domingo, 7 de junio de 2009

SEGURIDAD ("mercachiflerías")


SEGURIDAD (“mercachiflerías”)

Fernando Pinto Cebrián


Aunque hoy, ante la violencia terrorista (y no sólo), creamos que ahora es el momento de la SEGURIDAD, realmente no es así.
Desde que el hombre, para sobrevivir, toma conciencia de su enfrentamiento con la naturaleza y consigo mismo, tal concepto ha estado, de una forma u otra, siempre presente entre nosotros.

La diferencia es que todo el mundo, por necesidad real o subjetiva, habla ahora de SEGURIDAD.
Se parlotea, se polemiza,…, tanto en noticiarios, como en debates, conferencias, cursos,…, sobre seguridad individual o personal, familiar, comercial, industrial, institucional, de defensa, militar, carcelaria, pública, privada,…, sin tener en cuenta que no es lo mismo hablar de SEGURIDAD, que saber de SEGURIDAD.

Así, hay quienes cuestionan su falta presentando “inseguridades” de todo tipo, o bien, quienes denuncian su exceso, planteando recorte de libertades, e incluso, quienes afirman que ciertas medidas de SEGURIDAD provocan inseguridad en aquellos a los que tratan de proteger.

Consecuencia, una de sus bases iniciales, el secreto que ha de acompañar a la SEGURIDAD, y la sorpresa que ha de sufrir el posible agresor, se ha modificado, por no decir que ha desaparecido.

No hace falta anunciarlo, pero todo el mundo sabe (mejor supone) que muchas casas, hoteles, hospitales, bancos, acuartelamientos, instituciones,…, y determinadas personas, por razón de profesión, cargo, valor político, peso cultural,…, tienen a su alrededor un sistema-medidas de SEGURIDAD.
Unas para evitar el acceso al “enemigo”, otras para evitar que salga si está encerrado, y otras más para evitar, que si entra, pueda salir.

También es de dominio público que la SEGURIDAD (personal y medios) cuesta dinero, y que a más barreras, es decir, a mejor seguridad, más inversión económica.

Asimismo, que a pesar de todo lo que se plantee, en el juego de las hipótesis sobre la que se monta dicha SEGURIDAD (las más peligrosas, además de contar con las probables), hay imprevistos que provocan problemas en la seguridad.
Por algo se habla de hipótesis.

Sabidas todas estas generalidades, extraña que haya quienes consideren la existencia de fallas de SEGURIDAD en el mero hablar de su existencia.
La posible inseguridad se provoca realmente si se hace público el sistema, el método, los procedimientos y los medios concretos empleados.
Hoy día, hablar sólo de lo general sirve más para intimidar al posible agresor que para facilitarle el acceso.

Pero los “mercachifles” con sus “mercachiflerías” al respecto están ahí sin darse cuenta que la SEGURIDAD también vende con ellos.
Repito, no es lo mismo hablar de SEGURIDAD que saber de SEGURIDAD.
Pero, si alguien que sabe realmente de SEGURIDAD se va de la lengua por encima de lo general, y para saberlo hay que saber de SEGURIDAD, entonces si que podría haber un problema de ídem.

Hay que tener en cuenta que, en todo análisis, junto al saber oír y al saber escuchar (cosas diferentes), está también el saber hablar, o mejor saber de que se habla.
Desconocimiento que tal vez sea un pecado del que, por ser hoy tan corriente, nadie, recalco, nadie, escapa.

martes, 5 de mayo de 2009

LIBROS DE "ESPIONAJE" (comentario)

LIBROS DE ESPIONAJE

(comentario)

