miércoles, 31 de marzo de 2010

SEGURIDAD-INSEGURIDAD

Fernando Pinto Cebrián


Lamentablemente, los terroristas nos pueden sorprender con imprevistos violentos que, a pesar de los medios empleados en su contra, transmiten a la sociedad cierta sensación de inseguridad y el convencimiento de que hay fallos en la seguridad del Estado.

Es indudable que el fallo existe si el atentado se perpetra, puesto que la seguridad no ha actuado con la rapidez y la eficacia necesaria para adelantarse a la acción terrorista

Sin embargo, sin relativizar los daños sufridos ni justificar posibles errores, se ha de saber que, como se sabe que la seguridad nunca es perfecta, los sistemas que la proporcionan siempre se están revisando, y que, a pesar de ello, siempre es posible dejar abierto, no por negligencia, un resquicio de inseguridad.

Ambos conceptos, seguridad e inseguridad, están unidos irremediablemente.
Se está seguro cuando estamos fuera de todo peligro sintiéndonos, como consecuencia, seguros y no inseguros
Se está inseguro cuando hay falta de seguridad, sintiéndonos entonces no seguros.

Fuera de la relación del hombre con los peligros de la naturaleza, en el “juego” humano de tal relación, hace falta la presencia de dos o más voluntades hostiles en enfrentamiento, de forma que cada uno de los contendientes, por su seguridad, trata de ocultar, mantener en secreto, sus intenciones, sus medios, sus procedimientos, sus actuaciones…, para intentar sorprender al contrario y cumplir sus objetivos.

En el terreno del terrorismo-contraterrorismo, la voluntad hostil de los terroristas les obliga, para evitar la acción contraterrorista, el planteamiento de la clandestinidad (concepto que reúne secreto y seguridad) y, por parte de los activos contraterroristas aquel de una clandestinidad oficial (también con su secreto y seguridad), que lamentablemente los m.c.s. suelen romper en ocasiones.

Lo interesante para la acción contraterrorista es conocer los fallos de seguridad de los terroristas y ponerles todo tipo de dificultades para que aquellos, no pudiéndolos corregir, cometan más errores y caigan en manos de las fuerzas de seguridad del Estado.

Entonces la información-inteligencia es vital y está demostrado hasta la saciedad su importancia y su valor, tanto como la unidad de las fuerzas políticas y sociales por encima de diferencias e intereses partidistas o de grupo.

Por eso, obviar el trabajo de los expertos en el tema (teóricos y de acción), inventando, especulando, falseando la realidad de la lucha contraterrorista, tal y como se está haciendo últimamente, y más desde una situación de poder político-social, no es más que crear, alarmando a la sociedad, una situación de inseguridad, de preocupación social, de miedo en definitiva (objetivo terrorista por antonomasia).

domingo, 28 de febrero de 2010

LAS DECISIONES SUPERIORES Y LOS ANALISTAS

Fernando Pinto Cebrián


Los analistas de verdad, encuadrados profesionalmente en cualquier ámbito que requiera análisis para tomar decisiones, conocen perfectamente cual es su trabajo y hasta donde llega su responsabilidad.
Saben que han de cumplir, a los requerimientos de inteligencia de sus superiores, proporcionándoles la información necesaria para ejercer su responsabilidad de mando.
Y, tamizada la información recibida mediante todos los contrastes posibles, emiten informes con apuntes, si fuera posible, de prospectiva razonada.
Caso de que la información no se pueda contrastar, siempre se puede apuntar pero con tal indicación.
Asimismo, el analista, si es buen profesional, sabe muy bien diferenciar lo que es fruto de su riguroso trabajo, de lo que son sus opiniones personales al respecto, que puede apuntar en algún caso, sobre todo si se le piden, pero las separa siempre de lo que es inteligencia.
Es razonable por tanto que si el analista no cumple con su trabajo (sus resultados carecen de la objetividad necesaria), equivocando, consciente o inconscientemente, a quien decide, sea sujeto a la punición correspondiente.
Pero si el que decide se equivoca, en ocasiones por no saber mandar, teniendo en su mano un análisis lo más acertado y riguroso posible (que siempre se puede saber puesto que el analista no está nunca solo), enfrentándose a él, adaptándole a sus requerimientos, y/o tomando las opiniones por ciertas,…, entonces la responsabilidad es suya y sólo suya.
Lo que no es de recibo, como se observa en la actualidad (hace poco en la española), es pasar la factura siempre al analista o a los analistas, no reconociendo el propio error eludiendo la propia responsabilidad en aras a mantener los privilegios del puesto.
Así no se llega a ninguna parte, los analistas se desmoralizan, siendo cada vez más difícil encontrarlos (aquellos que lo son de verdad y no hacen poesías de la realidad), y los mandos pierden la confianza que aquellos y demás subordinados deberían tener en ellos.
¿Es tan difícil centrarse por ambas partes en una profesionalidad responsable?

