sábado, 9 de febrero de 2013

MEDICINA Y FARMACIA TRADICIONAL DE LA TRAB EL-BIDÁN


 


INTRODUCCION

Como tal haremos aquí algunas aclaraciones y consideraciones puntuales que nos permitan viajar, con la adecuada comprensión, dentro de la ciencia médica y farmacéutica de la africana y sahariana “tierra de moros”, la Trab el-Bidán, literalmente Tierra de los Blancos, situada al Oeste del gran Sahara (el gran desierto o la gran nada), en oposición a la Trab el- Sudán, Tierra de los Negros (también Bilad el-Tekrur).

Espacio geográfico, en el que desde antiguo se define y aplica una medicina y farmacia “tradicional”, que abarca, bajo consideración histórica y no política, el territorio comprendido por una pequeña zona de Marruecos, parte de Argelia, de Mali, todo el Sahara Occidental y toda Mauritania; territorio que acoge a los nacidos de la relación, en origen, entre los bereberes asentados con los árabes procedentes del Norte (mezclados también ocasionalmente con otros africanos más al sur), y que permanecen ahora unidos bajo una misma religión, el Islam (sunnitas de rito malekí), una misma lengua (al margen de otras minoritarias de origen negroafricano como el pulaar y el wolof), el hassanya, excepción hecha de los tuaregs que hablan el thamasheq o tamahaq, las mismas costumbres, la misma estructura social en base a la familia (ahel) y la tribu (kabila), y un estilo de vida tradicionalmente nómada o seminómada en su mayoría.

El calificativo de “tradicional” ajustado a dicha medicina, acogido también por los actuales habitantes de la Trab el-bidán de hoy, apunta a aquella medicina que ha sido construida de generación en generación durante siglos gracias a la transmisión oral (memoria colectiva) de los conocimientos, fruto de las experiencias prácticas sobre las enfermedades a través del sistema de ensayo, error-acierto, respecto a picaduras, mordeduras, heridas y fracturas, accidentes propios de la vida nómada en el desierto, vida en la que la búsqueda de la salud, tanto en las personas como en los animales era de absoluta necesidad para poder sobrevivir en tal medio hostil, y, así mismo, basada en el saber de  los remedios o medicamentos que, obtenidos en su entorno, han sido dedicados tradicionalmente a la curación de hombres y animales.

Conocimientos y experiencias procurados fuera de las escuelas y universidades de medicina y de farmacia tal y como los conocemos hoy (“aquellas de los extranjeros”), escolásticas, no “tradicionales”, que, aunque en general las respeten, también son criticadas por los “tradicionales” en algunas de sus historias o cuentos por sus virtudes “inferiores” en comparación con las propias.

No ha de extrañar entonces que la medicina “oficial”, la “moderna”, la “convencional”, no sea considerada por los habitantes de la Trab el-Bidán como una terapia alternativa a la “tradicional”, ya que ambas siguen caminos diferentes aunque el objetivo, la sanación del enfermo, sea común; hay que tener en cuenta que para el bidán  no hay distinción entre la medicina “tradicional” y la moderna ya que todos los métodos y procedimientos de cura han sido creados por Allah (según el Haditt –dicho- del Profeta: “Dios no ha creado las enfermedades sin crear sus remedios conocidos o ignorados”).

Así, la medicina “tradicional” es lo que es sin más y no buscan problemas de encaje con otras definiciones posibles al uso (naturista - tal vez la más próxima -, homeopática, “verde”, etc.) para justificar su presencia al lado de la “oficial”.

 Una medicina, la “tradicional”, que se sigue practicando a pesar del desinterés de algunos, junto a una farmacia que  continúa empleando la mayoría, en ocasiones sin acudir al médico, en atención a la existencia de una gran variedad de medicamentos de eficacia probada a lo largo del tiempo (hay quien admite que su fisiología se adapta mejor a éstos medicamentos que a los venidos de fuera), elaborados a partir de hierbas, aceites, productos animales y minerales locales, menos caros que los medicamentos “modernos”.

 Aquí hablaremos pues, de esa medicina tradicional, unida en algunos casos a la veterinaria, y de la farmacia que la acompaña, de los médicos y de su obra didáctica, de la relación de esa medicina con la alimentación y su cocina (preparación de los alimentos), de la religión presente como elemento de unión entre la salud espiritual y la corporal, y de viejas supersticiones aplicadas a las dolencias, que, aunque se digan rechazables, hay quien cree que ayudan a alcanzan la salud.

 A pesar de lo dicho no hemos de considerar dicha medicina como una entidad única, organizada en un único cuerpo doctrinal habida cuenta de que sólo existe, a pesar de puntos generales en común, la unidad genérica alcanzada por su popularidad y la que cada médico o familia de médicos otorga a su hacer.

Así veremos cómo se emplean algunos medicamentos (vegetales, animales y minerales) como remedios en tratamientos distintos para las mismas enfermedades según nos encontremos en Mauritania, en el territorio del Sahara Occidental (antes Sahara español) o aquel del Azawad o de los moros tuaregs.

De ahí el lector ha de comprender la dificultad de manejo de las fuentes orales, en algunos casos poco abiertas al estudioso ajeno, que es posible hayan inducido algún error y olvido, por lo que pedimos disculpas anticipadas, no obstante, la grandeza de la medicina y farmacia tradicional del nómada de la Trab el-Bidán nos obligó a seguir adelante buscando los contrastes necesarios en aras de la objetividad y rigor debidos.

 

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