Fernando Pinto Cebrián

Dejando de lado los textos militares específicos (no abundantes) y las referencias concretas al “espionaje” y la “información” en otros dedicados al Arte de la Guerra de finales del XIX e inicio del XX, desde finales de este siglo hasta hoy, tal tipo de obras son en España multitud.
Aunque académicamente se diferencie el término “inteligencia” (proceso de elaboración de la información) de aquel de “espionaje” (acción para obtención de la información requerida), hemos de tener en cuenta, para una clasificación de conjunto, más amplia, que el primer vocablo no es más que un eufemismo del segundo (cuando se detiene a un agente de inteligencia en territorio “enemigo” se le detiene bajo acusación de “espionaje” y no por otra cosa).
Así, si tenemos en cuenta “el que ha sido” del “espionaje” (su nacimiento, evolución, organización, etc.), tendremos libros dedicados a su historia (que derivará hacia aquella de la “inteligencia”).
Si hablamos del “que es” el “espionaje” (su definición, estructura, trabajo, etc.), encontraremos textos dedicados a los Servicios, Centros…, cualquiera que sea su denominación, dedicados al “espionaje”.
Si tratamos el “que hace” (misiones, acciones concretas, etc.), hallaremos obras relativas a las funciones de los organismos y de sus miembros (“agentes de inteligencia o, socorridamente, “espías”).
Si explicamos el “como lo hace”, tomos que nos describen determinadas actuaciones, de conjunto o individuales.

En el último caso, fuera de los que se dicen de rigor, hay que sumar la “literatura de espionaje”.
Producción literaria que abraza a su vez las publicaciones de ficción o entretenimiento y aquellas otras (editadas bajo autorización o no; con datos recibidos de la “inteligencia” o no) dedicadas, más o menos noveladas, a la vida y milagros de algún “espía-agente de inteligencia”, en su caso devenido en escritor.
Y llegado a éstas, resulta curioso, sometiéndolas a análisis, como intentan dejar entrever ciertas (posibles) realidades personales o generales del organismo que les acoge (crisis de identidad, errores, fallos de seguridad, obsolencia de misiones, luchas internas, divergencias y fallas de cooperación,…), por cuyas delaciones pudieran ser perseguidos por traición.
“Realidades” que los textos anteriores, bajo el rigor académico y la necesidad de mantener el secreto, no expresan.
En su conjunto, todos son perfectamente válidos como vías de acercamiento al mundo del “espionaje-inteligencia”.
Sin embargo, siendo todo lo que a ese mundo rodea tan secreto como se dice ¿estamos ante obras realmente “históricas”? (¿se cuenta toda la verdad del pasado?), ¿realmente estructurales? (¿se nos dice realmente como son?), o ¿realmente técnicas? (¿la realidad se ajusta a los que teóricamente se expresa?)…
En algunos países se abren, pasado un tiempo marcado por Ley, los archivos de los Servicios Secretos y con sus datos se producen textos ad hoc de todo tipo (¿pero realmente se abre todo?)…
Cierto es, que al margen de propaganda interesada, la respuesta es siempre la misma: sabemos lo que necesitamos saber de un mundo secreto.
Está claro, “si el hábito hace al monje”, en este caso el secreto hace que los libros de espionaje, salvo aquellos de ficción, sean como son, incompletos en la verdad, se dice de todo pero no todo.
Hay intereses, pero por encima de ello, vidas en juego de los que nos defienden.
De todas formas, aunque haya que "dar al Cesar lo que es del Cesar", no creamos "en dioses falsos" ni demos a cualquiera "patente de corso".

viernes, 3 de abril de 2009

BURGOS EN EL RECUERDO MILITAR PORTUGUÉS


BURGOS EN EL RECUERDO MILITAR PORTUGUÉS

(anotación)

