Regimiento de Caballería “España” en la Campaña del Rosellón), quizás también por el origen geográfico de su nacimiento (Castrillo de Duero, Valladolid) en la vertiente Sur del Río Duero, por su tendencia a la acción militar bajo el punto de vista “regular” y a la colaboración con el Ejército (tropas del General Cuesta, del Duque del Parque,…) es, tal vez, lo que le empujó a dar amplitud a su zona de acción, no concretándose a una más limitada como ocurrirá con otros guerrilleros.
Sin embargo, dentro de esa amplitud, actuó también en la provincia de Burgos: Aranda y Roa fueron los puntos clave y las comunicaciones de Burgos a Madrid y Valladolid las más castigadas por sus fuerzas.
b) El Cura Merino:
Nacido en la localidad burgalesa de Villoviado, buen conocedor de la orografía en su proximidad, cazador, buen jinete y con predicamento personal al margen del propio de su actividad sacerdotal, le convirtieron en un excelente líder guerrillero
Sierra de Covarrubias, Las Mamblas, Montes de Oca, Sierra de la Demanda, de Neila, de Quintanar, Picón de Navas, Peñas de Cervera, Sierra de la Umbría, sabrán de sus andaduras y de sus inaccesibles refugios.
Todas las comunicaciones que desde Logroño, Soria, Segovia y Madrid se dirigen a Burgos, vivirán, preferentemente la última, el temor constante a sus sorpresivas acciones.
Pueblos como Roa, Quintanar de la Sierra, Hontoria de Valdearados, entre otros, quedarán marcados para la Historia con la huella de su valentía y su ferocidad ante el enemigo.
Sólo en contadas ocasiones extenderá su campo de operaciones fuera de estas tierras y, casi siempre, obligado por la consecución de un objetivo determinado.
Así pues, la zona en la que se creó el temor de su nombre fue eminentemente burgalesa. Una de las razones para considerarle, en comparación con los demás, el guerrillero burgalés por antonomasia.
c) Francisco Anchía (Longa) y Abecia:
El tener Longa su hogar y entorno social en las proximidades del Ebro y su unión a la guerrilla de Abecia, también de origen vizcaíno, podrían ser algunos de los motivos que les empujaron a combatir al francés en Vizcaya, Álava y Norte de la provincia de Burgos.
La Lora, La Bureba, Montes de Oca y Obarenes, fueron su escenario burgalés.
d) Otros guerrilleros:
El localismo guerrillero al que hicimos referencia se manifiesta con claridad en las siguientes frases de don Ramón Sánchez Agesta:
“Si hay algo que encadena al hombre a su destino histórico, ese algo es el pedazo de tierra en que le tocó nacer y vivir. La historia, en sus constantes insoslayables, se presenta como producto rezumado del suelo”.
Sin embargo, ante la invisibilidad de aquellos límites ocasionales, provinciales,…, que nunca detuvieron a nadie, a no ser por el apoyo de una fuerte y difícil orografía, el carácter localista aludido, sin perderse, se diluye un tanto cuando situamos a los guerrilleros a caballo de los límites citados, y más aún, cuando el enemigo, como objetivo o elemento de presión, manda.
Es cierto que, bajo el primer punto de vista, hubo guerrilleros con fuerte carácter localista de forma que muchos autores del tema hablarán específicamente de guerrilleros castellanos, catalanes, manchegos, riojanos, andaluces, aragoneses,…, pero al descender de lo castellano a lo burgalés, lógicamente tal carácter se ve restringido quedando como único y más idóneo representante el Cura Merino.
Saliendo de tal exclusividad, no sólo hemos de citar al “Empecinado”, a Longa y a Abecia, otros guerrilleros como Ignacio Cuevillas, El Cura Tapia (Juan Tapia), Pérez Orue, el Padre Herrera,, Salazar (el hijo mayor del Marqués de Berrio Lucio), Bartolomé Amor, Sadorníl, Narrón, Durán, Campillo, entre otros, actuarán también, algunos reunidos y otros independientemente, en zonas burgalesas.

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