jueves, 7 de enero de 2010

DEMAGOGIAS

Fernando Pinto Cebrián


Todo el mundo, unos más y otros menos, de forma consciente o inconsciente, en algún momento de su vida ha “halagado” a su propia “plebe”, en un intento de manipularla en su propio beneficio.
Unas veces con el único objetivo de “tener razón” en una discusión, otras convencer para obtener algún favor,…
Y casi siempre sin saber realmente de lo que hablamos, y mintiendo como bellacos.
Da igual, el caso es quedar por encima…
Esto es una realidad tangible a nada que observemos con atención a nuestro alrededor o miremos “nuestro ombligo”.
Y no pasa nada, porque los resultados, en estos casos, no suelen ser trascendentes.
Otro “gallo canta” cuando hablamos de agrupaciones diversas, de partidos políticos, de instituciones,…, con sus expertos en demagogia, halagadores de una plebe que es ya todo un pueblo o una parte importante del mismo.
Demagogos profesionales bien formados y entendidos en la materia.
Finalidad: que su grupo alcance lo que la ambición (en ocasiones poco honrada) de sus dirigentes marque “en beneficio de ese pueblo”.
Y no importa el color con que tinten sus ideas o aquel con que nosotros los vemos.
Ahora, su demagogia, planteada según afirma en la “verdad” (muchas veces a medias) se nos transmite por todo tipo de medios, se supera ya la oralidad de aquella interpersonal a la que hacíamos referencia al principio.
Se nos presenta en prosa, en poesía, con música, con acompañamiento de imágenes, escrita o hablada, cantada,..., aprovechando todo tipo de medios de comunicación.
Y lo peor no queda ahí.
Está en los seguidores de tales demagogos, aquellos que creen que piensan pero que sólo piensan lo ya pensado sin sumar opinión alguna, y que, a su vez, siempre con menor arte y menor acierto, con pretensiones de escritores, de poetas,…, repiten lo mismo a través de incansables y fatigosos correos electrónicos, mensajes telefónicos,… !una pesadez¡
Demagogos éstos que, además son capaces de erigirse en jueces o árbitros de cualquier contienda existente, o que, a su juicio, debiera existir…
Y sin darse cuenta de que los que sufrimos sus embates, de aquellos de primera fila y de aquellos de última, nos damos perfecta cuenta de sus maniobras, su machaconería continúa.
¿Dónde está el equilibrio?
Primero en la comprensión de la existencia de todo este tipo de demagogias.
Segundo en el contraste entre todas ellas buscando las intenciones reales
Tercero en la determinación de no hacer caso de los “envoltorios”, sino tan sólo a los resultados.
Cuarto en cerrar los oídos a los demagogos de última fila, hacedores de ruido.
Y aún así, alguna parte de nuestro cerebro resultara dañada…
¿Será mi caso?

viernes, 25 de diciembre de 2009

LUÍS DUEÑAS HERRERA EN LIBERTAD


LUÍS YA ESTÁ LIBRE

¡POR FIN!


Antes tenía que haber sido, pero la total incomprensión de sus captores, fundada en el no reconocimiento de la verdad de su inocencia y en interéses bastardos, no lo permitió.

Lo que ellos no sabían es que, a pesar de todo, el espíritu de Luís estaba lleno de libertad.

Una libertad que no le pudieron robar nunca, ahí radicaba su fortaleza...

Pero es la hora de la alegría por encima de todo, por encima de cualquier crítica, del posible rencor...

Sus captores tal vez no sepan lo que es perdonar, nosotros si.

Imaginad el corazón de sus familiares y amigos..., de todos...
¡Que felicidad!

LUÍS YA ESTÁ LIBRE.

domingo, 1 de noviembre de 2009

LO POSIBLE, LO NECESARIO, LO QUE SE PUEDE


Fernando Pinto Cebrián

No hace falta pasar por el formalismo de definir con exactitud cada una de las locuciones citadas, todo el mundo las conoce y las emplea de forma similar.
Pero, si hay ciertos matices diferenciales en su definición, es en su empleo, cuando las relacionamos con una acción determinada y sus resultados, donde radican realmente las diferencias reales de su interpretación, desde la realidad a la demagogia.