Fernando Pinto Cebrián


Si en un momento dado se pudieran aislar y analizar cada uno de los componentes del sentimiento global de un país, verificar sus relaciones,…, encontraríamos posiblemente las huellas, los efectos, que diversos acontecimientos (entre ellos los bélicos) dejaron en su formación.
Es, sin más, el paso y el peso de su Historia en la conformación de su conciencia nacional.
También observaríamos que las diferentes interpretaciones de la realidad pasada alcanzando el presente (verdaderas deformaciones interesadas en algunos casos) tienen también su inevitable marca.
Es el caso, entre otros, de nuestra Guerra de la Independencia (1808-1814).
De “Independencia” para los españoles, guerra de oposición a la ocupación francesa del territorio nacional, “peninsular” para los portugueses, inclinados hacia una visión más amplia del conflicto (al menos geográficamente), influenciados, tal vez, por la no ocupación de su territorio junto al pensamiento inglés sobre el espacio operacional de sus intervenciones.
De todas formas, ninguna de las expresiones calificativas en cada país, de las “dos” guerras siendo la misma para el francés, originan, por lo general, contradicciones, apuntan equívocos o deformaciones. Son más bien complementarias para la interpretación de tal hecho bélico.
Del lado portugués, el “recuerdo” militar más externo, siempre fuera de “chovinismos” y “derrotismos”, en intención realista, queda plasmado en todas las transcripciones de fechas y lugares de su intervención sin indicación de victoria o de derrota, en azulejos, estucos,…, dispuestos en lugares de “honra” en algunos de sus acuartelamientos (datos básicos, elementales, de la historia militar de cada Unidad).
Con tal manera militar, ya tradicional, de rememorar su pasado, no resulta sorprendente que Burgos, ligada al año de 1812, aparezca dentro de tales enumeraciones, o como en el caso del Regimiento de Infantería de Elvas (a unos 17 kilómetros de Badajoz), en una de sus dependencias, como dedicatoria a la participación portuguesa (junto a las tropas de Wellington) en el sitio a su Castillo (19 de septiembre a 21 de octubre de 1812).
Sitio en el que, aunque se fracasara, siguiendo lo relatado en “Efemérides Burgalesas”, se derrochó heroísmo por todos los contendientes.

viernes, 27 de febrero de 2009

SOBRE EL FINAL DE LOS TERRORISMOS (breves observaciones)

SOBRE EL FINAL DE LOS TERRORISMOS

(breves observaciones)

Fernando Pinto Cebrián



Toda sociedad que no apruebe la violencia, venga de donde venga, empleada como justificación para el alcance de intereses grupales, quiere que el terrorismo, cualquiera que sea su origen, desaparezca de su vida.
Asimismo, todo grupo terrorista, sea cual fuere, justificando su violencia impositiva, no quiere desaparecer de la vida de la sociedad que les sufre hasta alcanzar sus objetivos (y luego ya veremos).
Planteamiento simplista: aquel de dos grupos sociales enfrentados, uno poniendo las víctimas, otro poniendo los verdugos.
La resolución del problema también se suele plantear de igual manera: para los primeros desaparición-éxito/mantenimiento-fracaso, para los segundos desaparición-fracaso/mantenimiento-éxito.
Sin embargo el asunto es bastante más engorroso en la complejidad del pensamiento-acción de cada una de las partes.
Si no fuera así, los terrorismos en las condiciones adecuadas desaparecerían y, sin embargo, se enquistan en la sociedad (nacional/internacional) en la que actuan.

Aspectos clave entonces a dilucidar: cuales son las condiciones adecuadas para su desaparición evitando tal enquistamiento.

¿Condiciones?, cada caso particular tiene las suyas pero las generales a particularizar son conocidas de experiencias anteriores:
. Unidad a todos los niveles de la sociedad que sufre el problema.
. Aislamiento social y político de los terroristas y afines.
. Comprensión por los terroristas de la futilidad de sus objetivos.
. Disolución de los terroristas y absorción social de los afines.

Entonces ¿dónde está la dificultad?
Principalmente se encuentra en aquellos inconvenientes que frenan la posibilidad de revertir una voluntad hostil, y más cuando ésta se recluye en si misma, aprisionando a sus seguidores, y se expande de forma cerrada dentro de la bolsa del quiste social que supone su entorno.

Y ¿cuales son tales inconvenientes?
En principio, es la misma bolsa quística la que no deja entrar fácilmente aquellas razones que desmontan las suyas, aquellas que justifican su violencia.
Pero también hay otras “ayudas” a la continuidad del problema:
. Las dificultades que algunos, desde el nivel político y desde las partes sociales que le apoya, plantean al logro de la necesaria unidad de acción en torno al Gobierno y sus instituciones para resolver el problema. Unidad que debe ser avalada por la mayoría de la población evitando así que la política antiterrorista pueda ser obstruida por opiniones divergentes.
. Las diferencias existentes entre los políticos que quieren soluciones ahora (objetivos próximos a alcanzar en su mandato) y la de los técnicos antiterroristas (metas lejanas) que saben bien que el problema requiere su tiempo.
. La dificultad que algunos políticos tienen a dejarse asesorar por los técnicos en la materia, y aquella debida a la tendencia “política” a cambiarlos en cada mandato (el trabajo se abre así de nuevo con todas las rémoras de un nuevo inicio y nuevos planteamientos).
. La incomprensión desde el nivel político del verdadero alcance social del problema en la toma de decisiones. El tiempo acumula cambios emocionales, perturbaciones estructurales, que hacen que las medidas correctoras puestas en marcha no funcionen de la forma deseada. No es lo mismo un terrorista (y su entorno) de ahora que uno de hace veinte años.

Es necesario repensar, aprender de la experiencia propia y de la de otros, dejar hablar a los pensadores honestos y no encerrarlos en la mezquindad del "experto" (político o técnico) que siempre intenta tapar la boca a los demás con un “sobre eso está ya todo escrito”…
Si no corregimos estos problemas (y otros derivados no apuntados aquí), conviviremos, por tratamiento inadecuado, y no durante poco tiempo, con uno o más “quistes” terroristas en nuestro cuerpo social.

miércoles, 14 de enero de 2009

RAZONES/SINRAZONES DE LA OPOSICIÓN A LA "ALIANZA DE CIVILIZACIONES"

RAZONES/SINRAZONES DE LA OPOSICIÓN A LA “ALIANZA DE CIVILIZACIONES”

Fernando Pinto Cebrián


Toda ayuda para la resolución de los conflictos, armados o de cualquier otro tipo, haría válido el intento, a sumar con otros posibles, de una alianza entre las civilizaciones de este mundo tan incivilizado.
Y cada vez se hace más necesario, no hay más que asomarse a la ventana internacional.
Sin embargo hay opositores. No sólo a su aplicación sino incluso al intento de iniciar la misma.
¿Razones? ¿Sinrazones?

Veamos:

. Hay quien, sin saber de ella más que el nombre, considera tal tipo de Alianza inaplicable, por razón del origen que la plantea.
. Hay quien también así la considera por seguidismo al grupo que se opone a la misma.
. Hay quien evita hablar de tal Alianza por no tener razones contundentes para oponerse a ella.
. Hay quien, agrupando lo anterior, se dedica a la propaganda negativa y pesimista de la alianza por miedo a que aquella se desarrolle y sea un éxito para aquellos a los que se oponen.
. Hay quien afirma su inviabilidad por razones históricas (dicen que ya en el pasado se intentaron tal tipo de alianzas y que a la larga no funcionaron), desconociendo que los acontecimientos históricos del pasado son irrepetibles por razón de desigualdad de tiempo, espacio y protagonistas.
. Hay quien la considera, desde la “superioridad” de su civilización, una claudicación ante otra u otras inferiores.
. Hay quien considera que no se debe ceder nada a las otras civilizaciones y que, en todo caso, aquellas deben adaptarse a la suya.
. Hay quien la considera negativa por dar opciones de paz a un enemigo al que hay que derrotar sólo con las armas.
. Hay quien toma la Alianza como gesto de debilidad y, por lo tanto, fuera de lugar.
. Hay quien considera la Alianza imposible en el contexto referencial del “ojo por ojo y diente por diente”.
. Hay quien considera que la aplicación de la Alianza tiene un precio que no se debe pagar.
.Hay…

Planteamientos, respetables si, pero nacidos de la negatividad.
Planteamientos interesados que no quieren dar opción a cualquier posibilidad optimista, ni siquiera al intento siguiendo el dicho de “que todo (incluso el intento de tal alianza) es bueno para el convento (la búsqueda de la paz)”, en combinación con aquel otro de que “todo suma”.

Y mientras tanto, “el hombre sigue siendo un lobo para el hombre”…
Miremos ahora mismo a nuestro alrededor, cuando las noticias de sangre alcanzan los medios de comunicación, y después hablemos de si merece la pena o no tal intento.

sábado, 20 de diciembre de 2008

PROPAGANDA TERRORISTA


PROPAGANDA TERRORISTA

Fernando Pinto Cebrián


Hace tan solo unos días se difundió la “noticia” de que Al-Qaeda declaraba a España, una vez más, país objetivo.
Y, también una vez más, los comentaristas apuntaban que su conocimiento alertaba a las fuerzas de seguridad sobre la posibilidad de atentados.