Veamos.

Si bien decimos que hacemos lo posible o todo lo posible cuando ponemos de nuestra parte todo aquello, sin omisión alguna, para alcanzar el objetivo planteado, el resultado, dependiendo si es positivo o negativo, nos hace variar la percepción de ese hacer.
Así, si es positivo, lo posible que se hizo fue realmente lo posible, y entonces nadie lo pone en duda, nadie pregunta.
Pero si fue negativo, si resultó un fracaso, todo lo posible que se hizo puede ser cuestionado en la idea de que algo faltó, ya que incluso si admitimos que cometimos un error, el no darse cuenta del mismo fue una falla en ese hacer todo lo posible.

Si bien decimos que hacemos lo necesario, todo lo necesario, de acuerdo con unas circunstancias determinadas que condicionan nuestra acción, resulta lo mismo que en el caso anterior cuando hablamos de éxito o de derrota.
Se hizo realmente todo lo necesario si se alcanza lo que se quería, no hay entonces ninguna duda.
Y no, cuando no llegamos a ello, puesto que faltó alguna parte de lo necesario que no vimos o nos perdimos al no interpretar correctamente aquello, mudable siempre, que se oponía a nuestra acción.

Si bien decimos que hacemos todo lo que se puede de acuerdo con nuestras posibilidades o capacidades, en la misma línea de pensamiento que en los planteamientos anteriores, también será verdad según el resultado.
Por lo tanto, se hizo realmente todo lo que se pudo cuando nuestra potencialidad fue la ajustada al éxito logrado; pudieron incluso sobrar medios pero con seguridad no faltaron y fueron bien aplicados.
Y no se hizo cuando no lo alcanzamos, ya que, en este mundo de interacciones, en nuestro poder estaba el que, cuando vemos que no podemos, buscar apoyos, ayudas, que amplíen nuestras capacidades a fin de que el ajuste de medios al problema fuera el adecuado.
De todas formas, también hay quien dice que hizo todo cuanto estuvo en su mano y, sin ser verdad, ver corroborado su aserto por haberse alcanzado el objetivo por causas ajenas a sus pobres esfuerzos.
Bien.
Lo expuesto viene al paso de aquellos que dicen que hacen todo lo posible, todo lo necesario, todo lo que se puede, como elemento justificativo del posible desastre futuro o del ya manifiesto.
Por eso se hace siempre necesario analizar de manera correcta la situación en la que se va a actuar haciendo previsiones sobre su evolución, las más probables y las más peligrosas, para de acuerdo con las primeras plantear la acción y con las segundas contar con los medios adecuados para adoptar los cambios necesarios con rapidez y eficacia.

El resultado positivo es realmente lo que cuenta, por eso se hace preciso la mayor objetividad posible y no hablar por demás durante la acción, vendiendo con alegría el producto antes de conseguirlo o llorando por si no lo conseguimos.
Y si esto muchas veces en nuestros asuntos no tiene demasiada importancia, si la tiene, por mínima que esta sea, cuando el interlocutor es un medio, organismo o institución pública donde el elemento pensante, y actuante, no es solo una persona, sino muchas, y además profesionales.

martes, 29 de septiembre de 2009

LOS DUEÑOS DEL "COTARRO"


(sobre los "propietarios" de los "Servicios Secretos)

Fernando Pinto Cebrián

Titular en una revista española: "EEUU investigará la CIA de Bush".

Analicemos.
Para ello, dejando de lado la investigación referida y sus razones, centrémonos inicialmente en la "propiedad manifestada" sin efectuar consideraciones particulares sobre tal Servicio y su "dueño".

En principio podemos apuntar dos opciones generales aptas para cualquier Servicio y cualquier Presidente:
1.- El Servicio "Secreto" es del Presidente, por un periodo de tiempo, el de su presidencia. Es decir, es de su responsabilidad directiva durante tal tiempo.
2.- Es realmente suyo. Dirección analítica absurda, ya que tal institución trabaja por y para la nación, su verdadera propietaria, de ahí su carácter nacional en los países democráticos en puridad.