Nada nuevo aunque se tenga constancia de un aumento cuantitativo (constatación importante) de las declaraciones de amenaza.
Para Al Qaeda, España es ya objetivo permanente se envíen o no tropas a países musulmanes en conflicto, la recuperación de Al-Ándalus da tal carácter al territorio español

De todas formas, el video de Al Qaeda no deja de ser mera propaganda terrorista: un permanente intento de demostrar su existencia y justificar su violencia con el objeto de que los medios de comunicación, con su difusión, contribuyan a formar una idea de quienes son, de sus ideas, de que es lo que quieren, de su capacidad y de sus posibilidades (en muchos casos sobreestimadas), al tiempo que tratan de producir alerta social y hostigar a las fuerzas de seguridad con la posibilidad de un próximo atentado. Buscan que la reacción ante sus comunicados sea excesiva por parte de todos los que pueden ser sus víctimas, por eso emplean la técnica de aplicar ruido, mucho ruido…

Ruido propagandístico que emplean, básicamente, en dos direcciones concretas, sea el terrorismo nacional o internacional:
1.- sobre los atentados realizados
2.- sobre las amenazas (futuros atentados a realizar)
En algunos casos al 1 se suma el 2.
Y en ambos, siempre está presente la “justificación” sobre lo hecho y sobre aquello por hacer y, al mismo tiempo, el ensalzamiento de su grupo e ideas tratando de levantar la moral a sus seguidores y acólitos, de enardecerlos para que actúen y, asimismo, minar la voluntad de sus “víctimas”.

En algún caso, pueden sorprender, pero cada vez lo harán menos si la difusión de su propaganda es la justa y si sobre ella se hace la crítica adecuada y oportuna.
Bien se sabe que tal tipo de manifestaciones, aunque se analicen en profundidad, no suelen aportar mucha información sobre los terroristas. Sin embargo no se echan en saco roto por su posible acción catalizadora sobre los terroristas apáticos o dormidos.
De todas formas, lo realmente interesante para que la sociedad no se alarme en exceso es saber que las fuerzas de seguridad trabajan en continuidad creciente, hora a hora, día a día,…, y que nunca lo hacen al compás de los comunicados terroristas, ya que siempre intentan estar por delante.
Lo importante es lograr que los violentos nunca marquen las pautas, los métodos, los tiempos,…, de un trabajo, el contraterrorista, que busca siempre frustrar sus acciones antes de que se produzcan, incluso aquellas de la emisión de su propaganda.
Y es que ésta, además, puede ser una vulneralibilad para el grupo terrorista que la emite por desvelar la permanente incoherencia y falsedad de sus planteamientos.

domingo, 30 de noviembre de 2008

GLOBALIZACIÓN, GLOBALISMO Y GLOBALIDAD


GLOBALIZACIÓN, GLOBALISMO Y GLOBALIDAD


Fernando Pinto Cebrián


El “Imperio” del Oeste ha renovado su jefatura y se habla de cambio con derivada “global”. Un “Imperio” que se dice necesitado de transformaciones, tal vez porque se ha dado cuenta (no se si ahora) de su declive “global”.

Desde allí se nos habló mucho antes de la “crisis o del fin de la historia”, de “los últimos días del presente”, del “pensamiento único” de la “mundialización o globalización”, de la “aldea global”, etc. En definitiva, de los profundos cambios que, sobre la concepción del mundo, tales ideas dispersas en el ámbito mundial (¿a propósito?) producirían.
Los debates sobre tal concepción, entre los partidarios de la “globalización” y de la “antiglobalización”, no se hicieron esperar, y aún hoy nos siguen persiguiendo acentuados con el catalizador de una crisis económica/financiera “global”.
Unos deseaban y propiciaban tal “globalización”, otros la rechazaban y trabajaban en su contra, mientras que los indiferentes observaban.
Los primeros, eran los “descubridores” de la panacea a sus planteamientos “mundializadores”.
Los segundos, dándose cuenta de la presión “globalizadora” unidireccional en el terreno económico y de algunos de sus presuntos efectos negativos (desequilibrios económicos, desigualdad e injusticia social, limitaciones políticas, etc.), plantearon una “antiglobalización” que, unificada sólo en cuanto a la necesidad de escapar de alguna manera a aquella, intentaba al mismo tiempo compensarla con el añadido de unas “globalizaciones” específicas: cultural, política, de aplicación de los derechos humanos,…, dando lugar realmente, desde la “antiglobalización”, a una “globalización” multidireccional.
De todas formas, no hay que engañarse, la “globalización” no es un fenómeno nuevo. Lo “global”, la “globalidad” en el sentirse “ciudadano del mundo” conviviendo con las diferencias, ha sido una constante en la historia de la humanidad al compás de la aproximación entre los pueblos por medio de su economía (sobre todo), de su hacer político, de las guerras, de su cultura, de sus costumbres, etc., y, además, aunque le pese al poder mundial (o los presuntos poderes mundiales), es un fenómeno sobre el que los “terrícolas” de a pié no tienen posibilidad de decisión. Está ahí, más o menos oculto, y aparece o desaparece según los impulsos de los Estados “globalizadores” sobre los otros, los constituidos en terreno a “globalizar”. Lo que ocurre hoy es que hay una serie de catalizadores que acentúan su presencia: fundamentalmente la rapidez de comunicación de la información y de desplazamientos.
A lo largo de la Historia, han aparecido Estados que, por su poder político, económico, militar,…, fueron capaces de influir en el entorno internacional, creyendo que sus valores y su forma de vida deberían ser adoptados por los demás, y, asimismo, de crear una teoría-ideología al respecto (la suya, claro está): el “globalismo”, con la que construir su “globalidad” (y todos contentos).
Eran los Estados (o el Estado) con poder director de “globalización”. Estados con la posibilidad de generar tensiones entre ellos y sus seguidores por la asunción de tal poder.
A ellos se unieron otros convencidos de los beneficios de tal “globalismo” y actuaron, interesadamente, como repetidores pasivos y activos de su expansión y/o aplicación, pero con la posibilidad de mantener cierta autonomía para poder aceptar o rechazar algunas partes de la teoría “globalizadora”, siempre y cuando no creara conflictos al “director”.
Eran los Estados de poder medio en la “globalización” que podían verse arrastrados hacia las tensiones de los mayores
Otros, sin autoridad alguna, fueron el terreno en el que se jugaba la “globalización”, sobre todo la económica.
Eran los Estados sin poder de “globalización”, y muchas veces sin poder de “antiglobalización”.
Y ahora, en un mundo así repartido (con variaciones lógicas por el correr del tiempo), la “globalización” y la consecuente “antiglobalización”, siguen adelante.
Ambos fenómenos continúan presentes en base al supuesto de que la “globalización” une y al mismo tiempo separa, pero que si sabemos evitar aquello que disgrega podremos alcanzar la “prosperidad global”.
Ideas en tal sentido, tanto a favor como en contra, todas
El ex Presidente Clintón apuntaba en Madrid (Conferencia en la Fundación Rafael del Pino, 2001) que “lo importante no es si la globalización seguirá adelante, sino de que manera lo hará”. Su globalización, por supuesto económica, en la que expone con claridad los tres Estados expuestos: el director, el asumidor y los que hay que globalizar, para que funcione ha de "implicar a todos los países” amigos, ya que “si no trabajamos juntos, nunca venceremos a nuestros enemigos”.
Bien.

¿Y en la actualidad? ¿Habrá cambios tras aquel apuntado al comienzo? ¿Habrá, como primer paso, una “desglobalización” de la economía “globalizadora” anterior? ¿Nacerá una nueva “globalización” económica que tenga en cuenta los errores cometidos? ¿Se escucharán las voces de los “antiglobalizadores” y de los “globalizados” a la fuerza? ¿Se caminará hacia una “globalización” completa, uniendo lo económico a los demás aspectos de la sociedad global?...
Difícil encontrar respuestas desde el pesimismo actual, sobre todo cuando la prioridad de resolución de los problemas económicos se conjuga con otros frentes en los que también es necesario intervenir: guerras, terrorismo “global”, fracturas en el Derecho Internacional, en la Convención de Ginebra, en los Derechos Humanos, recuperación de la diplomacia pacificadora, y un largo etcétera.
Veremos.