Sin embargo, en ocasiones, aparece una tercera opción, mezcla de las dos apuntadas.
Aquella que todo el mundo recela como posible y critica cuando se apuntan algunos datos de su realidad:
3.- El citado servicio, dominado, más que dirigido, por una dirección política que soslaya cuando quiere los temas, permanentes o variables, considerados de Estado, y que es utilizado para intereses partidarios o particulares.

Ahora si es conveniente añadir el tema de la "investigación", ya que la opción 3 arrastra tal cúmulo de mentiras, de irregularidades y de irresponsabilidades que resultan, con el tiempo, difíciles de cubrir.

La denuncia externa de los que se sienten engañados y la interna de los que se sienten obligados a obedecer no suele tardar en aparecer en los m.c.s., actuando de catalizador de la necesaria investigación.
Denuncia que acusa a aquellos que, creyéndose dueños del "cotarro", aplican, para su propio interés o el partidario, el "ordeno y mando", el "investíguese y fíltrese", el "olvídese y desaparezca", el "asciéndase al amigo y húndase al contrario",...

Y mientras "no pasa nada", desde "su" impunidad, el bloque profesional subordinado sufre sus embates y los de la sociedad que les acusa, porque los dueños del "cotarro" no suelen admitir nada...
Se anuncian entonces todo tipo de cambios, entre ellos los que el voto nacional con cambio de responsables produciría...
Y lo peor entonces sería seguir igual tras la aparición de otros dueños del "cotarro" en pugna con los anteriores...
Y lo ya diabólico, es que esto, tan simplista, se vea aplicado a cualquier institución, órgano..., tanto político, como económico, social, etc.

¿Alguna vez aprenderemos?
Tal vez si, aunque para algunos todo depende del lado de que dueño del "cotarro" se esté..

domingo, 30 de agosto de 2009

ESTEREOTIPOS


Fernando Pinto Cebrián



En muchas facetas de nuestra vida, como no lo sabemos todo, actuamos apoyándonos en estereotipos.
Sería difícil no tenerlos en cuenta.
Su presumible inmutabilidad nos empuja a actuar, si así lo decidimos, en una dirección determinada que creemos la segura.
Los m.c.s, los grupos políticos, económicos,…, los crean y los difunden, en ocasiones interesadamente, creando sus “verdades”, muchas veces engañosas y contradictorias…
También nosotros desde nuestra formación, experiencia, información que nos llega, entorno social en el que nos desenvolvemos, creamos, a veces engañándonos, nuestros propios estereotipos.
Es así como se llega a conclusiones rápidas; en cierta forma pensamos: cuando ocurre el estereotipo A y luego el B, aparece el C.
Sin embargo dicha formula, expresada aquí en esquema, no siempre es correcta.
En ocasiones A +B no es siempre C, ya que el estereotipo A está equivocado, contiene sólo una parte de la verdad (se transforma por ejemplo en “a”), y lo mismo pasa con el B.
Y como consecuencia no se produce C, sino cualquier otra letra del abecedario.
El factor humano, variable per se, y su entorno, también inestable, promueven sorpresas de tal tipo.
En la toma de decisiones intrascendentes no pasa nada, se corrige en lo posible la dirección y se toma la nueva.
Sin embargo, hay que tener cuidado cuando se toman las decisiones con estereotipos no bien fundamentados en aquellos aspectos de vital importancia.
El resultado puede ser entonces grave.
La oposición a los hechos terroristas de cualquier índole crean también estereotipos en los medios, en el ámbito político, en la sociedad, etc., que pueden ser peligrosos, porque cuando no se produce el C, del que antes hablábamos, se carga negativamente contra los que dirigen tal lucha y los que la realizan.
Y ya es el colmo cuando se habla de suerte y no de profesionalidad, cuando a pesar de no darse el C, por previsión-prospectiva se acierta en el dominio del nuevo resultado (el D, el E,.., el que sea).
Por eso, cuando las cosas no están claras, no hay que crear falsa (o ciertas, quien sabe) expectativas fundadas en estereotipos.
Y menos a nivel de análisis profesional.
En este asunto no vale el “vamos ganando”, “el terrorismo está en las últimas”…, o bien, “es un problema a largo plazo”, “así nunca se acabará con el problema”,…
Optimismos y pesimismos no preparan a nadie para la realidad.
Si hemos de creer en alguno sería aquel de que la unidad, la coherencia en las decisiones y la profesionalidad permitirán alcanzar el C, el D, etc.
Aquel, no importa la letra, que fuera el resultado final definitivo y positivo del problema.